QUERIDO DIARIO

(Raúl Román Román)
La pena, el dolor y la desesperación se cernió sobre la sociedad mexicana; los acomodos y reacomodos de la naturaleza perjudicaron para siempre a nuestro país; mucho se habla de que el mismo hombre cava su propia tumba por su falta de conciencia, de sensibilidad y su negligencia, al querer y demostrar empecinadamente como destruye su medio ambiente… de donde vive y convive, de donde come y trabaja, adonde se rodea con otros seres humanos… como sea, pero México tiene una herida comunitaria que tardará en sanar y que se recordará durante centurias.

 Cada quien tendrá su juicio y su criterio, su opinión y debate, pero sobre todo su examen de conciencia, pero lo que sí es contundente y categórico, que esta desgracia colectiva ha despertado a millones de mexicanos al observar el comportamiento de sus políticos, ciegos, indiferentes, insensibles, inconscientes, apáticos, pusilánimes, egoístas, torpes, lentos, demagogos, falsos, simuladores, desvergonzados y ególatras, porque se piensan indispensables, lo que no es verdadero… y la ciudadanía, en especial los de las entidades humanas de la Ciudad de México, Morelos y Puebla, han dado una demostración inalterable de valentía, solidaridad, civismo, cooperación, entrega, amor, decisión, determinación, pero sobre todo, de humanismo, de amor a su prójimo, como lo mandan todas las filosofías del orbe, que es el fondo real y verdadero de toda una familia, de una institución social, de las comunidades estatales, regionales, nacionales e internacional.
Hoy, mientras unos bajarán la cara llena de vergüenza, si es que la sienten, otros se erguirán orgullosos de haber respondido a su tiempo y a sus circunstancias, sabidos que la esencia de la vida es servir al hombre mismo, y aún más, como en este caso de tragedia nacional… mientras los políticos tratarán de poner cortinas de humo y paredes de verborrea falsa… los héroes anónimos nos han servido de ejemplo a sus abuelos y a sus padres, a sus hijos, hermanos y congéneres, de los cuales nos sentimos muy orgullosos.
Y lo que es más claro y evidente, la conciencia nacional se tendrá que rebelar ante las próximas elecciones de nuestra nación, que tendrán que ser el castigo para los apátridas de siempre, para los que simulan la justicia, para los que juegan a la democracia, los que fingen la institucionalidad, para los que en el discurso ensalzan y en la práctica desprecian, para los que en sus palabras revelan su falsedad política y en las acciones de necesidad se esconden como ratas de cañería.
Tendremos que estar entumidos del seso para votar por el político que una y otra y otra vez, roba, miente, falsea, maquilla, engaña, destruye y lo que es peor, deja agonizar y morir a su pueblo.
Sería una verdadera deshonra y desvergüenza para uno mismo, una doble burla para las personas fallecidas en estos últimos eventos y una desfachatez, que a ojos vistos, se tiraran treinta y un mil millones de pesos en papeles, campañas de radio, televisión y prensa, gorras, mandiles, despensas, posters y mega-carteles, para ensalzar y pretender que un y unos “redentores” abordaran el recurso del poder para seguir saqueando las riquezas naturales mexicanas, que aún son muchas y vastas, y entregando a los extranjeros los mantos que la naturaleza ha dado a la tierra mexicana.
Sería una barbarie que dejáramos que todos esos dineros se fueran al caño de la simulación  política, a sabiendas quienes son los políticos y los partidos del fraude, de la mafia y del robo descarado… y más cuando los mexicanos de a pie, nos han demostrado que por sí mismos y de manera decidida y organizada, ya no necesitan de la clase política ambiciosa y rapiñera.
Sólo queda hacer un acto de contrición y ponernos en el lugar que nos corresponde, para de ahí crecernos hacia la mano que estrecha otra mano, hacia el abrazo que fortalece, el saludo que enriquece, la mirada que enaltece y la conducta que nos enorgullece. Así sea.

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