MEMORIA COSTEÑA


La educación Sanjeronimense

Como toda población latinoamericana de principios del siglo XX, sólo tenían acceso a la alfabetización los hijos de las familias pudientes que pudieran pagar a una institutriz o a un instructor que asistía a sus domicilios para iniciarlos en el arte de la lectura y la escritura, así como en las operaciones básicas que les permitiera adelantar en su instrucción elemental.

A la vez y en forma consecuente, se empezaron a notar las primeras escuelas particulares que surgían en las comunidades más pobladas, que en el caso de San Jerónimo 87, fue en 1902 cuando el Sr. Encarnación Giles, cariñosamente llamado “Chon”, fundó una escuela para los hijos del pueblo, exactamente hacia la esquina suroeste de lo que antes se le llamó la Plaza de Chapala, que era propiedad del Sr. Margarito Luna.
Ante las necesidades propias del inicio y la organización de una escuela, que si bien tenía el carácter de particular, era inminentemente necesaria para la población infantil y juvenil de San Jerónimo, por lo que el gobernador Manuel Guillén, nativo jeronimense, ayudó aportando sillas y mesas para el uso diario, con la salvedad que para el año de 1908, nuestro instructor tuvo que abandonar esta iniciativa escolar por tener quebrantada su salud.
 Pero el relevo generacional ya se encontraba dispuesto a tomar la estafeta de la historia y fue el Sr. Juan de los Santos García quien ofrece este servicio en su casa, a la vez que la Sra. Dominga Ayala implanta la misma labor pero destinada solamente hacia las niñas, por la sensibilidad que procura esta labor y por el tiempo en que se vivía.
Y así fueron las circunstancias en que se vivieron los avatares escolarizados, pues posteriormente se fueron integrando a esta noble labor: Amado Guillén en 1912, de 1913 a 1916 don Luis Martínez Otero y de 1916 a 1917 el Sr. José Ramírez y doña Apolonia Altamirano, los que a la postre fueron padres de los notables maestros José Agustín, el cantor de Guerrero, y de Alfonso, fundador de la Universidad de Guerrero.
De forma continuada, se destaca como profesora doña Mariana Altamirano, en 1910, que imparte sus conocimientos en la casa que pertenece a la familia Camero Navarrete.
 Pero las circunstancias inesperadas aparecen en la costa, para que en 1918 se suspendieran las actividades escolares por la zozobra que provocaba la constante disputa revolucionaria, y especialmente en esta noble tierra, pues San Jerónimo se convierte en el centro de operaciones mariscalistas y carrancistas en el evento armado recordado regionalmente como “La Guerra de los Verdes”, y sólo de manera irregular, don José Ibarra Torres impartía clases en su casa.
 De manera complementaria, se funda una escuela exclusiva para niños, a cargo de la Srta. Nicolasa Vizcarra, originaria de Acapulco, y ayudada por doña Olaya Solís viuda de Soberanis; también se recuerdan los esfuerzos e iniciativas de la Sra. Loranca que trabajó temporalmente en la casa de Aurelia Solís, sobre las mismas actividades escolares.
 En el transitar del tiempo llega el Profr. Modesto Alarcón, que es auxiliado por Manuel Bello y José Centell, a quien don Luis les debe su tutoría, pues fue uno de sus alumnos más destacados. Así van transitando nuestros tan connotados maestros como Roberto Nogueda Solís, Bernabé Hernández Radilla, Fortino Hernández, Humberto Alarcón y Esteban Luna, entre otros.
 Para 1921 88 y con la fundación vasconcelista de la Secretaría de Educación Pública, se declara la gratuidad y la obligatoridad de la educación de primera enseñanza, por lo que todas las poblaciones, urbanas y rurales, van organizando y promoviendo este inigualable servicio educativo y social, que en las tierras sanjeronimenses inicia sus labores en La Consisturial, que ahora es la sede del ayuntamiento, y quedando de encargado el Profr. José Ibarra, cuyo relevo fue el Profr. Valente de la Cruz, y posteriormente vendría el coyuquense Tomás Guerrero, que cubría la plaza cuando se atraviesa la rebelión Delahuertista, que nuevamente volvió irregular la asistencia escolar… hasta que llegó decidido a trabajar el maestro Juan de los Santos García, quien estuvo hasta 1926, entre sobresaltos, regresos, reingresos magisteriales y nuevas adscripciones laborales, como el de las profesoras Rosaura Liquidano y Manuela Contreras, ya con un servicio escolar mixto.
 Una vez que se adquiere la calidad de municipio libre, las autoridades adquieren la casa que pertenecía a doña Juana Abarca viuda de Severiano y fundan la escuela en la cabecera municipal, cuyo nombre de “Revolución del Sur” se le debe al connotado poeta guerrerense Rafael Romero, que fungió como su director en el año de 1938.
 Así van cumpliendo su labor educativa nuestros inolvidables profesores y por sus aulas y patios van reafirmando y confirmando su vocación educativa: Ascención Sandoval Cruz, Anglés de la Torre, Alfonso Oviedo Domínguez, en 1948, pero ahora con la consiguiente estructura de organización completa, lo que se entiende como el servicio de 1º al 6º grado y haciendo egresar a cientos de alumnos que hoy colman de orgullo nuestra historia regional, con las enseñanzas de Anselmo Ortiz Lucas, Ildefonso Jardón Mata y Vicente Castrejón López. 
 En este mismo año, ante las necesidades comunitarias y el favoritismo de las familias acomodadas, surgieron organizaciones particulares como la dirigida por Apolonia y Esperanza Acosta Berdeja que trabajaban en la Casa Ejidal, sobre las calles Educación y Progreso; el Profesor Sinecio Moctezuma funda el colegio “Hermenegildo Galeana”, al lado de los profesores Rafael Escudero, Eloy Meza Godínez, Ciro Sánchez y Francisca Esquivel, mientras que don Luis Lluch pone al servicio comunitario la Academia de Aritmética, en la calle de Progreso No. 55, con la asistencia de 25 señoritas, entre las que destacaron Graciela del Río y María de los Ángeles Severiano.
 Para 1953 89  y ante el crecimiento de la población infantil en edad escolar, surge la necesidad de gestionar una nueva escuela, y siendo gobernador del estado don Darío Arrieta Mateos, secretario de educación el Profr. Luis Guevara Ramírez y el presidente municipal Julio Radilla Serrano, se cubrieron los requisitos pertinentes para dar paso a la fundación de la Escuela Primaria “Benito Juárez”, bajo la tutela de los maestros Cornelio y Emilia Arzate, que fueron sus fundadores y que siguieron pasando la estafeta educativa a los profesores Flora A. García, el profe Icaza, Carpóforo Escobar Gómez, Bernardina Gatica Nava, María de los Ángeles B. impartiendo las clases en la casa del señor Higinio Meraza Flores, en la esquina suroeste del jardín “Benito Juárez”.
 Ya corriendo el año de 1962 hace su aparición educadora la primera escuela secundaria reconocida como “Hermenegildo Galeana”, cuyo primer director fue Mario Neri Bernal, y que fue promoviendo a cientos y cientos de alumnos que han cursado en sus aulas y han visto la luz de la enseñanza en tan legendario templo del saber. De forma necesaria, se pone a trabajar la Academia de taquimecanografía “Teresita”, de doña Agripina Hernández Portillo. Y en 1967 Félix Neri Arizmendi da participación pública a la Escuela Secundaria Incorporada “Juan N. Álvarez”, para que un año después se empezaran a preparar las primeras féminas en la Academia de Corte y Confección de doña Lucía Gómez de Juárez. 
 Sobre el año de 1972 se funda la Escuela Secundaria Federal “Ignacio Manuel Altamirano”, a través del Profesor Adalberto Basilio Encarnación, en la casa de la señora Ventura Hernández viuda de Abarca, pasando luego a laborar a la Cueva de los Leones, después en la casa de José Antonio Soberanis, para finalmente ocupar su actual edificio. 
 En la misma temporada, la escuela “Constitución de 1917”, en el barrio de “El Tiesto”, ofrece sus servicios educativos oportunamente bajo la égida de Enrique Carrera Juárez. Y por la gran importancia que reviste el suceso se puede apuntar que el 22 de septiembre de 1976 empieza a funcionar una escuela preparatoria popular, que en el tránsito del tiempo, pasa a depender de la Universidad Autónoma de Guerrero, sobre la colonia San José y de donde los jóvenes de la región costeña toman sus estudios de media enseñanza. 
 De la misma manera surgieron tres jardines de niños: “Lucía Alcocer de Figueroa”, teniendo al frente a la Profesora Rosalba Fajardo Palacio, el centro escolar “Juana Díaz Marbán” con Casimira Vargas Galeana y el jardín estatal “Sor Juana Inés de la Cruz” organizado por Leonila Castro Barrientos y fungiendo como supervisoras: Olga Quevedo Gómez y Consuelo Sotelo Abarca.
 Final y felizmente el 2 de septiembre de 1985 inicia sus servicios educativos el Colegio de Bachileres, que tiene como primer director al Lic. Jesús M. Ayerdi Abarca, y el centro de alfabetización mixto que prepara a las personas de 15 años en adelante, como la mejor oferta educativa.
 De ahí pa´l real, la sociedad de San Jerónimo de Juárez ha sido pródiga en hospitalidad, solidaridad y siembra de voluntades sensibles, que día con día cincela el rostro social y el cuerpo cultural de sus hijos naturales de este hermoso rincón costeño.
Esta ha sido la crónica de la educación escolarizada en San Jerónimo de Juárez, salida de la capacidad, la voluntad y el amor a su tierra de un gran y buen hombre como lo fue don Luis Hernández Lluch, para gloria y dicha de su lugar de origen. Así sea. (Desde el hermoso “lugar de mujeres. Raúl Román Román, El Indio de Iguala).

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