MEMORÁNDUM

*** Pasan cosas buenas en la capital.

Gerardo Ruano Cástulo.
El pequeño se acercó a su mamá, quien estaba trabajando frente a su computador. Se quedó parado a unos cuantos centímetros de distancia. La señora le había advertido de que no le molestara mientras trabajara. Por eso, al verle le dijo: “¿Qué se te ofrece hijo?”.

El niño comprendió el sentido de la pregunta y decidió regresar a jugar. Pasados unos minutos, fue de nueva cuenta hasta donde trabajaba su mamá. Otra vez, una mirada de reojo de la señora y la pregunta: “¿Qué se ofrece hijo?”.
El pequeño permaneció inmóvil y sin decir palabra. Entonces la mamá volvió a insistir, pero con un tono de voz más alto: “¿Qué quieres?”. El niño le respondió: “Un abrazo tuyo”. Ella le dijo: “¡Dámelo, ándale!”.
“No puedo”, indicó el niño. “¿Por qué?”, manifestó la señora. Entonces, su hijo dijo, “Porque no veo que abras tus brazos”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.) 
Efectivamente, el ser humano se priva de muchas cosas grandiosas, porque no abre sus brazos para recibirlas. Sé es egoísta con uno mismo. Gana el conformismo. Se cierran las puertas a nuevas ideas. Sé cree tener la verdad de la vida. En pocas palabras, se encuentra comprimida la mente. 
La fórmula para que pasen cosas grandes en la vida, es estar dispuesto, con los brazos abiertos para recibirlas. Cuando eso sucede, se aprecia en la actitud. Se ve en el optimismo. Se aprecia en la eficacia del trabajo. Se nota en el crecimiento personal.
Es una lástima, que según los estudios, el 80 por ciento del tiempo, sea mal invertido en cuestiones que no nos permiten avanzar. Se pierde demasiado tiempo en lamentaciones, críticas, chismes, envidias, ambiciones personales, ocio, entre tantas otras. Desde esa perspectiva, es muy complicado aspirar a un escenario de vida distinto. No sucederá, si se sigue cerrado a las cosas positivas. Si se le cierra el paso a la fe y la esperanza.
En lo personal, me agrada saber que hay acciones positivas en la capital del Estado. La apertura de dos bases de operaciones mixtas para fortalecer la seguridad pública. Creo, que es una señal clara, de que el alcalde Marco Antonio Leyva Mena, está haciendo su trabajo. Lo mismo ocurre, con la puesta en marcha de un programa gratuito de dotación de agua en pipas, a efecto de contrarrestar los impactos del tiempo de estiaje.
La suma de esfuerzos con el Gobernador Héctor Astudillo Flores, muestra también, que la voluntad del presidente municipal, está depositada en trabajar para que pasen cosas distintas en la capital. En esa tarea, cuenta con todo el respaldo del mandatario estatal. 
El anuncio de la próxima edición del Festival del pozole y el mezcal, también es un ejemplo, de que los empresarios del rubro, ven en Marco Leyva a un alcalde que trabaja para revertir la situación complicada en la capital. Hay confianza en el presidente municipal. 
Desde esa perspectiva, puedo decir, que pasan cosas buenas en la capital. El asunto, es que abramos los brazos para recibirlas. Es cierto, que la inseguridad, en sus diferentes modalidades, sigue galopando. Más también es cierto, que existen obras y acciones que están apostando por el crecimiento y desarrollo. Del mismo modo, es fácil llevar la cuenta de las cosas malas que suceden, y de las que no es responsable total el gobierno. Porque de hecho, el gobierno se ha convertido en el pretexto ideal para lucrar y evadir responsabilidades.
Criticar, cuestionar y denostar es fácil. Siempre es más difícil construir o reconstruir. Porque bien lo dice la filosofía del crecimiento humano, “lo complicado no son las ideas, sino las personas”. 
Es cierto, que la ciudadanía tiene derecho a estar bien informada. Anótese: “bien informada”. Más creo, que es más grande, el derecho que las personas tenemos por crecer. Para eso, hay que abrir los brazos. Dejar crecer la mente. Esa es la cuestión.

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