Adela y Pablo Amílcar

Jaime Irra Carceda/IRZA
En el 2021, aun cuando el senador Manuel Añorve Baños (PRI), conocido también como “El Chaparrito Cabrón” estará en la boleta electoral como candidato a la gubernatura de Guerrero, si los imponderables no se hacen presentes, el ahora diputado local y próximo representante plenipotenciario de Andrés Manuel López Obrador en la entidad, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, sería mano para ganar tales comicios si es candidato de Morena al cargo de gobernador, como se proyecta.

Uno de los imponderables sería que por “razones de género” y de crecimiento político la decisión de Morena y de su “líder máximo” favoreciera a Adela Román Ocampo, para ese entonces todavía alcaldesa de Acapulco, fuera nominada como abanderada para ir en pos de la gubernatura.
Pero en tanto que Sandoval Ballesteros está a semanas de convertirse en el militante de Morena más poderoso en Guerrero, en razón del cargo federal que asumirá, la abogada Román Ocampo, tiene ¡oh, paradoja!... la desventaja de que como presidenta municipal de Acapulco está parada en arenas movedizas.
Sin embargo no puede ponerse en tela de duda que Adela posee talento y gracia para resolver los problemas financieros por los que atraviesa el Ayuntamiento que encabeza, así como para al menos paliar el flagelo de la violencia criminal que sufre ese municipio, si es que en razón de sus prendas logra el apoyo definitivo del próximo gobierno federal… que bien merece Acapulco.
En cuanto a Pablo Amílcar, me dicen que más allá de su acervo ideológico de izquierda que muchas veces parece irreductible, es un político congruente con su prosapia, además de dialógico y receptivo, lo que podrá comprobarse o no cuando asuma el poder federal en Guerrero.
A mi juicio el PRD y otros partidos están bastante lejos de construir candidaturas competitivas.
Quien estará, sin duda, a la espera de los imponderables es el senador Añorve Baños.
¡Corre tiempo!


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