MEMORÁNDUM

*** Inteligencia ética.

Gerardo Ruano Cástulo
Todas las mañanas la historia se repetía. Don Paul salía de su casa para caminar y en su andar levantaba la basura para depositarla en los contenedores. Desde la ventana, su vecino, Charles, observaba. Era un adolescente, que en su interior pensaba la forma de sabotear al hombre mayor.

De hecho, Charles salía por las noches a dispersar basura, para ver si Paul se desanimaba. Más no era así. Las caminatas y la limpieza del lugar seguían siendo su rutina. Al ver esto, el adolescente decidió fastidiarle directamente. Para eso, salió de la casa comiendo una banana. La terminó justo frente a su vecino. Entonces arrojó la basura al piso. 
Don Paul le vio tranquilamente y pasó de largo. No levantó la cascara. Charles estaba molesto por no haber hecho enojar al vecino. O tal vez, por no haberle visto humillado, levantando la basura que él había arrojado.
En eso estaba, cuando su hermano menor salió de casa a buscarle. Le vio y corrió hasta él. En su carrera no vio la cascara de plátano. La caída fue inevitable. Impresionante, el golpe en la cabeza. El pequeño tuvo que ser hospitalizado. Su vida corría peligro.
Charles lloraba por la situación. La culpa le invadía. Un día, que estaba inundado por la tristeza, sentado a la entrada de su casa, se le acercó Don Paul. El adolescente le dijo: “Ahora sé porque hace lo que hace. Todas nuestras acciones, buenas o malas, tienen impacto en los demás.” (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.) 
Efectivamente, nadie vive aislado. Todos vivimos interconectados. Viajamos en un mismo barco. Aquella frase de que el mundo es pequeño, se ajusta perfectamente. Lo confirma la era de la comunicación en la que estamos.
Desde esa perspectiva, si sabemos el efecto que tienen nuestras acciones, debemos admitir que muchas de éstas han estado encaminadas hacia el mal. No es casual el escenario donde prevale violencia e inseguridad. De ahí, lo vital de impulsar una cultura basada en la bondad.
Podemos buscar por todas partes. La conclusión siempre será la misma. Hacer el bien hace la diferencia. Por esa misma razón, es buena la puesta en marcha de un programa que lleve como primicia la ética. Que no es algo simplemente armado por una serie de normas morales, sino en esencia: “El arte de la bondad”. 
Alimentar la inteligencia ética hoy es una prioridad. Creo que el Gobernador Héctor Astudillo Flores, quien el día de hoy, habrá de poner en marcha el programa: ética, transparencia y combate a la corrupción; sabe de muy bien de la importancia del tema.
Tan es así, que el mandatario estatal privilegia la ética. Porque lo primero es la bondad. La bondad con uno mismo, la bondad con los demás. Y la bondad con nuestro entorno. Es cierto, el camino es hacer las cosas bien. Hacer las cosas en la luz.
Donde hay bondad hay luz. Donde hay luz hay transparencia. Y donde hay transparencia no hay paso a lo podrido; a la corrupción.
Por lo que implica y por la situación que vivimos, un programa de ética, transparencia y combate a la corrupción, es una magnifica acción del gobierno. Los tiempos claman por la bondad. Porque desde los diferentes ámbitos del gobierno se hagan las cosas bien. Muy buen punto, para un gobernante, Héctor Astudillo Flores, que apuesta por el crecimiento en la inteligencia ética. Esa es la cuestión.

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