3 de diciembre día internacional de las personas con discapacidad

El 14 de octubre de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas, por medio de la resolución 47/3 proclamó el día 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
 Inicialmente, la discapacidad se define como las condiciones que afectan el nivel de vida de una persona o de un grupo afín, conceptualizado como una limitación, física y/o mental, como pueden ser las capacidades humanas en los campos sensoriales, cognitivas o intelectuales, que altera la vida de niños, jóvenes y adultos, así como de sus familias. 

Como consecuencia de estas limitaciones, de “la minoría más amplia del mundo” decrecen las oportunidades para estudiar, trabajar y/o desarrollar una vida común entre las sociedades nacionales, por lo que consecuentemente la pertinencia de educación, salud y trabajo remunerado se limitan, en ocasiones hasta llegar a ser nulas, por lo que estas personas, en su mayoría, tocan niveles de pobreza material, más no así de su grandeza espiritual, debido a la falta de servicios que faciliten su igualdad dentro de los seres humanos llamados convencionales, como pueden ser los accesos a la información, al transporte, a la educación formal y escolarizada, a las labores productivas que les provean de una vida más digna, limitando aun más, los recursos que pueden implementar para defender sus derechos y lograr sus conquistas individuales y sociales. 
 Pero lo más indiferente y agresivo, es la suma de la discriminación social y la falta de una auténtica legislación para proteger a los discapacitados, y todavía más, promover una escolarización original y eficaz para su promoción comunitaria, ofreciendo trabajos remunerados con justicia e igualdad de oportunidades, no tan sólo de las instituciones de gobierno sino también de las empresas privadas, que solamente ofrecen trabajos temporales y de baja estima social, lo que tiene que revertirse urgente y prioritariamente, pues nuestras personas con estas limitaciones físico-emocionales son seres humanos sensibles y conscientes de su condición humana, muy valiosos en su proceder educativo y laboral, tanto varones como mujeres, quedando demostrado sólo en el botón de la muestra: existen personas careciendo de las funciones, parciales o totales, de las extremidades superiores o inferiores, y aun así, son capaces y valientes para desafiar las pruebas atléticas de resistencia, al desplazarse en cinco, diez, veintiún kilómetros, y todavía más, son triunfadores en los maratones internacionales… de la misma forma, nadan las pruebas de velocidad y/o atraviesan grandes distancias acuáticas, con el gran y único propósito de  demostrarse así mismos que sus capacidades físico-atléticas son superiores a las de las personales supuestamente “normales”.
De manera paralela, existen y conviven niños, jóvenes y personas adultas completamente capacitadas en los campos culturales, tecnológicos y/o artesanales, que dignifican su existencia, llamando a la admiración y a la sorpresa de los que estamos sólo de espectadores, teniendo ejemplares personalidades en la pintura, la música, la literatura, el manejo y dominio de frente a la digitalización de los medios de comunicación, entre otros rubros sociales, no menos importantes, y sobre todo este espectro social, nuestras personas con estas limitaciones son seres humanos extraordinarios y maravillosos, armados de una comprensión y paciencia para los que somos ignorantes, intolerantes, estigmáticos y pasivos, llegando a tocarnos el alma con sus detalles, reacciones y una gran capacidad humanitaria, a través de su saludo, de su sonrisa y de sus enormes aportes humanísticos.
 Bajo esta luz de la historia y del tiempo presente, debemos reconocer y participar en los valores universales que se deben practicar en cada pequeña o gran sociedad, para otorgar la accesibilidad y la inclusión de estos grandes seres humanos, reconociendo y aplicando los fundamentos, bases y acciones que difunde la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidades, para poder tener un mundo dentro de la justicia, la igualdad y la integración de estas hermosas personas con capacidades diferentes.
 Festejemos, pues, este 3 de diciembre a nuestra sociedad especial, regalándoles una sonrisa y adoptando una actitud más incluyente y humana. (Desde el hermoso “lugar de mujeres”. Raúl Román Román. “El Indio de Iguala”).



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