MEMORÁNDUM

*** ¿De qué lado estamos?

Gerardo Ruano Cástulo
“Maestro, ¿Qué es la pobreza?”, preguntó el discípulo. En respuesta, le dijo: “había dos hombres que fueron elegidos para representar a sus pueblos en una justa deportiva. Se trataba de una carrera larga. Les fue concedido un tiempo para prepararse, después del cual, se presentaron para iniciar el reto”.

“La importancia del evento, radicaba en que quién ganara cobraría tributo al perdedor. Por eso la expectación era grande. Ambos pueblos tenían toda la atención en la competencia. Llegado el momento, los jueces dieron la salida a los competidores. Los dos lucían bien”. 
Pasado el tiempo, uno de ellos, el que se había entrenado menos, comenzó a rezagarse. Entonces levantó la mirada al cielo y dijo a Dios, “ayúdame señor, hazme ir más rápido para alcanzarle y pasarle”. El todopoderoso se apiadó de él y lo hizo ir más aprisa. Logró pasarlo, más sin embargo, por el ritmo que llevaba, pronto se cansó. Otra vez fue alcanzado y pasado. Al verse otra vez atrás, volvió a buscar la ayuda divina: “Señor, ya tengo pocas fuerzas para correr, así que te pido, que hagas caer a mi oponente. Que le pase algo que lo deje fuera de la carrera y sea yo quien la gane.”
A lo lejos, vio que el otro ya estaba cerca de la meta. Más de repente, se detuvo. Se sentó a un lado del camino. Eso le pintó una sonrisa en el rostro y volvió la mirada al cielo para decir gracias. En cuestión de unos minutos, alcanzó al otro, quien al verle, se levantó y trotó de manera normal, diciendo: “Te estaba esperando”.
No alcanzó a escuchar, por su deseo de triunfo, así que aceleró y antes de entrar a la meta se infartó. El otro, se detuvo para levantar el cuerpo y entrar junto con él a la meta. Su idea: que ganaran todos.
Pobres los que piden a Dios por ambición. Los que desean ganar pidiendo que otros caigan. Rico, aquél que desea que todos ganemos. Que a todos nos vaya bien.” (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
La gente estelar, dice Goleman en sus textos de Inteligencia Emocional, no viven para competir. No están esperando ser reconocidos por lo que hacen. Ya que su gran objetivo, es aportar para que ganemos todos.
Una persona estelar no piensa en avasallar, sino en compartir. Pero dado el alto índice de analfabetismo emocional, vivimos en una sociedad que le rinde tributo a la competitividad. Muchos quieren ser el número uno. Se olvidan del mensaje del humilde carpintero: “Si quieres ser el primero, sirve a los demás”.
En lo personal, me llaman la atención las declaraciones de algunos políticos, que generalmente reprueban a los gobiernos que no emanan de sus partidos. Con la idea clara, de sembrar desconfianza e inconformidad. Al final, esa es la lucha por el poder. Una lucha, en donde se busca que caiga el otro. Que le vaya mal. Lo que es una pena, ya que hoy no está en juego la carrera política de alguien. Lo que está sobre la mesa, es el futuro del estado.
Más allá de pensar en lo político, el que le vaya bien al Gobernador Héctor Astudillo Flores, significa que se le desea lo mejor al estado de Guerrero. Y creo, en lo personal, que menos se ayuda con mezquindades en estos momentos. Ayuda más, quien trabaja para que ganemos todos.
Y es que, si somos honestos, lo mejor que deben hacer, desde las trincheras partidistas, es ponerse a trabajar para aportar, ya que si somos justos, debemos admitir, que todos los partidos, todos, tienen una gran deuda con la gente.
Hoy, por los hechos vistos, de lo único que se puede acusar al Gobernador Héctor Astudillo Flores, es de trabajar en la búsqueda de que ganemos todos. De que a Guerrero le vaya bien. ¿De qué lado estamos? Esa es la cuestión.

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