De adicto a ADICTO

Las nuevas ADICCIONES

Por Ernesto Salayandia García
Qué es una adicción?
Es una compulsión, reacción o acción que no puedes evitar, no puedes controlar el corto impulso y hay de adicciones a adicciones, en cierta manera todo el mundo tenemos diferentes tipos de adiciones o dependencias, pero la mayoría de las personas no acepta tener esta tendencia o reconocer que es un enfermo emocional, que ha nacido en ese juego de la ansiedad y la compulsión, quiere decir que el problema de alcohol y drogas es tan fuerte como lo son las emociones, con patrones de conducta negativos, apegos y defectos de carácter, hay quienes sufren y no saben por qué, se sienten en el abismo, la soledad los atrapa, se hunden en depresión y no saben la causa ni el origen, una adicción, tiene que ver con las emociones y son todas progresivas, incurables, contagiosas, burlonas, crueles y de por vida, por supuesto que un adicto cambia en muchos sentidos y en otros se queda estacionado, haciendo las mismas cosas esperando resultados diferentes, un adicto por ejemplo al juego, a los casinos, liga otras adicciones en complemento como el alcohol, las drogas, la adicción a mentir, a justificarse, se hace adicto a la pereza, al conformismo y a defraudar a medio mundo; el robar, el defraudar es una adicción que muchos tienen y no reconocen.

Lo que no puede evitar
Con ese argumento, hay adictos a montón, como la gente sucia y mal educada, mal nacida que no le jala al escusado, esos adictos, son amantes de la basura, la suciedad y los malos olores, hay adictos a estacionarse en lugares dedicados para discapacitados, como que gozan usando ese derecho que no tienen, pero su educación, no les permite ser razonables, adictos a no respetar los señalamientos, a no tomar en cuenta que el automovilista de adelante, está pidiendo una cortesía, como si las direccionales hablaran.- No me dejes pasar, no me dejes pasar, y qué decir de esas mamás que les importa un comino que a la hora de la entrada o salida de la escuela, no respetan la fila y le roban la delantera a todos, como sucede en el banco, en el departamento de salchichonería, del súper mercado, en la fila de las tortillas y en los OXXOS,  los mal educados, son adictos a burlarse de los demás, a no respetar a nadie, así mismo, los funcionarios públicos que aplican la política de atole con el dedo, que no atienden al usuario y les gusta traerlos vuelta y vuelta, esa es una adicción cruel, como la nefasta actitud de sentirse hecho a mano, o que la virgen les habla al oído, hay tantos adictos, como los lujuriosos que les encanta faltarle el respeto a las mujeres de todos tamaños de todos colores y edades, no pueden evitar el ser vulgares, barbajanes, groseros  y corrientes, hay que considerar a los adictos a la impuntualidad, como que los hace muy felices llegar tarde a todos lados, quedar mal con las citas, robarle el tiempo a los demás y justificarse con una bola de mentiras que ni al caso.- Se me ponchó el carro.- Me detuvo un agente de tránsito.- Me quedé sin gasolina. Adictos al sufrimiento, a los dulces, a la soledad.
Adictos a los trastornos alimenticios
Víctimas de la bulimia, la anorexia y la obesidad, como se sabe, la bulimia y la anorexia son similares. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes atracones de comida (comiendo en exceso) y después trata de compensarlo con medidas drásticas, como por ejemplo el vómito inducido o ejercicio físico excesivo para evitar subir de peso. Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, física y emocionalmente. También puede provocar comportamientos compulsivos, es decir, comportamientos que son difíciles de evitar. Un diagnóstico de bulimia se da cuando alguien recurre a los atracones y a la purga de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos atracones no son equiparables a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de pizza y al día siguiente decidir ir al gimnasio y comer de forma más sana. Las personas bulímicas comen grandes cantidades de comida de golpe, generalmente comida chatarra y suelen hacerlo a escondidas de los demás. Frecuentemente comen alimentos no cocidos o que aún están congelados, o sacan comida de la basura. Suelen sentir que no pueden dejar de comer y solo lo hacen cuando están demasiado llenos como para seguir comiendo. La mayoría de las personas que padecen bulimia luego recurren a los vómitos, los laxantes o al ejercicio físico excesivo. Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy flacas y suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas que son bulímicas pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas en su peso, mientras que la anoréxica, sufre por su imagen, sufre por el sobre peso y por ello, no come, mientras que el obeso, le importa un comino el peso, pero estos tres trastornos encierran toda una adicción y son enfermos emocionales, por desgracia los trastornos alimenticios, en su mayoría, atrapan a jovencitas que se hacen adictas a estas tendencias.
La vigorexia, adicción al espejo a la vanidad
Es impresionante el número de gimnasios que hay por todos lados, dato curioso, es que todos están llenos y esto obedece a esta nueva adicción en la sociedad que está ligada a la vanidad, al miedo por la apariencia física, a la búsqueda de aprobación de los demás, al vacío espiritual, hay adictos que son capaces de pasar ocho horas al día en el gimnasio frente al espejo. La vigorexia es un trastorno mental en el que la persona se obsesiona por su estado físico hasta niveles patológicos. Estas personas tienen una visión distorsionada de ellos mismos y se ven débiles y enclenques. Por este motivo, el trastorno incide directamente sobre su conducta alimentaria y sus hábitos de vida, y se caracteriza por realizar una actividad física extrema, abandonando las relaciones sociales y descuidando otros aspectos de su vida, para dedicar todo su tiempo a entrenar. La adicción al ejercicio se acompaña de una ingesta exagerada de proteínas y carbohidratos y el consumo abusivo de sustancias como esteroides anabolizantes, con el fin de aumentar la masa muscular y conseguir un cuerpo musculoso. Este trastorno también se conoce como complejo de Adonis o anorexia invertida, esta adicción genera depresión, frustración dolor, ira reprimida y se ligan a ella, los fármacos, el alcohol y otras sustancias toxicas, además de que estos cuerpazos, en muchos casos, son personas neuróticas, inestables emocionales. La vigorexia, que no está reconocida como enfermedad por la comunidad médica internacional, afecta mayoritariamente a hombres y mujeres jóvenes, con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años. Su incidencia es de cuatro de cada diez mil personas y lesiona severamente su cuerpo con deformaciones por el abuso de esteroides anabolizantes. Como sucede con deportistas de futbol americano, la lucha libre y el box entre otros.
Adictos a la violencia
Los niños que llegan a la escuela hostigando, intimidando, provocando a otros, es porque en sus casas, eso es lo que viven, la agresión de unos a otros, la violencia que vivimos, nace y se hace en casa, el río de sangre que corre por las calles, llanuras y selvas, tiene su origen en la escuela de padres violentos, alcohólicos, neuróticos y estos sicarios se hacen adictos a la adrenalina que provoca sacar un arma en contra de una o varias personas, la adrenalina que provoca cortar cabezas y extremidades del cuerpo, por supuesto, que estos niños se hicieron adictos a los video juegos, a los programas de televisión agresivos, se hicieron adictos a esa adrenalina que provoca violencia y más violencia, arraigada en los machos típicos que son autoritarios, mandones, tajantes, soberbios, pero también, al hembrismo, en esas mujeres que son igual o peor que el macho. Los índices de violencia en todas partes, de violencia doméstica, son muy altos y en cierta manera, estoy niños crecen con otra adicción, la adicción al sufrimiento, al miedo, de ahí, se hacen chiquitos, mediocres, enanos y cuando llega la sustancia tóxica, se sienten liberados, esa es una de las razones que las adiciones en los infantes tiene tanto éxito, porque llenan ese gran hueco espiritual que les ha sembrado y provocado su hogar disfuncional.
Adictos a la autodestrucción
Niñas, en la mayoría de los casos en edades de 12 a 15 años, tienden a hacerse daño a sí mismas, toman en algunos casos, la navaja del sacapuntas y se rallan la piel hasta sangrar, en sus piernas, brazos, manos y abdomen, a este trastorno se le conoce como cutting y atrapa a jovencitas de clase media y media baja, sucede que están en una etapa de depresión, de no aceptación, frustración, ira deprimida, y claro, es el reflejo del abandono, de esa huella profunda del alma de sentirse sola, incomprendida, con una pésima comunicación con sus seres cercanos, hombros caídos, espalda encorvada, cara triste, ese es el semblante de estas víctimas de los hogares disfuncionales, algunas se queman con la braza del cigarro, dejando una marca en su cuerpo de por vida, sin saber a ciencia cierta el por qué lo hacen, esta auto destrucción obedece a su alto nivel de ansiedad, como el comerse las uñas, quitarse mechones de cabello, arrancárselos y quedarse casi calvas, no hay orientación escolar, mucho menos emocional, éstas niñas no encuentran la puerta en ese laberinto profundo y negro, son candidatas al suicidio.
Celularmanía y adicción a los aparatos electrónicos
Cuando voy a las escuelas, algunas maestras están prendidas del celular mientras doy mi plática de prevención a los niños, y les tiro el trancazo.- A ver niños, levante la mano con toda honestidad, el que pase un promedio de cuatro horas prendido de su celular, son pocas las manos que no se levantan, luego, los que están pegados a los video juegos y son muchas las manos que se levantan, después hago mi reflexión sobre esta adicción a los aparatos electrónicos.- El resultado de una adicción, cualquiera que esta sea, tiene que ver con tu autoestima, con tus heridas profundas del alma y por supuesto, con tu ansiedad, debes estar muy alerta para que no caigas en las garras de las adiciones donde los daños son irreversibles tanto para el adicto como para la familia entera, buzos caperuzos. Una sonrisa por dentro y otra por fuera.

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