OPINION

Fin a los desencuentros

Por Manuel Tello Zapata
De manera oportuna, el Gobernador del Estado Héctor Astudillo Flores, sostuvo el pasado lunes una reunión en el puerto de Acapulco, con setenta de los 81 presidentes municipales. El encuentro tuvo como agenda formal, el análisis del presupuesto para obra pública que manejará cada municipio. Por razones obvias de seguridad, no se hizo público el monto de lo que se destinará a cada uno de los alcaldes. De esta forma la delincuencia organizada no tendrá opciones para someterlos a sus condicionamientos.

El encuentro del Gobernador con los Alcaldes también tuvo como resultado el fin de cualesquier desacuerdo que prevaleciera entre ellos y el Ejecutivo del Estado. Astudillo Flores reiteró a cada uno de los Presidentes municipales que no tiene ningún problema con ellos y no va a confrontarse con nadie. La reunión fue sumamente cordial y se notó el abrazo y apretón de manos que se dieron Astudillo Flores con el alcalde Porteño, Evodio Velázquez Aguirre, quien de manera inteligente parece haber hecho a un lado cualesquier diferencia con el mandatario estatal y la federación.
Como lo dijimos ayer en este espacio, Evodio sabía que su director de Seguridad Pública, Francisco Sandoval, había reprobado el examen de control de confianza desde el pasado mes de octubre. El ahora ex funcionario también presentó un título de abogado por la Universidad Autónoma de Guerrero que carecía de validez, algo que fue certificado por la Dirección de Certificación de Competencia de la UAGro. Sin embargo, Evodio sostuvo a su amigo en el cargo, hasta que explotó la bomba.
El asunto obviamente fue politizado por la Secretaria general del PRD, Beatriz Mojica Morga, quien le dio otra voltereta argumentando que el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, venía a Guerrero solo a politizar las cosas a favor del PRI. El mismo Astudillo Flores aseguró que la actitud del funcionario federal siempre se ha mantenido con estricto apego al tema de la Seguridad Pública, algo que está bien claro. La dirigencia estatal del PRD solamente se está quemando ante la sociedad, defendiendo lo dicho por Mojica Morga, cuando está bien claro que Evodio Velázquez incurrió en una anomalía que pudo tener consecuencias legales para él.
CUIDADO CON LOS MANDOS.
Mientras el Senado de la República se pone de acuerdo para aprobar la reforma que instituya en todo el país, la Policía Estatal Única, y el Gobernador y nuestros Alcaldes se ubiquen bien en el asunto, nuestra entidad continúa bajo el acoso de la delincuencia organizada y aunque esta no actúa en forma abierta contra toda la sociedad, las noticias sobre ejecuciones, secuestros y balaceras, mantiene el desconcierto y temor entre nuestro pueblo.
Mientras son peras o son manzanas, el Gobernador Astudillo Flores debe solicitar al Presidente Enrique Peña Nieto, que le envíe a la brevedad posible los recursos necesarios para comenzar la contratación de personal, para que se forme esa Policía Estatal Única, algo que hoy solo es un sueño guajiro. En cuanto lleguen los recursos, el Gobierno estatal tiene que promover ferias del empleo para contrataR a los nuevos policías que integrarán esa corporación, ya que se requiere de por lo menos cinco mil elementos para poder controlar con éxito a las bandas delincuenciales.
El asunto del ex director de Seguridad Pública de Acapulco, y el conocimiento de que en todo el país operan muchos mandos que no aprobaron los exámenes de control y confianza, obligan a establecer que a quien se debe certificar en la primera etapa es a los mandos en todos sus niveles, desde un cabo, un sargento o comandante, hasta los directores generales. No es tan importante certificar a todos los policías rasos porque entonces nunca se podrá integrar la Policía Única. Estos dependen de los mandos y si estos no están certificados, entonces si nos llevó la tostada.
Los mandos policiacos deben ser evaluados con los exámenes de control y confianza por lo menos cada seis meses y quienes no los aprueben deben ser destituidos. Para los policías rasos estos exámenes no deben se obligatorios en la primera etapa, pero se deben aplicar en forma voluntaria a quienes pretendan mejorar sus sueldos, cargos, o alcanzar un rango cuando alguno de sus mandos sea destituido. Quienes se corrompen y entran en arreglos con la delincuencia son los mandos. Ellos tienen que ser examinados para evitar cualquier forma de colusión delictiva.

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