MEMORÁNDUM

***Ver con ambos ojos
Gerardo Ruano Cástulo 
No hay vacaciones, ni receso en el Gobierno Astudillista. La vigilia y trabajo permanente se palpan. Se ve en materia de turismo. También en la oportuna intervención del Gobernador, Héctor Astudillo Flores, para frenar el incremento del precio del transporte urbano en la capital.

Nadie en su sano juicio, puede negar la existencia de un problema serio de inseguridad. Pero al mismo tiempo, es mezquino jugar al tuerto y carecer de vista hacia la parte positiva de la entidad. En especial, hacia la parte gubernamental que viene haciendo bien la tarea. 
No se puede menospreciar, por ejemplo, la obra del boulevard que se realiza en Tlapa; así como otras tantas que ha construido y construye el Gobierno Astudillista, por medio de la CICAEG. 
Hace rato, que en lo particular, no veía gran cantidad de obras de infraestructura educativa en la entidad. Esa parte también se debiera mencionar. Con mayor razón, cuando la cifra apunta hacia el terreno de lo histórico. 
El IGIFE, bajo la dirección de Jorge Alcocer Navarrete, ha encontrado la mejor de sus etapas. Se nota la presencia de la institución en todas las regiones. Se siente la existencia de buen equipo de trabajo. Se respira la inclusión de los constructores del estado. 
No es casual, que hace un par de días, el gobernador, Héctor Astudillo, compartiera lo siguiente en su cuenta de facebook: “ 
#LaBuenaDelDía. Durante el receso escolar el IGIFE trabaja en la reconstrucción de escuelas de todo el estado que resultaron dañadas por el sismo del 19 de septiembre, tan sólo en Chilpancingo se atienden 27 planteles afectados. 
Para el inicio del ciclo escolar 2018-2019 alumnos y maestros regresarán a 12 escuelas intervenidas, 13 escuelas más se finalizarán antes de diciembre y dos más se concluirán en marzo.”. 
El mensaje es elocuente. No hay vacaciones. Ni recesos. Las obras están en marcha. Y un buen ejemplo de esto, se puede ver en el IGIFE. Una institución bien liderada. En la que Jorge Alcocer Navarrete sirve con lealtad a su jefe y amigo, el Gobernador, Héctor Astudillo, y lo hace apegado a la instrucción girada, de hacer algo importante y de impacto, para avanzar e ir revirtiendo el ancestral y brutal rezago de infraestructura educativa que recibieron. 
Esto, lo positivo, pasa en Guerrero. Solo quien juega al tuerto no lo ve.

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