Comandante Genaro Vázquez Rojas gran revolucionario e idealista puro

*Sanluisteco de nacimiento, de orígenes na’sabi, maestro de profesión y revolucionario por convicción *Con Lucio Cabañas Barrientos son orgullosamente egresados de la Normal Rural de Ayotzinapa y gratamente recordados porque tenían ideales y lucharon con las armas en la mano, no vandalizando ni extorsionando en las casetas de peaje, menos afectando a la población con bloqueos y secuestro de unidades del servicio público *Este 2022 se cumplen 50 años de su muerte, la cual no ha sido aclarada pero todo indica que fue el gobierno

Por Juan Francisco García.


Nuestro estado, Guerrero, ha sido cuna de grandes hombres y mujeres que han destacado, en las letras, en la ciencia, diplomacia, pero sobre todo, que han servido y ofrendado su vida por México en las diferentes etapas de su historia para hacerlo un país libre, soberano y con mejores oportunidades para todos sus hijos.

Los comandantes Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vázquez Rojas, son los últimos hijos de nuestro estado que han destacado por sus ideales y valor en la lucha revolucionaria por el pueblo, mismo que los recuerda gratamente porque, a diferencia de muchos que hoy se dicen de izquierda pero que cobran con la derecha, ellos fueron congruentes con sus ideales y nunca se rindieron, menos negociaron con el gobierno.

Este 2 de febrero se cumplen 50 años de la muerte del comandante Genaro Vázquez Rojas que al igual que El Consumador de la Independencia, general Vicente Guerrero Saldaña, rechazó deponer las armas aun pidiéndoselo su señor padre, como lo demuestra su contestación a la carta de su padre, con fecha 20 de febrero de 1960: “…Me invita usted a renunciar a mi postura que es contra la mala administración (tengo pruebas) gubernamental del Sr. General Raúl Caballero Aburto y con todo respeto le contesto que en la Patria de Guerrero y Altamirano no caben los traidores… Y renunciar a mi postura sería traicionar a mis amigos y a mi pueblo, y yo seré siempre un modesto ciudadano de Guerrero, pero respetuoso de mi integridad y de las tradiciones de dignidad que nos han legado nuestros ancestros…”.

Su padre, don Alfonso Vázquez que trabajaba para el régimen corrupto, dictatorial y abusivo del general Raúl Caballero Aburto, le escribió al rebelde guerrerense: “…Posiblemente creas que lo hago con el interés que como funcionario público debo tener de conservar mi puesto, pero en este caso lo hago en el carácter de progenitor tuyo y aunque no puedo ordenar en una forma imperiosa porque eres mayor de edad, pero sí te invito y te exhorto a que desistas de ese propósito que te alimenta y te retires de dicho comité, como te desengañarás con el tiempo, no tendrás ni un resultado benéfico en tus intereses sino que, por el contrario, pondrá en evidencia conducirte desde muy joven al fracaso político…”.

El comandante Genaro Vázquez Rojas, profesor y guerrillero, nació el 15 de julio de 1930 en San Luis Acatlán y murió el 2 de febrero de 1972. Según la versión oficial, murió en el Hospital Civil de Morelia por fractura en el cráneo debida a la contusión sufrida en el choque automovilístico en el puente de Irapeo, cerca de Morelia. Sin embargo, quienes viajaban –José Bracho Campos, segundo al mando de la ACNR y otros cuatro militantes- con él aseguran que sus heridas no eran de gravedad y que lo más probable es que los soldados, al conocer su identidad, lo ultimaran ahí mismo o lo dejaran morir. 

Fue hijo del señor Alfonso Vázquez y de doña Felícitas Rojas, campesinos y casi analfabetos; el papá, que apenas podía leer, llegó a ser líder ejidatario. Inició su educación primaria en su pueblo natal y la terminó en el Internado Francisco I. Madero de la Ciudad de México; de ahí, pasó a la  Secundaria Rafael Dondé. Cursó la preparatoria en San Ildefonso y obtuvo el título de Profesor de Educación Primaria en la Escuela Nacional de Maestros (ENM), en 1957; hizo estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin haberlos concluido. Fue campeón nacional de oratoria y presidente del Ateneo Ignacio Manuel Altamirano, con sede en el Distrito Federal. Se desempeñó, durante 1958 y 1959, como profesor de primaria en la capital del país. Intervino en el movimiento magisterial de 1958–59, donde a cierto nivel compartió el liderazgo nacional.

Como estudiante y luego en el ejercicio de su profesión, tuvo contacto con la problemática social guerrerense, en especial con los campesinos, quienes vieron en él a un líder natural; por eso lo designaron representante ante el Departamento Agrario. Comprometido con las causas de sus coterráneos, se dedicó a resolver problemas del campo, abandonó la plaza de maestro y se responsabilizó de las asociaciones agrícolas del estado. 

En 1959, conoce a Leopoldo Venegas Carrasco, quien le ayuda a fundar la Asociación Cívica Guerrerense (ACG), el 2 de septiembre de ese año, organización campesino-popular que le declara la guerra a los caciques regionales, entre ellos, el gobernador Raúl Caballero Aburto. A partir de entonces inicia lo que sería su vida guerrillera en las montañas guerrerenses; oficialmente el primer paso consistió en convertir a la antigua Asociación Cívica Guerrerense (ACG) en Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), segundo grupo armado rebelde nacido en los años 60 en el estado de Guerrero. “La lucha que planteamos responde a imperativos de orden nacional –dijo en una entrevista, aludiendo al carácter de la nueva organización–; aunque no inventamos la guerra de guerrillas la consideramos como la expresión claramente revolucionaria. Escogimos Guerrero porque aquí se han agudizado con mayor rapidez los problemas que son comunes a México”.

Para asumir el método de guerra de guerrillas, con proyección estratégica nacional, la ACNR formuló el siguiente programa de cuatro puntos: El derrocamiento de la oligarquía de grandes capitalistas y terratenientes pro-imperialistas gubernamentales: el establecimiento de un gobierno de coalición de obreros, campesinos, estudiantes e intelectuales progresistas; lograr la plena independencia política y económica de México; la instauración de un orden social de vida nueva en beneficio de las mayorías trabajadoras del país. Bajo estos la ACNR fungía con el carácter de dirección político–militar central, a cuyo mando estarían las fuerzas armadas integradas por los Comités Armados de Liberación y los Comités de Lucha Clandestina, que harían las veces de organizadores y operadores políticos.

Ya como comandante en jefe de la organización armada, Genaro Vázquez instala su campamento “José María Morelos”, a partir de mayo de 1968, en las estribaciones de la sierra de Atoyac; desde la clandestinidad y, a lo largo de cuatro años, dirige a la opinión pública una serie de comunicados, manifiestos y denuncias, lo mismo que las dos entrevistas conocidas publicadas por la extinta revista Por Qué? Entre las actividades sobresalientes de la ACNR y sus comités armados cabe destacar el secuestro del doctor Jaime Castrejón Díez, rector de la Universidad Autónoma de Guerrero y concesionario de la Coca–Cola en el estado, en noviembre de 1971. A cambio de su liberación se exigió al Gobierno federal la excarcelación de nueve presos políticos, petición que se cumplió y fueron enviados a Cuba en calidad de exiliados. Con excepción de Mario Menéndez Rodríguez, director de la revista Por Qué?, el resto de excarcelados pertenecían a la ACNR, aprehendidos por las fuerzas públicas en diferentes operaciones; he aquí sus nombres: Ismael Bracho Campos, Concepción Solís Morales, Antonio Sotelo Pérez, Santos Méndez Bailón, Florentino Jaimes, Rafael Olea Castaneyra, Demóstenes Onofre Valdovinos y Ceferino Contreras Ventura.

Antes de pasar a la lucha armada, Vázquez Rojas participó incansablemente en las lides estatales anticaciquiles y antioligárquicas, propugnando por cambios democráticos. Una de las grandes acciones en este sentido fue la propuesta de 1962, cuando la ACG, que él encabezaba, y el Partido Popular Socialista lanzaron al licenciado José María Suárez Téllez como su candidato a la gubernatura guerrerense, incluyendo algunas presidencias municipales. Persuadidos de que los comicios habían sido fraudulentos, los “cívicos” se alzaron en un movimiento de rebeldía contra el gobierno, que terminó con un saldo de muertos y heridos en la ciudad de Iguala el 31 de diciembre de aquel año. El líder cívico, quien logró escapar, fue condenado en ausencia a 30 años de prisión, pues se le responsabilizó de la agitación antigubernamental.

Capturado por fin el 7 de noviembre de 1966 en la Ciudad de México, fue trasladado a la prisión de Iguala para cumplir su condena. Sin embargo, sería rescatado, a sangre y fuego, por un comando armado de la ACG el 22 de abril de 1968, acto en el que murieron un policía custodio y dos de sus compañeros libertadores (Roque Salgado Ochoa, jefe del comando, y Filiberto Solís Morales, cuñado de Genaro, ambos profesores normalistas).

Huelga decir que durante los años sesentas y setentas México era un verdadero bote de dinamita. Estudiantes, protagonistas del movimiento de 1968, maestros y trabajadores comenzaron a irrumpir en movimientos contra el PRI. En Guerrero, estado muy pobre de la república, surgieron diversos movimientos campesinos y cafetaleros en exigencia de tierras y en denuncia de la marginación. Ser maestro rural implica adentrarse al México de abajo, el México profundo. De ahí que los maestros rurales del estado de Guerrero hayan sido líderes naturales de diversos movimientos sociales. El maestro cumple un papel importante en la historia de la protesta en México.

En esas fechas, en nuestro estado surgió también el movimiento armado de Lucio Cabañas, que con su Brigada de Ajusticiamiento organizaron grupos armados para luchar contra los caciques del PRI. La respuesta del gobierno de Luis Echeverría contra el movimiento de Genaro y Lucio fue la llamada Guerra Sucia. Si bien en México no existió una dictadura como en el caso del Cono Sur, la realidad es que el gobierno del PRI protagonizó una verdadera contrainsurgencia apoyada por Estados Unidos para destruir a los movimientos armados, al sindicalismo combativo y a los estudiantes. En los hechos la Guerra Sucia fue nuestra dictadura. Miles de desparecidos, ejecutados y torturados y los responsables siguen impunes.

No conocí personalmente al comandante Genaro Vázquez Rojas ni a Lucio Cabañas Barrientos pero he escuchado y leído mucho de ellos, por lo que reconozco su trayectoria y su gran valor para tomar las armas y luchar por sus ideales. Hoy, en el 50 Aniversario de la muerte del comandante Genaro Vázquez Rojas, vaya mi admiración y respeto. Ojalá, aunque es muy difícil, nazcan o se formen otros hombres como ellos que sean congruentes en el ideal y los hechos, porque ahora los que abundan son mercenarios de la política, lucradores sociales y seudo izquierdistas que golpean con la izquierda pero bien que cobran con la derecha para mantener una vida de lujos mientras el pueblo que dicen representar, se debate en la miseria y marginación.

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