ZONA CERO

*La violencia que nos acompaña
Roberto Santos
Este fin de semana fue difundido hasta convertirse en en viral, el video donde una joven señora golpea a su pequeña hija. Pronto las autoridades de la Fiscalía estatal y las del DIF se hicieron cargo del asunto al detener a la jóven madre y atender a su pequeña hija en el hospital general. 

Ahora se sabe que es una mujer abandonada por su pareja, quien también ejercía violencia física en su contra.
Es cierto que nada justifica que alguien golpee a otra persona, menos que una madre lastime a su pequeña e indefensa hija, pero es probable que la golpeadora haya vivido durante gran parte de su vida en un circulo de violencia, desde la niñez y con su pareja.
Lincharla mediaticamente nada resuelve y solo aflora en quienes piden que la golpeen, la maten o la castren, lo peor de ellas. Gritar insultos y amenazas no los hace mejores personas. Al contrario, demuestran lo que son: seres violentos también. 
Las imágenes del video solo refleja la naturaleza de la sociedad, y eso causa miedo en muchos, por eso las reacciones tan desaforadas en las redes sociales y los apodos en los medios de comunicación: “Hiena de Chilpancingo” es uno de ellos.
Es decir, queda demostrado que quienes se expresan con altos grados de insultos, y de agresividad, también están ejerciendo violencia, y no están lejos de tener semejanzas con esta mujer.
Es cierto que es culpable de lo que se le acusa, pero aun no se sabe en qué condiciones emocionales se encuentra la detenida, cuyo comportamiento llegó al exceso.
Los filósofos han dicho que la violencia no está relacionada solamente con los bienes del hombre o con su cuerpo, sino con su propio ser.
Jean-Paul Sartre decía la violencia hace “sociedad”, una sociedad que es la inmunda caricatura de la sociedad de la razón y del amor. 
Los antropólogos señalan que el hombre es capaz de ejercer su fuerza contra sí mismo. Sólo la especie humana es capaz de destruirse, precisamente porque ha perdido la capacidad de regularse.
“Lobo es el hombre para el hombre” decía Hobbes, frase extraída de la obra Asinaria, de Plauto para referirse que el estado natural del hombre lleva a la lucha continua contra su prójimo.
No nos espantemos, la violencia está inserta, arraigada en la condición humana, en cuyo nacimiento está presente, y cuyas más altas expresiones revisten la mística, el arte, el sentimiento de rebeldía, y el amor. 
Es demasiado fácil e ineficaz, condenar la violencia como un fenómeno exterior, e incluso extraño al hombre, cuando en realidad lo acompaña sin cesar, como fehacientemente lo vemos en la articulación del discurso, en la afirmación misma de la evidencia racional, como algunos pretenden aparecer contra la irracionalidad de la agresora.
Y sí, como en este caso, es posible denunciar la violencia de esta señora, de aquellas otras y otros, vengan de donde vengan, pero no por ello se libra uno de la violencia.
Ojalá este ejemplo y otros que cada día se manifiestan en la vida cotidiana del país, del estado y del municipio, así como dentro de las familias es que logremos tomar nuestras distancias respecto a esa violencia que nos rodea por todas partes, para poder así medir su amenaza y buscarle remedios, si es que los hubiera.

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