Por LIZETH LOPEZ CURIEL
Nadie puede ser indulgente en pensar que fue solo un lapsus tontus el comentario twittero referido por el excandidato presidencial Gabriel Quadri de la Torre, calificando a los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas como un lastre para México y obstáculo para su potencialización. No, más bien fue ignorancia pura.
Las reacciones de los oriundos de las citadas entidades fueron justificadas ante el ocurrente comentario del que fuera candidato de Nueva Alianza en 2012, aquel de la greña desparpajada, que demostró igualmente tener desparpajadas las ideas y el conocimiento sobre los emblemáticos estados del sur del país, con extraordinarias aportaciones a la independencia e historia de México.
Así desfilaron recomendaciones para Quadri, la primera, la del gobernador de Oaxaca Alejandro Murat, exigiendo “una disculpa pública a todas y todos los oaxaqueños”. Siguió el mandatario chiapaneco, Rutilio Escandón, exaltando la riqueza cultural de esa entidad y recriminó su “equivocación” a Quadri.
Lo propio hizo el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, quien adjuntó a su descontento un regalito para Gabriel Quadri, mismo que debió llegar ya a su domicilio en Ciudad de México: documentos históricos como el Acta de Independencia y de la Abolición de la Esclavitud en México firmadas Chilpancingo y facsímiles de Los Sentimientos de la Nación. Tendrá que leerlo, comprenderlo y reconocer que su torpeza fue basta al asegurar lo citado para esas entidades.
Será que el también catedrático de la Universidad Iberoamericana y “cotizado” asesor ambiental tenga que tomarle la palabra al diputado local morenista en Guerrero, Marco Antonio Cabada, quien ofreció desprendidamente pagar a Quadri “un examen antidoping”, a fin de saber si está bajo las secuelas del uso de las drogas al referir tanta estupidez.
Esperaremos a Quadri, quien ni con los más de 13 millones de mensajes en redes sociales generados a su indignante consideración, ha reparado en reconocer su grave falta como mexicano. Vaya pues con el que quería ser presidente de la República, y quien ni con atractiva campaña mediática lograra siquiera el 2.3 por ciento de la votación en aquella elección. ¡ Más libros y menos drogas, señor Quadri !
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