jueves, 30 de marzo de 2017

OPINION

Funcionario en Acción

Por Manuel Tello Zapata
Emotiva visita realizó el Secretario de Asuntos Indígenas y Comunidades Afromexicanas (SAICA), Gilberto Solano Arreaga, a la casa del estudiante Indígena “Ignacio Manuel Altamirano” ubicada en Chilpancingo, donde fue recibido por los estudiantes que radican en esa sede, quienes lo recibieron con alegría y mucha cordialidad.
El funcionario les ratificó la intención del Gobernador Héctor Astudillo Flores, para seguir apoyando a los jóvenes de bajos recursos, de la zona Indígena, para que puedan estudiar una carrera profesional en la Universidad Autónoma de Guerrero. El funcionario les dijo que por su origen indígena está orgulloso de todos sus paisanos que serán apoyados en todo lo posible, por la Secretaría a su cargo.
Por otra parte, Solano Arreaga participó también en la primera Jornada de Sensibilización “Construyamos un Gobierno abierto”, que organizó el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales del Estado de Guerrero (ITAI), que tuvo como sede el auditorio de la Rectoría de la UAGro.
NINGUNA PROTECCIÓN: FAO
De manera oportuna, la Diputada priísta Flor Añorve Ocampo, Presidenta de la Junta de Coordinación Política del poder legislativo local, se deslindó de presuntamente proteger al diputado Saúl Beltrán Orozco, cuyo desafuero está siendo procesado y ha sufrido retrasos, pese a que los tiempos de análisis y dictamen están dados en la legislación inherente. Flor Añorve expuso que no puede proteger a su compañero de bancada, porque no es la presidenta de la Comisión Instructora, que es la que lleva el proceso.
Sobre el retraso para anunciar el dictamen, la diputada indicó que se trata de evitar lagunas legales. Añadió que las comisiones tienen la facultad de ampliar los tiempos para profundizar en el análisis de los asuntos, sobre todo cuando no se cuenta con todos los elementos de prueba. El Congreso atiende una petición de la Fiscalía General del Estado para que se desafuere a Saúl Beltrán, quien tiene una orden de aprehensión por el presunto homicidio del párroco de San Miguel Totolapan, Ascensión Acuña Osorio, y de un funcionario de ese ayuntamiento.
SRM; NADA EN LA ZONA NORTE. 
Ahora que el Obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, se autodefinió como un amigo de quienes dirigen a los grupos delincuenciales que siembran pánico y terror en Guerrero, así como muchos homicidios, secuestros, robos, etc., resulta oportuno lo dicho por los líderes de Tlachinollan, en el sentido de que el clérigo podría ayudar para esclarecer el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y encontrarlos.
Sin embargo, cuando el Obispo habló sobre sus relaciones con los narcos y otros grupos delincuenciales, estableció que le ha faltado reunirse con alguien de la Zona Norte, porque no se han dado las condiciones. Es precisamente un grupo de esa región: los Guerreros Unidos, quien ha sido señalado por la PGR en el sentido de que los estudiantes fueron asesinados y sus cuerpos quemados (no incinerados) para tirar sus restos en el río San Juan y que no quedara huella alguna de ellos.
Es muy probable que el Obispo no pueda colaborar con el caso Iguala, que ya lleva mucho tiempo sin que quienes manejan a los padres de los 43, acepten que la llamada jocosamente: “la verdad histórica”, es simplemente, la verdad de estos tristes y lamentables hechos. El Grupo Internacional de Expertos Independientes (GIEI), explicó claramente que los estudiantes sustrajeron de la central camionera en Iguala, un Autobús que partiría a Chicago bien cargado con goma de opio. Se trata del famoso Quinto Autobús.
Ahora que se ha confirmado que los grupos delincuenciales asesinan con mano fría a todos los que se atraviesan en su camino afectando sus intereses, resulta muy posible que al confundirlos con otro grupo rival de ellos, los de Iguala asesinaron a los jóvenes, la mayoría de quienes ignoraban y desconocían el cruel destino que les esperaba en esa visita a Iguala de la Independencia.
Desde hace más de treinta años, los estudiantes de Ayotzinapa se han dedicado a secuestrar autobuses de pasajeros para su transporte. Cometen múltiples atropellos y vandalismo pero nunca, el gobierno los ha hostigado o reprimido con la fuerza de las armas. El Ejército Mexicano jamás ha operado en contra de estos jóvenes estudiantes y los gobiernos estatales siempre se han mantenido al margen de esos actos violentos y vandálicos. No tenían por qué agredirlos como se hizo la trágica noche del 26 de septiembre del 2014.

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