ZONA CERO

La ley de Herodes: “o te chingas o te jodes”

Roberto Santos
Los habitantes de Chilpancingo jamás imaginaron que al votar por Marco Leyva estaban dando pie al surgimiento de algo parecido a la película La Ley de Herodes. Marco Leyva, al igual que Juan Vargas llegan al municipio que van a gobernar y no encuentran dinero. 

Juan Vargas, proviene de un basurero, y es puesto como presidente municipal de San Pedro de los Saguaros, por quien aspira a gobernar el estado. A Marco lo hicieron candidato porque no encontraron algo mejor. Juan pronto descubre los beneficios del poder y la corrupción, que le hacen transformarse en un ser tirano y cruel. Marco Leyva, ha dado el primero paso, y no le dan las cuentas de la feria y pa´ pronto incrementó el predial y las tarifas de agua. 
A Juan Vargas le interesaba el dinero, y a Marco Leyva también.
El edil de San Pedro prometía llevar la prosperidad y la modernidad a ese alejado y empobrecido lugar, y solo le llevó desgracias; él mismo fue la peor de las calamidades. Chilpancingo no está muy lejos de parecerse a San Pedro, porque Marco, igual, mucho prometió, pero ha resultado negligente en su administración, y pinta para convertirse en la mayor calamidad para este lugar y para su partido.
La película retrata perfectamente la maneras en que se puede encumbrar a cierto político, proveniente de la nada, porque nada tiene, solo ambición de poder y dinero, y eso puede ser suficiente para encumbrarse en la pirámide del poder. La realidad de Chilpancingo muestra semejante despropósito, aunque se den de topes quienes aprobaron tamaño desacierto.
El estilo de gobernar de Juan Vargas y de Marco Leyva, coinciden. Ambos buscan sacar dinero a los habitantes de su respectivo municipio, y hacen los cambios legales que sean necesarios para que así sea. No les importan las protestas ni que los montos sean exagerados. Ambos aplican la famosa Ley de Herodes: “o te chingas o te jodes”.
Los dos reflejan fielmente lo que ya no debe existir en el sistema político mexicano, al desempolvar ese estilo autoritario de gobernar, desenfadado, soberbio, insensible y valemadrista. Juan Vargas puede ser Marco Leyva o viceversa, porque son lo mismo, siguen los mismos patrones de ejercer el gobierno, y aunque a Juan la suerte política lo socorre, parece que al alcalde de Chilpancingo, las cosas no se le darán con tanta suerte.
Su estilo de gobernar, ya encendió luces rojas en varios frentes políticos, principalmente de su partido y de los grupos de poder que en mala hora lo propusieron. 
Marco Leyva se ha convertido en un dolor de cabeza para los priistas. A nadie de ellos le parece la idea de perder la presidencia municipal de la capital en las próximas elecciones municipales. 

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