MEMORIA DE LA COSTA GRANDE

Luis Márín Sánchez “La leyenda viviente del basquetbol Guerrerense” 

Son treinta años de amistad sincera, hermosa y diáfana; además se conjuga la admiración por la magia que tiene para jugar el basquetbol, que ha perdurado a través de decenios.

 La entrevista no tan sólo era urgentísimamente obligada sino resultó deliciosamente amistosa. Sin tapujos ha caminado con la verdad a flor de labios, su sinceridad le ha cosechado decenas de amigos y un profundo sentido de la honestidad, de la responsabilidad y el honor es y será siempre su carta de presentación.
 Se le expresa el motivo de la visita, y la sorpresiva solicitud le dibuja una enorme sonrisa, a lo que inmediata e instantáneamente le provoca una cascada de recuerdos que se agolpan en su mente. Tan sólo la mención de sus orígenes naturales le emocionan, la inducción a nombrar la tierra nativa hace que su emoción se vuelva incontenible: 
-¡”San Nicolás”, tierra bendecida por Dios! En nombre de mi pueblo toda mi vida - afirmó con contundencia y amor. 
 San Nicolás, cuna de gente noble y humilde, perla hermosa del municipio de Coyuca de Benítez, puerta grande y majestuosa de La Costa Grande de Guerrero, con sus lujuriosas y extensas planicies tapizadas de palmeras, enormes filas ordenadas de matas de plátanos y vastos márgenes hidrológicos cubren su superficie
 Luis Marín Sánchez es originario de San Nicolás, que ha sido semillero de grandes y excelentes basquetbolistas, que han demostrado su valía a lo largo y ancho de nuestro suelo nacional… y en sus recuerdos dejamos esta historia de amor y cariño por la familia y por la tierra de nacencia…
“Mis padres son don Pedro Marín Benítez (q,e.p.d.) y doña Marcela Sánchez Buenrostro, que siguen siendo las preciosas personas que nos dieron luz y vida terrenal y cuyos valores espirituales se ven reflejados en mis hermanos: César, Herminio, Higinio, Wendy y su servidor, que siempre hemos tratado de guardar la unidad familiar para la tranquilidad de mi madre y de las tradiciones nicolaítas. Mis inicios escolares fueron, orgullosamente, en la Escuela Primaria “Juan N. Álvarez”, antigua institución costeña que ha amamantado a decenas de generaciones, donde he encontrado otro tanto de amistades y que fue la plataforma formadora, informadora y detonadora de nuestras dotes basquetbolísticas, que a la postre han sido la pasión de mi vida”.
Y Luis no lo dice, pero todos sabemos que en aquellos tiempos llegó un seleccionador, buscador de talentos, el cual no tardo tanto para encontrarlo, ya que el zurdo trae en la sangre la afición por este deporte y era la punta de lanza de su escuela. 
 “A la par de esta vivencia, los jóvenes del pueblo querido conocimos las responsabilidades que están destinadas a las familias de escasos recursos económicos... el trabajo del campo ha sido el más pesado en todo el país, porque se hace como dicen por ahí… “a puro pulmón”, pero por tradición familiar y también porque la población no ofrecía otra opción, tuvimos que entrarle al trabajo, al igual que mis paisanos, teníamos que laborar en los arrozales y maizales, saciadores del hambre en el mundo, en el corte y partida del coco, como el fruto más exuberante del mismo pueblo, en la recolección y traslado de los materiales y productos agropecuarios, desde los ocho años, de sol a sol y hasta que Dios mandara...
 Ya por las tardes y ya entradas las noches, las filas de niños y jóvenes se encontraban en la cancha de basquetbol, que era la única opción placentera a la que nos dedicábamos en el santo pueblo. Ahí afirmamos y  reafirmamos nuestras inclinaciones deportivas, siempre al lado de amistades probadas y comprobadas, como: Félix Buenrostro, Fernando Ríos Marín, Osiris Buenrostro, José Herminio Marín “El Niño”, y juntos vamos conjugando la palabra amistad y juego, la magia y encuentro, la entrega y la pasión, para vestir de dignidad y orgullo la tierra que nos vio nacer, a nombre del municipio coyuquense, y también, del hermosísimo Estado de Guerrero”.
 Nuevamente Luis calla para encarrerarse, pero nosotros estamos pendientes para aseverar que más temprano que tarde, en Orizaba Veracruz logran coronarse en el torneo nacional de minibasquetbol, donde “El  Zurdo” se convierte en el alma del equipo, siempre llevando como hasta la fecha, el timón de sus quintetas, marcando tiempos y jugadas, imponiendo ritmos y magias, con su juego de manos y piernas sincronizadas, con imaginación y talento, con valor y con coraje, conjuntando concentración, disposición, constancia y actitudes, donde Luis Marín hace del basquetbol... un arte; de ahí recorren con éxito infantil y juvenil las ciudades de Guadalajara, Puebla, el Distrito Federal y van tocando las más importantes cabeceras municipales guerrerenses, durante las justas estatales, al mismo tiempo que cursa la educación secundaria, rompiendo corazones y arrancando suspiros femeninos que se convirtieron en amores platónicos, ya que el ahora famoso “Zurdo” Marín sólo tenía ojos y pensamientos para Elizabeth, su actual compañera y esposa. 
 La familia es sagrada y como tal, juntos procrean a Nicky, Axel y Grecia, que se han convertido en principio y fin de su existencia matrimonial y a los que viene heredando todo el cúmulo de experiencia en el “Deporte Ráfaga”, y con cientos de amigos que le han prodigado su admiración, pues los títulos que ha portado se cuentan por decenas y en todas las categorías, ya sea en el puerto acapulqueño, en tierras coyuquenses y en el hermoso “lugar de mujeres”.
 De esta manera Luis sigue jugando en nombre de la amistad, adonde se va encontrando y reencontrando con cientos de amistades llanas e inolvidables que llenan su vida de satisfacciones, como Guily Coria, Marcos Serrano e Irvin Cabañas, entre los cientos de amistades que cultiva. 
 “Durante mi vida, sale la oportunidad para estudiar la especialidad de Historia hasta hacerla un segundo arte, pues los alumnos se empapan de esta gran ciencia y ahí vamos conviviendo como amigos con todos nuestros jóvenes, y el entrenamiento diario nos los heredaron nuestros profesores coyuquenses, proyectándonos a puños y puños de alumnos, niños, adolescentes y adultos que se van iniciando en el apasionante mundo de la pelota botada con ritmo, magia y temple, además que ellos siguen conduciendo hacia el triunfo a los equipos que alinean su armonía deportiva y de amistad”…
Así fue la plática con un ser humano extraordinario, que ama a San Nicolás y a Coyuca, que vela por la tranquilidad de su madre, de sus hermanos y de su familia, cuya esperanza se deposita en que Nicky, Axel y Grecia continúen la tradición familiar, para regocijo de Elizabeth, y de uno de los más grandes basquetbolistas que han nacido en el suelo guerrerense. Así sea.
P.D. La historia de Coyuca de Benítez continuará sus derroteros, plenos de amor y de mágica presencia, como uno de los municipios estrella de La Costa Grande y de Guerrero, pues sus habitantes costeños siempre tendrán en sus corazones su pasión por la vida, el cuidado de la naturaleza, que en su entorno es vasta y hermosísima, como cuando se juntan y se conjuntan el cielo, el mar y la arena, en un solo cuadro incomparable de luz, color y magia, por los siglos de los siglos… 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario