EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ

¡… Hora de irme a la casa!
Por Ramón Durón Ruíz (†)
Hay una hermosa historia llena de sabiduría que le comparto: “Cierto día, un ‘viejo’ catedrático entra al salón de clase y le dice a los alumnos: — ¡Les tengo un examen sorpresa!
Los jóvenes se pusieron nerviosos por el examen, mientras el profesor entregaba hoja por hoja a cada uno de ellos, con el frente para abajo, de modo que no vieran su contenido hasta que dijera en qué constaba la prueba.
Una vez entregadas éstas, pidió que dieran vuelta a la hoja y vieran el contenido. Para asombro de ellos la hoja en blanco sólo tenía en el medio un pequeño punto negro.
Viendo la cara de extrañeza de los alumnos, el profesor les dijo: 
— Redacten lo que ven.
Los jóvenes, muy confundidos, se pusieron a escribir sobre lo que veían. Terminado el tiempo, el maestro recoge las hojas, las coloca en el frente del escritorio y comienza a leer una por una las redacciones en voz alta. Todas, sin excepción, se referían al punto negro de diferentes maneras. Terminada la lectura, el profesor les dijo:
— La prueba no es para darles una calificación, les servirá como lección de vida.
Nadie habló de la hoja en blanco, todos centraron su atención en el punto negro. Eso mismo pasa en nuestra vida, en ella tenemos una hoja en blanco entera, para ver y aprovechar, pero nos centramos en los puntos negros.”1
La moraleja de la historia es formidable: entiende que la vida es un lienzo en blanco para que dejes estampada tu huella, para que tu rico aroma quede por donde pasas. Deja ¡YA! de ver los puntos negros de la vida.
HOY concéntrate en tu grandeza, en construir tu felicidad; recuerda que no es casualidad que estés vivo, mientras otros más talentosos, poderosos, sabios, más fuertes que tu… ¡ya partieron!
HOY sé capaz de conectar con el amor con el que llegaste a la tierra, ensamblarás con una fuerza que va más allá de las reticencias del mundo físico, te llevará a compartir tu dolor y sufrimiento haciendo que mengüen y a participar tus dones y poderes, que hará que se multipliquen.
Te ayudará a saber que a esta vida llagaste para trascender y triunfar, sólo que no olvides que “nadie, nunca triunfa solo”.
A veces ese punto negro puede ser un momento de dolor –físico, mental o espiritual–, si eres sabio sabrás que todo dolor es un maestro que está en tu vida para transformarte, para hacerte crecer como ser humano.
Cuando el doctor dice que la enfermedad es IN CURABLE, sin saber te recuerda que IN significa adentro, es decir, ¡curar desde tu interior! Así que en vez de ver la enfermedad o el dolor como un punto negro, date permiso de ir hacia dentro de ti, ahí donde radica esa poderosa energía de limpieza y salud, en los niveles más espirituales y profundos de tu ser.
Que dejes de ver el punto negro significa que haciendo a un lado las insignificancias, te encuentres con tu esplendor, con el poder que vibra en tu interior y salgas a la vida con un propósito firme. Recuerda que “el que sabe a dónde va… tiene la mitad del camino recorrido”, porque sólo hay una persona que conoce tu grandeza y te lleva a ella… ¡TÚ MISMO! HOY ve la vida como lo que es… UNA OPORTUNIDAD ESPECTACULAR.  
A propósito, un pela’o entra a la cantina y pide “un tequilita y una cervecita”, al terminárselas saca su cartera y ve una foto, la guarda y pide que le sirvan de nuevo. Llevaba ya cuatro tandas cuando el cantinero, intrigado, le pregunta por qué después de beber el tequila y la cerveza mira la foto.
El hombre dice: — Es la foto de mi vieja y cuando empiezo a encontrarla espectacular… ¡SÉ QUE ES HORA DE IRME A LA CASA!

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