MEMORÁNDUM

*** Chilpancingo y el juego del tuerto.

Gerardo Ruano Cástulo.
El niño jugaba cuando papá llegó a casa. Le llamó la atención que traía un parche en el ojo. Por eso le preguntó: “¿Acaso eres un pirata?”. El pequeño respondió: “No, no soy un pirata. Estoy jugando a otra cosa”.

“¿A qué juegas?”, preguntó el padre. “A un juego que nos enseñó la maestra”, respondió el hijo, para después agregar: “¿Quieres saber de qué se trata?”. El señor asintió con un movimiento de la cabeza.
Entonces el niño dijo: “Se llama no ser tuerto”. A lo que el padre indicó: “no son tuertos y ven con un solo ojo”. “Así es el juego papá. Mira, dice la maestra, que por lo general, siempre vemos todo lo negativo. Que por eso somos tuertos. Ahora nos tapamos el ojo que ve solamente lo negativo y de tarea veremos únicamente por el ojo que observa lo positivo”. Es cierto, dijo el señor, “Somos muchos los tuertos, porque nada más vemos lo negativo de las cosas”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.).
Efectivamente, si consideráramos hoy la ley de la atracción, muy de moda en los últimos años, entenderíamos la razón por la cual estamos inundados de malas noticias. La negatividad no puede atraer otra cosa.
Entiendo, con mucha claridad, que hay mucho dolor por la situación crítica que se vive en diferentes puntos de la entidad, pero también entiendo, que lo único que ayuda a un enfermo a levantarse para volver a caminar, radica en la fuerza de la fe y la esperanza. Y la única forma de abonar a esto, es voltear la vista a las cosas positivas de la vida.
Chilpancingo, si lo vemos con ambos ojos, no solamente es problemas. Es más que eso. Chilpancingo tiene gente de trabajo. Mujeres y hombres que se levantan temprano para llevar a sus hijos a la escuela, porque desean algo mejor.
Chilpancingo tiene hoy un alcalde, Marco Antonio Leyva Mena, que inicia sus audiencias públicas a las siete de la mañana, porque desea estar más cerca de la gente. De hecho, ya estuvo en los cinco Barrios tradicionales y en todos ellos se vio reflejada la imagen de un gobierno, que no le huye a la responsabilidad; y que le gusta escuchar y atender a la gente.
Chilpancingo tiene un presidente municipal de trabajo. Se ve en las acciones de rescate de los espacios públicos, donde el trabajo comunitario tiene ya un sello propio de su gobierno. También en las acciones integrales, como la gestión de los talleres de capacitación, que hoy se ofrecen, a quienes están inmersos en los negocios o pretendan iniciar uno.
Chilpancingo tiene a un alcalde que se ocupa del tema de la seguridad. Por algo puso en marcha dos unidades en lugares estratégicos para brindar mejor atención. Por lo mismo, ayer estuvo en las instalaciones de la secretaría del ramo, para entregar estímulos, constancias, cartillas de derechos humanos, y constancias de certificación y control y confianza a policías.
Chilpancingo tiene un presidente municipal que le apuesta a grandes proyectos para la capital. Para eso, suma esfuerzos con el Gobernador Héctor Astudillo Flores. Se vienen los 200 millones de pesos para el agua. Así también el remozamiento del Boulevard. Entre otras obras de gran impacto.
Chilpancingo tiene en Marco Leyva, a un alcalde que privilegia el trabajo por encima de chantajes políticos; y ese, parece ser el punto de la máxima polémica. Esa es la cuestión.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario