MEMORÁNDUM

*** ¿Deben saberlo los diputados?

Gerardo Ruano Cástulo
¿Realmente es un problema el fuero constitucional del que gozan los representantes populares? ¿Acaso es un obstáculo, para ejercer la acción de la justicia, en un momento dado?

Las interrogantes anteriores, me recuerdan la analogía de los vasos, propia del taller de la imaginación de Juan Francisco R.; en la que el maestro tiene dos vasos sobre la mesa. Pide a sus alumnos que los observen bien. Uno está limpio y el otro sucio.
Luego, toma una jarra con agua y sirve en cada uno de los vasos; para después pedir a dos alumnos que pasen al frente. Ya estando ahí, les indica que se pongan frente a uno de los vasos.
Ahora, les pide que beban el agua de su respectivo vaso. El del recipiente limpio, la bebe de inmediato. En cambio, el otro ni siquiera levanta el vaso. Por tanto, el maestro cuestiona: “¿Qué pasa? ¿Por qué no bebes?”.
El joven le indica que no beberá agua sucia. Pero el maestro le replica: “Pero tú viste que le eche agua completamente limpia.”. Entonces, el alumno responde: “Si, pero el vaso estaba sucio.”.
“Así es”, afirma el maestro; para después decir: “En la vida, para lograr cambios importantes, siempre será necesario limpiar el vaso. Porque solamente en vasos limpios, el agua se puede beber.”.
Por eso, en lo personal, considero que el fuero no es el problema. Como tampoco lo es una ley anticorrupción. Porque bien lo dice la filosofía del crecimiento humano: “las ideas no son el problema; el problema somos las personas.”.
En efecto, éste tema me recuerda el capítulo de la revolución francesa, donde los grandes ideólogos de ese tiempo, enarbolaban tres ideales: “Libertad, Igualdad y Justicia.”. Pero, al ver la palabra justicia, no faltaron los que se soñaron bajo el filo de la guillotina, así que decidieron cambiar la palabra Justicia, por la de Fraternidad. ¿Para qué aplicarse la ley, si podían negociar como hermanos?
Esa es la nefasta actitud, que más persiste entre nuestra clase política. Por eso, ante las exigencias, han tenido que crear más leyes e instituciones con más cargo al presupuesto. Hoy existe un instituto de la transparencia y acceso a la información, porque más allá de que la gente necesite conocer más, había necesidad de cubrir el detalle de la opacidad y discrecionalidad. Fraternidad. Todos podemos dormir tranquilos, porque hay una ley y un órgano que cuida nuestros intereses.
Lo mismo ocurre ahora con la ley anticorrupción. Las historias de políticos, que abusan de sus cargos para despacharse con la cuchara grande, son muchas. Por eso, surgió la necesidad de ir por una ley de esa índole. Y hoy, en Guerrero, se hace hincapié en el fuero constitucional, por la orden de aprehensión, que existe en contra de uno de los diputados. En donde, hasta los medios le han entrado al juego, para hacer más grande el espectáculo circense.
En el fondo, el problema no es el fuero. El problema es que mientras el vaso esté sucio, no habrá agua limpia para poder beber. El problema está dentro de las personas. La honestidad no tiene nada que ver con las dichosas leyes. Esa cualidad vive dentro de cada persona y no es otorgada por ningún documento.
Nuestro problema no se llama fuero. Se llama deshonestidad e irresponsabilidad. ¿Deben saberlo los diputados? Esa es la cuestión.

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