MEMORÁNDUM

*Sistema anticorrupción
Gerardo Ruano Cástulo
Existe crisis de credibilidad generalizada. Se ha incrementado el grado de desconfianza entre nosotros mismos. Ni se diga hacia los gobiernos. No es casual, que en elecciones con dificultad se supere el 50 por ciento de los potenciales votantes. Es grande la abstención. El factor más crudo y serio, es la falta de credibilidad.

Infortunadamente, la corrupción ha extendido los tentáculos por todas partes. Ha entrado hasta la cocina. La mala fama de los políticos no es fruto de la casualidad. Pero, el tema tiene mayor profundidad, luego de que se ha convertido en parte de la “vida normal” que llevamos.
Gasolineras que dan litros de menos mililitros. Empresas que se quedan con el redondeo de las compras. Constructoras que se prestan al juego del diezmo. La mordida entregada al agente para evitar la infracción. Pedir favores a cambio de un trámite o mejora laboral. Quedarse con el cambio de las tortillas.
Y si lo vemos en el ámbito gubernamental, existe mucha tela de donde cortar. Por lo que, efectivamente, hay necesidad de recobrar el camino. De transitar por la vía de la transparencia, ética y honestidad. De hacer las cosas bien. De frente a la gente. Y con el objetivo de contribuir a la armonía.
El problema de la corrupción, no radica en tomar un peso o un millón. El tema no es quitar el pelo de un gato. Se trata del rompimiento del equilibrio. Del atentado contra la armonía social. Cuando se toma, lo que no es propio, se altera el orden. La opacidad y falta de ética siembran mayor desconfianza. Incrementan los índices de inconformidad.
Por eso, es un tema que va más allá de los gobiernos. También es tarea propia de cada persona. El espacio más importante que tiene el ser humano, para operar el cambio en el mundo, es en sí mismo. Dejar atrás excusas, como “todos lo hacen”, “el mundo es de los que se ponen listos”, “no me des, mejor ponme donde hay”, “que tanto es tantito”… entre otras tantas. Excusas siempre hay en abundancia.
Ahora bien, ante la necesidad humana de ver algo tangible. Materializado. Hace bien, el Gobernador, Héctor Astudillo Flores, en dinamizar el Sistema Estatal Anticorrupción. Un sistema, que más allá de las posibles sanciones a quienes cometan tropelías en el servicio público; ejemplifica un serio compromiso del Gobierno Astudillista a favor de la ética, transparencia y honestidad.
Porque el impulso de reformas y un órgano no lo son todo. En realidad, lo es la voluntad del Gobernador para dar paso a una etapa distinta. Una era, donde los servidores públicos, tengan como prioridad servir. Entregar buenas cuentas. Y poner su trabajo a disposición de todos los ojos.
Con justa razón, se dice que la mejor forma de predicar es el ejemplo. Creo que eso lo sabe bien el Mandatario Estatal. De ahí, que desde el primer día, ha venido trabajando en esa ruta, de servicio permanente. De manejo aseado de los recursos públicos. Y exponiendo ante todos su gestión gubernamental. Un gobernador, Héctor Astudillo Flores, que trabaja con honestidad y transparencia.
De ahí, que impulsa algo, que realmente vive.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario