El Diario de Zihuatanejo

‘Sólo porque no está sucediendo ahora, no significa que no va a suceder pronto’.

Cada vez el proceso electoral en Guerrero se torna más apasionado, en algunos niveles se calientan, en otros se contraen, en otros más se está sólo a la espera de la batalla para lanzar las estrategias. 

Con grupos y asociaciones civiles que se unen todos los días, al proyecto político electoral de Víctor Aguirre en Acapulco, la campaña se está encaminado hacia el éxito electoral, sin prisas, solo esperando el momento, el proyecto pinta para dar próximos buenos resultados a los acapulqueños. 

El fin de semana tuvo lugar un encuentro de amigos entre Víctor Aguirre y el ex gobernador Ángel Aguirre, el mensaje fue claro ‘vamos por Acapulco’, con la experiencia política del ex mandatario y sus estrategias en el arte de la seducción política, la apuesta va en serio y con todo, más claro ya no puede observarse. 

Sólo queda, que su aliancista como lo dijo Aguirre Alcaide en el pasado acto de adhesión de la agrupación ‘Bloque Democrático Guerrerense’ a su candidatura que:

‘No quisiera meterme en asuntos personales del partido aliado, lo único que, si les hago un llamado a la dirigencia del PRI, a que ya agilicen la decisión de nominarme su candidato’.

En ese mismo sentido, la expresión es clara y concisa, los tiempos ya llegaron a su fin, o vamos juntos o qué onda, nosotros ya les cumplimos, solo estamos en espera, business are business. 

El grupo político de Víctor Aguirre, solo está en espera, ya tiene un buen trabajo realizado en la gran mayoría de las colonias populares, fraccionamientos, zona semirrural y rural de Acapulco. 

No está sobrado, simplemente ha trabajado y sigue trabajando en la gestión social, en la demanda del servicio público, en la ayuda del ciudadano que ya exige un Acapulco con más certeza y resultados. 

También ya lo hemos comentado que, no sólo posee la experiencia como político, o que conoce los problemas más agudos del municipio de Acapulco, sino que ya tiene las soluciones, donde sacrificaría una popularidad por el bien común de los acapulqueños. 

Como el caso de la rehabilitación de las 17 plantas tratadoras de aguas residuales, donde no se vería a la vista ese trabajo, pero si se daría un golpe duro a la contaminación de las aguas que van a dar al mar o a nuestras playas. 

Tendríamos playas más limpias y con mayor número de certificación internacional, que tanto necesitamos para el turismo de talla o de diamante, que algunas tuvimos.