MEMORÁNDUM

*** Hablemos sin mezquindades.

Gerardo Ruano Cástulo
Jonhy fue un estudiante brillante. Sus altas calificaciones le recomendaban para los mejores empleos. De hecho, tan luego supo de la convocatoria de una empresa de renombre, fue para buscar ganar la oportunidad en uno de los cargos de mando.

Como era de suponerse, Jonhy pasó todos los exámenes con números sobrados. Sus aptitudes lo tenían dentro de la empresa. Conforme fue llamado, se incorporó y de inmediato dio señales de sus grandes conocimientos. A todos dejaba impresionados.
Cierto día, fue llamado por el jefe de la junta directiva de la empresa, quien le encargó un trabajo muy especial. Jonhy escuchó con atención lo que se requería, para después salir y poner manos a la obra.
Antes del tiempo establecido, fue a ver a su jefe para entregar los resultados. La eficacia no impresionó al director de la junta directiva. Es más, a los tres días, Jonhy fue despedido. No lo podía creer. Totalmente abatido, esa noche llegó a un lugar que no acostumbraba visitar. Deseaba bajarse la frustración con unas copas. 
El efecto de las luces del bar, impedían ver con nitidez, sin embargo, distinguió a alguien que se le acercaba. Era su ex jefe, quien le dijo: “¿Qué haciendo muchacho?”. A esto respondió: “Aquí metido, por culpa de alguien que no valoró mi trabajo.”
El ex jefe soltó una carcajada: “jajajaja”, para después decir: “Por eso te despedimos”. “¿Qué tiene que ver esto?”, cuestionó Jonhy. 
“Todo”, le dijo el ejecutivo. “Tienes todas las aptitudes, pero te falta crecer en otro terreno. Siempre eras tú y nunca un equipo. Necesitamos gente que conozca realmente el espíritu de trabajar en conjunto, porque el todo, es más que la simple suma de sus partes.” (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.)
Efectivamente, uno de los grandes problemas que existe en nuestra sociedad, es la imposición de un espíritu necio de competencia, cuando la solución requiere del esfuerzo compartido y solidario. De que todos apuntemos hacia una misma dirección. Y en donde no sean importantes los reflectores personales.
Creo que ese concepto, lo tiene bien claro el alcalde de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, quien, en razón de los hechos, estaría apostando a la participación activa de la gente. Así se entiende el dinamismo inyectado a un órgano ciudadano de participación, erigido como consejo, en el que se encuentran representadas distintas expresiones de la sociedad civil.
Los foros de consulta realizados para la conformación del plan municipal de desarrollo, son también un buen ejemplo del nuevo marco de participación ciudadana, que se abre desde el gobierno municipal.
Es evidente, que el alcalde Marco Leyva, le apuesta concretar en los hechos, lo que es su slogan de gobierno: “Chilpancingo nos necesita a todos”. Y debe ser así, ya que se involucra de manera directa en todos los sectores. Lo vemos desde las jornadas de limpia y rescate de espacios públicos, en donde ha sido el primero en ponerse el overol. Lejos de ser “Chambitas”, es alguien forjado en la cultura del esfuerzo.
También lo vemos en los grandes proyectos que se vienen para la capital. La magnífica relación y la buena sintonía con el Gobernador Héctor Astudillo Flores, se verá en la transformación de Chilpancingo. En donde se impone, ese trabajo conjunto que viene planteando el alcalde Marco Leyva.
A la distancia de 5 meses de gobierno, se pueden decir muchas cosas. Entre ellas, la moderada presencia del alcalde en medios. Más sin embargo, si no nos dejamos seducir por la mezquindad, debemos admitir, que ha privilegiado hacer un trabajo responsable y efectivo, más allá de la vanidad y lo suntuoso. Creo que el de Chilpancingo, es un gobierno de trabajo, que tiene como objetivo, sumar a la colectividad en un mismo gran objetivo. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario