ZONA CERO

El asalto al Congreso
Roberto Santos
El asalto al Congreso por parte de los estudiantes de Ayotzinapa, aún sigue generando controversia. 
Con el argumento de exigir el esclarecimiento de la desaparición de sus 43 compañeros secuestrados en Iguala, los normalistas,el viernes pasado causaron destrozos en la sede de la cámara de diputados.
Las preguntas que surgen, es que ¿acaso se trató de una pantomima para mandar un mensaje de un estado desestabilizado social y políticamente?

De ser así, ¿quién se beneficia políticamente con este hecho, en momentos en que ya estamos en la antesala electoral?
Todos saben que el gobierno federal está realizando el esfuerzo para esclarecer el caso y ha entregado algunos resultados.
Quizá estos sean mínimos, pero derrumbar la “verdad histórica” con una nueva narrativa que se escribe a partir de encontrar los restos de otro estudiante, representa la luz para ubicar a los demás.
En las fracciones del Congreso hubo respuestas, y todas coincidieron en que no había necesidad de vandalizar el recinto cuando el Congreso los ha escuchado y atendido sus  peticiones. 
En este sentido fue la postura del diputado Héctor Apreza, quien calificó este hecho como lamentable y reprobable.
Señaló que el Congreso se ha sumado a la exigencia de justicia mediante pronunciamientos, ha abierto la tribuna al movimiento y creó una Comisión especial para dar seguimiento a las investigaciones del caso.
Para el diputado coordinador de la fracción del PRI en el Congreso, los estudiantes han realizado acciones inadecuadas, porque en este momento Guerrero enfrenta una pandemia sanitaria por el Covid-19 que está cobrando cientos de vidas en Guerrero y miles de vidas en el país, con enormes repercusiones económicas 
Además, puntualizó que el Congreso del Estado no es responsable de conducir investigaciones, ni de la parte ministerial, y “sí somos una legislatura abierta al diálogo”.
Apreza Patrón hizo un llamado a los actores políticos y sociales, a los estudiantes de Ayotzinapa, a quienes están cerca de ellos y de las familias agraviadas, a conducirse con diálogo y no por la vía de confrontación y la polarización.
Destacó que hay disposición al diálogo por parte del Congreso, del poder Ejecutivo local y del gobierno federal, porque en días recientes el presidente Andrés Manuel López Obrador se reunión con el movimiento de los 43.
Esto le genera dudas, porque “llama la atención que a escasos días de haberse reunido con la autoridad política de mayor jerarquía de este país, y hayan recibido el compromiso de esclarecer estos acontecimientos, se den este tipo de acciones”, expresó.

La postura de Bernardo Ortega, coordinador de los diputados del PRD, no fue distinta a la de Apreza. 
Él calificó como reprobable la actitud de los normalistas que demandan justicia violando la ley.
“¿Cómo piden que se aplique la ley, si ellos la están violando?, se me hace una irracionalidad de los jóvenes”, expresó.
También puso en duda la legitimidad de esta acción normalista, al señalar que no descarta que detrás de ellos haya alguien que los dirige y que los comanda, porque no es la primera vez.
Recordó que en la legislatura 60, les tocó –junto a Apreza– “acciones más fuertes, y en ese tiempo era entendible, pero hoy a seis años, no es posible que sigan escudándose para hacer estos vandálicos, reprobables, injustos e irracionales”.
El perredista insistió en que los normalistas no pueden pedir que se aplique la ley cuando ellos la violan a cada rato, como quieren y a la hora que quieren, y que en Guerrero y en el país no hay quién les diga nada, porque los defienden organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la ONU, las organizaciones sociales, las no gubernamentales.
Insistió en que “le queda claro que hay intereses perversos atrás de esto, intereses de otra naturaleza y no es propiamente el saber quién es el responsable o los responsables de aquel 26 de septiembre del 2014.”
No podemos –dijo– estar con estos actos vandálicos, fuera de la ley, y que quieran ellos llamar la atención de forma internacional y que fuera de nuestro país y fuera de Guerrero, se vea que ellos son las víctimas”.
Las dudas de este asalto al Congreso por parte de los estudiantes, seguirá generando interrogantes e inconformidad en actores sociales, como el obispo de la diócesis Chilpancingo–Chilapa, Salvador Rangel, quien pide no tolerar las manifestaciones violentas y anarquistas de los alumnos de Ayotzinapa.
Pide aplicar la ley, pues los estudiantes deben ser más respetuosos de las instituciones, como el Congreso.
Valdría la pena agregar que ya es hora de que se pongan a estudiar y abandonen esas acciones irracionales y violentas, pues debido a eso varios de ellos han fallecido en distintas circunstancias, cuando deberían estar en las aulas aprendiendo a ser buenos maestros. 
Ya es tiempo de que las autoridades le quiten el poder a esa nomenclatura política que vuelve rehenes de sus intereses a estos jóvenes estudiantes desde el inicio de los cursos propedéuticos.
Así se evitarían estos actos de violencia, muertes de estudiantes, y sobre todo, se conseguiría que regresen a las aulas a verdaderamente estudiar.

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