De Adicto a ADICTO

     Familias Tóxicas

Ernesto Salayandia García
¿Quién no tiene un hogar disfuncional?
Mala comunicación, gritos, humillaciones, ofensas, violencia, apodos burlones, imitaciones, sutileza venenosa, hipocresía, desorden, impuntualidad, irresponsabilidad, inmadurez, neurosis, aislamiento, miedos, complejos, traumas, abusos, abandonos, autoestima baja, agresión permanente, el meterse en lo que no me importa, criticar sin medida, rivalidad, guerra de vanidades, apegos, terquedad, egocentrismo, indiferencia, mentiras, infidelidad, adicciones, apatía
, el postergar y no cerrar círculos, la danza de los resentimientos, el orgullo, como también el no perdono, son tan solo algunos ingredientes de lo que es un hogar disfuncional, una casa que emocionalmente siempre anda de cabeza, un juego emocional mal llevado, viven juntos, pero están en contra, todos contra todas, no hay paciencia, ni prudencia, ni educación, se aprende y muy bien a pegar directamente en donde más duele, en un hogar disfuncional nos conocemos tan bien que sabemos perfectamente donde tirar el dardo y que haga herida, que duela y derrame sangre, hay sed de venganza, se es histórico e histérico, sin fe, extremistas, porque en un instante amas con pasión, eres capaz de dar la vida por ese ser humano, y al segundo, tan rápido, quieres hasta matar.
Siempre hay alguien así
Poca gente acepta que vive y que tiene un hogar disfuncional.- Caras vemos, emociones no sabemos, mañas menos.- En escena, aparece don perfecto, el que no permite que te equivoques, y si lo haces, es muy feliz cuando te grita en tu cara.- Te lo dije… Nunca me haces caso.- Te corrige en todo, asume el papel de jefe de la familia, es autoritario, controlador o controladora, para que me entiendas, su codependencia hacia el resto de la familia es muy marcada, se llena de adrenalina cada vez que ejerce su poder y su control, ah pero cuando se le salen de  control, el recurso que le queda es gritar con violencia, decir todas las groserías que te puedas imaginar, dramatizar, es un candidato seguro a ganar el Oscar de la actuación, sabe perfectamente hacer sus panchos, por berrinche se tira al suelo, hace un escándalo en restaurantes, en tiendas, y en todos lugares, cuando ve su batalla perdida, se tira al llanto, se hace la víctima y se llena de conmiseración, es un claro prototipo de lo que es una enfermedad tóxica y este es el pan de cada día, los pleitos y una relación hiperenferma, sumamente enferma con cierto olor a podrido.
Los hijos de las familias tóxicas
El impresionante índice de niñas madres en edades de 13 a 16 años, proviene de un hogar disfuncional, igual que el de las madrees solteras, no es la desigualdad social, ni situación económica, ni zona residencial o habitacional, hogares en decadencia los hay en todos lados, de ahí, nacen y se hacen los drogadictos, los ingobernables, los NINIS, que no estudian, ni trabajan, ni hacen nada, ahí surgen los desertores escolares, esos jóvenes que claudican a su presente y a su futuro, la violencia doméstica  los hace inseguros, inestables, se frustran, sus padres, les dan una escuela de cómo deberá ser su vida de pareja, de cómo será su casa, sin valores, ni códigos de ética, esos hijos, son candidatos al fracaso como pareja y como gente de triunfo en todos los sentidos, las toxinas las llevan en la sangre, en su manera de pensar, tienen un pensamiento enfermo, un pensamiento alcohólico,  no son felices y como tal, son incapaces de hacer felices a sus hijos y a sus conyugues, de aquí se generan los suicidios, las depresiones, la neurosis y todas las enfermedades emocionales y qué gran error de tatar de curarlas con medicamento controlado, alcohol y drogas, simplemente porque vas de mal en peor.
La familia está más enferma que el adicto
Por si lo anterior fuera poco, súmale la adrenalina que es tener un drogadicto en casa, me ha tocado  levantar a madres del sótano, más debajo de la lona, cuando un hijo se está matando con alcohol y drogas, mata la armonía de su hogar, destruye lo poco que hay en valores, en armonía e integridad, el hogar se torna un caos, el adicto se convierte en un maestro, enseña nuevos horarios, la mamá pierde su tranquilidad, irrumpe su sueño, se llena de angustia, de dolor y de desesperación, toda la noche es vivir con el Jesús en la boca, sufriendo por si le habrá pasado algo, comienza a conocer una parte de su hijo no muy agradable, se torna un tipo barbaján, corriente, vulgar, agresivo, intocable, este drogadicto en casa, convierte su hogar en un verdadero infierno, se llena de sueños de pompa y poderío, los grandes negocios, las grandes transas, no se ubica en la realidad y  es peor que un terrorista en potencia, no se sabe a ciencia cierta a qué horas va a hacer explotar una de sus bombas, es traicionero, mentiroso, inmaduro, inestable. Luego, me preguntan.- Ernesto porque mi hijo se hizo marihuano, sin ni mi esposo ni yo fumamos marihuana?- La respuesta de mí parte se encuentra en todos éstos ingredientes de lo que es un hogar disfuncional, así de simple.
Después de un drogadicto en casa, ya nada es igual
No tenemos el hábito de la lectura, ni la motivación para capacitarnos, muchos padres de adictos no llegan a comprender la magnitud de la enfermedad emocional de sus hijos, desconocen tantas cosas y por ello se cometen errores garrafales, la ignorancia, el desconocimiento total no hace más que agonizar más el problema, la enfermedad crece día a día, el consumo de una sustancia tóxica como la marihuana o cualquier inhalante, convierte el cuerpo en una esponja, entre más te metes más quieres, la ansiedad crece a caudales, de ahí, el marihuano agrega más sustancias diferentes a su cuerpo, el callejón sin salida se hace infinito, es un verdadero laberinto y regresando a casa, muchos padres, viven un verdadero infierno, se llenan de impotencia y frustración, se desmoronan al ver a su hijo desintegrarse poco a poco, verlo convertirse en un parásito, algunos drogadictos se llenan de tatuajes, como si fueran baños públicos, mientras que la familia, se llena de líneas de expresión en su rostro, líneas que marcan la tristeza, la decepción, la impotencia el inmenso dolor que causa un drogadicto en casa.
La enfermedad es progresiva y contagiosa
Los miembros de las familias, muchos de ellos, están negados, no aceptan que también ellos están enfermos y a veces hasta resulta ofensivo reconocer que se es un enfermo emocional, hay características como la nula comunicación que hay en un hogar, la depresión, así como la neurosis empedernida, también la frustración y la decepción, son emociones que se contagian entre uno y otro, además en este juego emocional, es como si jugaran a la pirinola y el resultado es.- TODOS PIERDEN.-  y es más fácil cortarle la cabeza a un adicto, que quitarle o sacarle la idea de todo el daño que se está causando así mismo y a la familia entera, y mientras no haya armonía, mientras la atmósfera emocional del hogar no este despejada, los problemas serán mayúsculos, por ello, mi sugerencia cuando acuden a mí en busca de ayuda para su drogadicto, es que ellos, la familia, deben de comenzar a trabajar su interior, a trabajar sus heridas del alma, todos tenemos tela de donde cortar, les recomiendo que busquen ayuda en grupos de cuarto y quinto paso para que vayan a vomitar todas las emociones acumuladas por años y que eso produce una pésima comunicación en casa, claro, que en muchos casos, me tiran a lucas, es como lavarle la cabeza al burro, pierdes el tiempo, el agua y el jabón y hasta un patadon, como el burro, te lo pueden dar.
A grandes males, grandes remedios
He cometido muchos errores, pero intento, lucho por ser mejor persona, caigo y soy presa fácil de la neurosis, exploto, pero ahora con una gran diferencia que reconozco mis defectos de carácter, reparo daños, reconozco mi mala acción, ofrezco disculpas, pero de nuevo, trabajo en mi vida ingobernable, en mis defectos en mis patrones de conducta equivocados y en mi mala comunicación, he podido mejorar mi relación con mis hijos y con mi mujer, estoy en paz conmigo mismo, pero vivo mis relaciones tóxicas y día a día, trato de corregir el rumbo, de hablar, tranquilo y de mejorar mi calidad de vida, lo que hoy transmito, es mi propia experiencia, lo que he aprendido a través de los años, el origen del  problema de esta enfermedad está en los hogares disfuncionales, de ahí es donde está la raíz de esta maldita enfermedad perversa del alma, por desgracia nadie hace nada  porque éste mal hereditario cambie, por el contrario, la disfuncionalidad se trasmite a niños y los niños crecen, se hacen jóvenes ingobernables, rebeldes e inestables.- Los ricos también lloran.- Claro que la enfermedad no distingue, agarra a todos por parejo, a ricos y pobres, es lo mismo, negros, blancos, morenos, no hay quien se escape.
La deformación de la sociedad
Los políticos corruptos, las prostitutas, los asesinos, los violadores, los delincuentes en general, nacen y se hacen, nacen en los hogares disfuncionales, los divorciados, los golpeadores de mujeres, de igual manera la gente mal nacida, los ineptos, los timadores, los mentirosos, de ahí vienen. La deformación de la sociedad, tiene solución a corto, mediano y largo plazo, la capacitación emocional en novios y en próximos esposos, no solo es necesario, sino indispensable, deberían capacitarse antes de asumir responsabilidades y que tengan la oportunidad de sanar sus heridas del alma, de sacar sus emociones negativas y darles tarea para depurar los códigos equivocados en comunicación y conductas, capacitarlos también, de manera efectiva antes de ser padres, es más, obligarlos por ley antes de que nazca el hijo a que se preparen emocionalmente, se capaciten para que emprendan una comunicación efectiva entre ellos y en el hogar, a fin de que el niño no sufra el daño emocional que a la larga lo va a convertir en ratero, drogadicto o inquilino de las cárceles, el problema es inmenso, intenso y no hacemos nada, este puede ser el principio, que se legisle al respecto y que la capacitación emocional sirva para bajar los niveles de hogares disfuncionales

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