Arraigo de habitantes, el reto de Media Luna tras reubicación de comunidades en Cocula

*Real del Limón y La Fundición poseen el mayor número de trabajadores en minería.
*Nuevo Balsas la de potencial turístico tras reubicación hace 30 años.
*Atzcala, aún con problemas de señal de celular.
Karla Galarce Sosa
Cocula, Guerrero; enero de 2019.  La reciente reubicación de comunidades a causa de la actividad minera en el municipio de Cocula, región Norte de la entidad, representa retos para los técnicos de la empresa Media Luna, pues a pesar de los intentos por emprender proyectos locales, huertos de traspatio, de mantener servicios de salud y de brindar empleo a la mayoría de los habitantes en edad productiva, los pobladores de mayor edad añoran su anterior estilo de vida.

Extraño paisaje
La precariedad en la que vivían la mayoría de las familias de Real del Limón y La Fundición desapareció en los nuevos asentamientos. Establecidos en 2016 y 2015 respectivamente, los pueblos reubicados destacan entre el estéril y árido paisaje de esa región de la entidad, por contar con casas edificadas con ladrillos, por tener un kiosco en cada una, contar con áreas de juegos infantiles, blancas iglesias, amplias calles asfaltadas, alumbrado público y servicios de agua entubada en cada vivienda tejada. 
No obstante, los habitantes de Real del Limón, municipio de Cocula, aún llevan en caravana a sus difuntos, al viejo panteón de su comunidad. A pesar de que la minera Media Luna destinó un nuevo predio para un nuevo cementerio y con el doble de extensión, tras la reubicación, los habitantes de mayor edad, todavía visitan los restos de sus antepasados en el antiguo y saturado panteón comunal.
Deberán nacer otras generaciones, crecer y conformar sus propias familias en el nuevo sitio; tendrán que arraigarse a él y adoptarlo como propio, pues es algo que aún no ocurre.
Los conflictos por detalles de construcción en las nuevas viviendas y el entorno de las comunidades, son más frecuentes con los adultos que crecieron en sus viejos poblados. Ambos sitios se hallan en la actualidad entre cerros de la zona minera. El acceso a los pueblos es mediante caminos de terracería, cuyo mantenimiento está a cargo de la minera y, el tránsito es vigilado por “los comunitarios” cada noche, aunque existen rondines de seguridad a cargo de la minera canadiense.
Se trata de la zona donde la minera ha buscado ser “buen vecino” y ha pagado nuevas viviendas a 169 familias de esas comunidades. Ambas se encuentran a dos horas de Chilpancingo, capital de la entidad; y a 10 minutos de recorrido en coche entre ellas. Son comunidades vecinas y se conectan por un camino de concreto abierto el año pasado. 
Atzcala, es la comunidad más cercana a la capital, pero con mayores problemas de señal para telefonía celular por carecer de antena repetidora; carece de unidad arquitectónica y muestra las carencias que se hallan en casi todas las comunidades guerrerenses.
Fondo Minero
A propósito del inicio de 12 obras pagadas con recursos del Fondo Minero 2017, quien esto escribe tuvo oportunidad de conocer las cinco comunidades donde comenzaron los trabajos el miércoles pasado y, cuyos anuncios fueron encabezados por el alcalde de Cocula, Carlos Alberto Duarte Bahena, representantes de la empresa minera Media Luna, comisarios y por los presidentes de los Comités de Desarrollo Comunitario y Participación (Codecop).
En las comunidades visitadas se pudieron observar contrastes en infraestructura, caminos, servicios y en las actividades de sus habitantes desde que comenzó la explotación minera.
Las comunidades Real del Limón y la Fundición se ubican en las faltas de un cerro donde ahora son vertidos materiales rocosos identificados como “estériles” por los mineros, pero que forman una gigantesca cortina grisácea desde la parte más alta.
Colaboradores de la empresa minera, afirmaron que los conflictos surgidos en Nuevo Balsas, poblado que también fue reubicado - pero por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) hace 30 años -, contrastan con los registrados con los habitantes de Real del Limón o La Fundición e incluso, con los de Atzcala o San Nicolas, otras comunidades beneficiadas por la aprobación de los proyectos pagados con recursos del Fondo.
Otras prioridades
Para los habitantes de Nuevo Balsas, la prioridad son los servicios como drenaje en nuevas colonias que surgieron afuera del pueblo. Basta ver que en el centro de ese poblado, las calles son adoquinadas, las casas construidas por la CFE ya fueron modificadas del diseño original y, la demanda de servicios públicos apresura la aplicación de más recursos. 
La dinámica de sus habitantes está determinada por la actividad minera y el escenario en las calles, o en alguno de los 10 comedores comunitarios, es mirar a campesinos y exploradores de minas, compartir el mismo espacio. 
En cambio, en los pueblos reubicados, hay más ancianos, mujeres y niños en sus calles. “La mayoría de los hombres son obreros de la mina”, comentó otro colaborador de la empresa filial de la canadiense Torex Gold Corp.
En cada uno de los actos de inicio de obra, el mensaje de los comisarios y presidentes de Codecop fue el mismo: “gracias a la mina”. No obstante, el cambio en los estilos de vida de sus habitantes, aún genera encono y resistencias, pues se niegan a dejar sus tierras originales a pesar de las casas nuevas, de los techos en las escuelas, de las calles pavimentadas, del agua entubada o del servicio de luz.

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