TRAZOS…TIME

*Y sin embargo se mueve… Meade 
Federico Nogueda 
Todo comenzó con la estrategia de debilitar al candidato Meade, es una receta parecida a la del 1994, aunque esta no resultó, al expresar: ‘Meade no levanta’, para que todos se la creyeran, algunos se la creyeron, pero la elite de esa ‘Unicidad’ quien lo lanzó, tiene la información diaria del termómetro, y sin engaños, porque al estilo Fouché, mandan a vigilar a los que vigilan, no creyó.

Quien quiere quitar a Meade es el otro PRI, con unos aliados panistas, vaya que, si estuvieron a punto de lograrlo, al grado que, hasta los propios coordinadores de la campaña, por su falta de experiencia aflojaron, o simplemente así son, flojos, se la estaban creyendo. 
Fue una jugada de dos bandas, primero: ‘Meade no levanta’, y la otra quitar al presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, ya que el motivo no pertenece al abolengo priista, y casi era un desconocido antes de llegar al comité nacional, además de vender la idea que, al haber candidato, debe también cambiar al dirigente.
Pero la realidad es que el propio Enrique Ochoa, quien está llevando toda la carga y levantando en el porcentaje que levantó en la precampaña, contra todo en contra, sin que nadie le ayude, y eso se observó en los debates con la rivalidad, él era el mil usos, estaba en todas como una ‘supra posición política’, lo veíamos en todas partes al mismo tiempo. 
Nunca vimos en el lapso de la precampaña entrar al debate, fuerte, duro como lo provocaba Anaya o AMLO, hacia Ochoa Reza, a Eruviel Ávila o al propio Aurelio Nuño, que un poco más participó, en escasos periodos, más bien la crítica los mencionaba o ubica como ‘Office Boys’, chicos de oficina. 
Tan penetró el debate de Ochoa Reza, que la rivalidad tuvo que buscar la estrategia de señalar que la declaración o comentario sobre ‘prietos’, se fueron sobre una actitud de discriminación, siendo que no fue, ya que se está en el albur mexicano, no el gabacho o inglés. 
Si algo se distingue en México es ese surrealismo, decían los extranjeros en los años 40s, o el reírse hasta de la muerte, o todo terminarlo en fiesta como decía el poeta Octavio Paz, pero Mede declaró que Ochoa se excedió, o sea se la creyó. 
Meade, con todo respeto ahorita al final de la precampaña le debería levantarle una estatua a Enrique Ochoa, por su entrega solitaria, desgastante y aparte intrigada labor en favor de Meade, en vez de andar coincidiendo con el cambio de Ochoa. 
Y algo parecido está pasando en los comités estatales en las regiones, algunos quedan solos en el debate, la mayoría que ya son candidatos, muy poco le entran o casi nada, enfrentar las críticas hacia Meade, son escasos, siendo que serán futuros o probables representantes populares, flamantes legisladores. 
En las dos visitas que realizó José Antonio Meade a Acapulco, se le pudo observar en su discurso, que pedía ayuda, que lo cobijaran, y fue demasiado claro, y un poco desesperado, pero los primeros que deben sacar la cara por Meade, son precisamente los que van hacer más beneficiados, y después sus militantes. 
Por ello, cuando se dan los nombramientos de las circunscripciones como tiene dividido su partido al país, entre ellos a Beatriz Paredes Rangel, Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Osorio Chong y René Juárez, es algo más allá de enviar un mensaje de unidad, sino que va con todo para ganar, sin juegos, hacer efectivos.
De decir también, que los otros le han quedado a deber, porque le está apostando a lo seguro con estos personajes, algo parecido lo que está haciendo Andrés Manuel López Obrador, en los estados del país, esta recurriendo a lo más experimentado que tienen de los perredistas ahora morenistas, en los puestos de senadores y diputados. 
Un caso muy emblemático es la señora Beatriz Paredes, un personaje de lo más grande en operación política, incluso por arriba de Manlio Fabio Beltrones, cien por ciento partidista, y sino pregúntense porque la desterraron a Brasil, eclipsaba mucho. Y sin embargo se mueve… Meade, pero para que a Meade lo ayuden él también debe de ayudar.

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