MEMORÁNDUM

*** ¿A qué venimos?

Gerardo Ruano Cástulo
Había muchos invitados en la fiesta. El lugar estaba lleno hasta el tope. En las mesas, la gente sonreía y degustaba de las sodas y el vino. Sin embargo, pasaba el tiempo y no servían la comida. Quienes más hambre tenían, se alegraron al ver que llegaron las ollas enormes con la carne, pasta y ensalada. Los encargados del banquete, lo llevaron hasta el área de cocina. El problema, es que la responsable de servir los alimentos, había tenido que salir, luego de una llamada telefónica que solicitaba con urgencia su presencia en otro lugar. Quien se quedó a cargo, se encontraba nerviosa y un tanto desesperada, puesto que ya era tarde y la gente tenía mucha hambre.

Más, se ponía tensa, cuando observaba el lugar repleto de personas y veía en los rostros la exigencia de los platillos. En eso estaba, cuando un amigo de la familia, al darse cuenta de la situación, se levantó de su asiento, y se metió a la cocina a servir los platos. 
Una persona que le vio, hizo un gesto de disgusto, así que fue a él para decirle: “¿Qué haces aquí?”. El que servía respondió: “disfrutando de la fiesta”. “¿Cuál disfrutando? Si estás sirviendo los platos”, le dijo aquél. A lo que manifestó: “Si me hubiese quedado sentado. Ya no disfrutaría de la fiesta, porque estaría pensando que debí haber ayudado a mis amigos”. (Del taller de la imaginación de Juan Francisco R.).
Bien lo dijo, el personaje de mayor impacto en la historia de la humanidad, “Venimos a éste mundo a servir y no a ser servidos”. No hay duda, de que el servicio nos aporta paz. Nos aporta crecimiento. Nos genera energía positiva. Nos abre las puertas a bendiciones mayores. El servir, en pocas palabras, es una de las claves para alcanzar la felicidad y el éxito.
En ese sentido, hablar del servicio público, nos debe llevar a buscar el equilibrio en nuestras opiniones. De entrada, porque si bien es cierto, existen temas ineludibles como la seguridad pública, también habría que recordar, la necesidad de contar con servicios de mejor calidad, como  el agua y la recolección de basura, por ejemplo.
También, un gobierno atiende diferentes aspectos que tienen que ver con el combate a la pobreza. La asistencia social, los proyectos productivos, los programas subsidiados, los apoyos a grupos específicos, la implementación de acciones para vivienda, entre otros.
Además de estos y más rubros, tratándose de la capital del estado, tampoco se puede descuidar la imagen de la ciudad. No olvidar, que en los últimos años, se ha hablado de acciones para buscar mejorarle el rostro. Hoy, Marco Antonio Leyva Mena, alcalde de Chilpancingo, hace su aportación en el tema.
La obra que se viene, parece ser de buen impacto. Ya que se trata, no solamente de limpiar y dar otra imagen a la Avenida Alemán, sino de hacer todo un circuito que vaya desde la Alameda hasta la plaza remodelada de Pezuapa, que ahora se encuentra en proceso.
Lograr que esa zona, luzca sin cableado aéreo, sin presencia de ambulantes, y con una policía blanca, que lejos de reprimir, sirva, oriente y mantenga el orden, suena a una muy buena propuesta.
Creo que el alcalde Marco Leyva, tiene bien claro, que Chilpancingo no es puro trabajo comunitario y pavimentar calles; sino una capital que merece también se trabaje en mejorar el nivel de su imagen. Por eso, suena bien la propuesta de cambiar el rostro a todo un circuito central de la ciudad. 
Sé, que la gran mayoría aspira a tener una mejor ciudad. Entre esto, con una imagen distinta, que se pueda disfrutar y que genere un clima de mayor armonía entre la gente. 
Marco Leyva, el presidente municipal, trae diferentes proyectos, y entre ellos, figura aportar para la nueva imagen de Chilpancingo; capital del Estado. Esa es la cuestión.

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