Zona Cero

Nuevo gobierno para Guerrero: difícil pero no imposible

Roberto Santos
Finalmente termina el fallido gobierno del Roger y sus cínicos secuaces. Queda demostrado que un doctorado no hace mejor político ni siquiera buen lector de la realidad, tampoco otorga ética ni vergüenza alguna. Jodido llegó y sus cercanos cuentan que en ese equipo hay nuevos ricos. 

Es cierto que hay expectativas en el nuevo gobierno. Y cómo no habría si Ángel Aguirre gobernó a través de su sobrino, cuya incapacidad para hacerlo pronto quedó demostrada. Esta carencia, sus amigos de Ángel y familiares la superaron con la habilidad para hacer negocios con la administración pública. 
El de Ángel no tuvo eficacia y fue un gobierno del desastre: por causas naturales y por su nefasta administración de los recursos e incapacidad para manejar sus crisis, cuando lo agarraron con las manos en la masa o más bien dicho en la amena y dichosa acción de brindar con sus cuates.
Jamás estuvo en él la intención de atacar la inseguridad y prefirió dejar hacer dejar pasar. 
El veinte por ciento de las obras fue otra de las acciones nefastas del gobierno de Ángel, que tan mala reputación le dio a él y a su hermano.
Nada puede ser peor como los gobiernos anteriores. El de Roger fue de caricatura, con muchos excesos y nulos resultados.
La ciudadanía votó por Héctor Astudillo y le otorgó la confianza de guiar el destino del estado. 
Es palpable la molestia existente ante lo corrupto, la neglicencia, el abuso del poder y el olvido por los que necesitan de acciones de gobierno con interés social. 
Hace falta atender la inseguridad y frenar los feminicidios en el estado. 
Es cierto que la obra pública es importante, pero lo es más, atender la parte humana; esa que ha sido olvidada por los gobiernos anteriores en su cinismo de cerrar los ojos para conferirles a las víctimas de la violencia un número estadístico y a veces ni eso.
Con honestidad, atención sincera, verdadero compromiso con la población y los sectores sociales muchos cambios se van a sentir en la manera de gobernar de Héctor Astudillo. En sus manos está hacer los cambios y mostrar una manera distinta de gobernar y no regresar a lo que fue el PRI caciquil y autoritario. Él y su equipo tienen una gran tarea, nada fácil, pero tampoco imposible.

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