Evergrande y el agotamiento del modelo chino

 CIUDAD DE MÉXICO.- Los problemas que afectan al promotor inmobiliario chino Evergrande han provocado comparaciones con el fracaso de Lehman Brothers en 2008. Los analistas dudan de que una repetición del contagio que siguió al colapso de Lehman esté a punto de ocurrir en el sistema financiero chino, que está mucho más controlado. Los dos tienen algo en común: Lehman fracasó cuando se desinfló una burbuja hipotecaria de varios años; Evergrande está luchando porque China está tratando de alejarse de un modelo de crecimiento económico que depende excesivamente de la deuda.

China no es la única en su afición por la deuda. Pero a diferencia de Estados Unidos, China no pide préstamos para recortar impuestos o finan- ciar transferencias sociales. En cambio, invierte en manufactura, infraestructura y propiedades. Es un modelo eficiente, siempre y cuando la inversión realmente haga al país más productivo.

Sin embargo, China no es inmune a la ley de los rendimientos decrecientes. Desde 2008 ha necesitado cada vez más deuda para generar el mismo incremento en la producción económica. Entre 2010 y el segundo trimestre del 2021, la deuda total (gobierno, hogares y empresas) aumentó del 207 al 329% del PIB. En contraste, el crecimiento cayó de 10 a seis por ciento. El crecimiento de la productividad ajustado por el stock en expansión de edificios, maquinaria y otro capital fue de 2.6% anual entre 2000 y 2010. Sin embargo, ha sido negativo desde 2015, en una clara señal de cuán ineficiente ha sido gran parte de esa inversión.

Hace unos años, China se dio cuenta que su modelo era insostenible y ha buscado cambiar hacia un crecimiento más dependiente del consumo. Ese proceso estaba destinado a perturbar la economía. De hecho, provocó una devaluación desordenada del yuan en 2015, pero logró frenar la acumulación de deuda.

Para sacar a la economía de la pandemia, el crédito volvió a fluir. Sin embargo, China ve el aumento de los precios de la vivienda como una amenaza para la estabilidad financiera, por lo que establecieron un calendario de tres años para controlar los préstamos al sector inmobiliario. Citibank estima que, directa o indirectamente, la venta de propiedad privada aporta el 30% del valor agregado en China y las ventas de tierras contribuyen con el 27.5% de los ingresos del gobierno local. Por lo que el retroceso de los préstamos inmobiliarios, si se mantiene, afectará crecimiento.

Si esto finalmente canaliza el crédito hacia usos más productivos, sería positivo para el crecimiento chino a largo plazo. Sin embargo, China está socavando esa perspectiva mediante la expansión simultánea del control estatal de la economía. Los reguladores han aumentado el control sobre las empresas de tecnología involucradas en pagos en línea, videojuegos, viajes compartidos y educación. Hay una nacionalización progresiva, pero las empresas invertirán cada vez más de acuerdo con los dictados del Partido Comunista.

Si China realmente está haciendo retroceder el crecimiento insostenible impulsado por la deuda, se enfrenta a una serie de problemas delicados mientras rehace su economía. Tendrá que apartar a la población de la idea de que los apartamentos vacíos son un buen vehículo para ahorrar dinero, sin destruir los ahorros de todos. Tendrá que persuadir a las personas de que deben ahorrar menos y gastar más. Tendrá que reasignar una gran cantidad de trabajadores y capital del sector inmobiliario y de la industria de la construcción en general, que en conjunto representan alrededor de una octava parte de la economía y, junto con los proveedores, probablemente representan más de una cuarta parte del producto interno bruto. Y tendrá que aumentar los impuestos para sustituir la venta de tierras como fuente de financiación. Peor aun, tendrá que hacer todo esto mientras agrega menos deuda y acepta una tasa de crecimiento más baja. El modelo necesita un reequilibrio, porque es insostenible.

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