ZONA CERO

Salir de la violencia

Roberto Santos
Salir de la violencia no será fácil, fue una de las conclusiones del Foro Temático de Seguridad para la conformación del Plan Estatal de Desarrollo 2015-2021, organizado por el gobierno de Héctor Astudillo, y se requiere implementar acciones de corto y largo plazo para atacar la pobreza y marginación existente en el país y en el estado, situación que se convierte en el caldo de cultivo para el crecimiento de las bandas del narcotráfico. 

Algunos ponentes coincidieron en que son necesarias las acciones policíacas que otorguen seguridad a la población, como contención y persecución en contra de quienes delinquen en el estado, pero acompañadas de políticas públicas que atiendan la educación, la inversión y el desarrollo económico.
Son varios los cárteles que buscan dominar el estado, o que se han asentado en ciertas áreas geográficas y son los culpables de la inseguridad, de la violencia y secuestro de la población en la entidad. 
Es cierto eso que se menciona, pero falta poner acento en que el accionar de los cárteles ha causado un alto impacto social y dejando profunda huella en las familias guerrerenses. Viudas, huérfanos, ancianos que han quedado solos, familias desechas y otras atemorizadas, desplazados y viviendo de los apoyos sociales son las consecuencias sociales que tarde o temprano se deben atender. 
Dar prioridad a la parte humana, la social es una demanda que debe empezar a cumplirse, y en estas acciones bien puede destacarse la propuesta del diputado Raymundo García Gutiérrez, quien presentó un punto de acuerdo en el Congreso local, para que los niños que han sufrido la pérdida de uno de sus tutores o los dos, reciban una pensión mensual por parte del Estado para poder proseguir y concluir sus estudios.
Eso evitaría que los niños abandonen la escuela, toda vez que si bien es cierto que el estado está obligado a impartir educación e incluso fomentarla, a través de apoyos económicos conocidos como becas, “lo cierto es que existen vacíos legales que impiden que un buen número de niños y jóvenes estudien cuando los padres, tutores o responsables de la manutención desaparecen, fallecen o quedan impedidos para trabajar”.
Esto situación, “propicia que los alumnos abandonen sus centros educativos, porque se vuelve prioridad buscar medios de sobrevivencia para él o para su familia”, aseguró.
El también presidente de la Comisión de Salud, dijo que el problema de la deserción escolar “resulta preocupante porque todavía hace algunos años los jóvenes que abandonaban las aulas asumían actividades laborales lícitas, pero ahora, en muchos casos, representa el ingreso voluntario o por reclutamiento a la delincuencia organizada”.
Bien por el diputado, cuya propuesta es interesante al pretender atajar la deserción escolar producto de la violencia por el narcotráfico, ya que en la orfandad, el joven se vuelve presa fácil de las bandas delictivas, y  termina por generarse un círculo vicioso que debe ser frenado mediante la aplicación de programas de salud, educación, escuelas de arte, y más que tienen que ver con la cuestión humana.  
Por lo pronto Marco Leyva, también ha anunciado la creación de una escuela de artes, que al parecer tiene el mismo propósito de acercar a los niños y a los jóvenes a estas actividades para alejarlos de la violencia. Esperemos ver pronto los resultados de estas propuestas que no deben echarse en saco roto.

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