La intolerancia y la cerrazón VS modernidad en Petatlán y ¿Los tribunales?

Todo proyecto de modernidad o de un cambio tiene sus complejidades, sobretodo en lo que significa dejar de hacer o terminar con hábitos y costumbres que si en algún momento nos permitió vivir en la comodidad pero que los tiempos y sus exigencias de cambio, nos deberían obligar a entender que todo tiene un costo, sea moral, social, material o mínimamente de sacrificio para que las cosas de una verdadera transformación se den.

Petatlán, Esta en una disyuntiva, el gobierno esta proponiendo un proyecto de cambio y de modernización, los viejos vicios y malas costumbres se contraponen, las invasiones de banquetas, de avenidas el “apartado” de estacionamientos de reconocidas familias en el primer cuadro de la ciudad, los intocables de todos los tiempos, los que luego amanecen demandando ante los tribunales de lo contencioso en contra de los actos de gobierno, los mismos que antes de ver el interés público le dan entrada y protegen estos excesos, sin antes investigar la procedencia de esos encubrimientos aún cuando en ocasiones sean temporales, también va en contra de la modernidad y de la propia evolución progresistas de las sociedades.

En el municipio y en especial en la cabecera se observa una clara tendencia hacia lo contrario, todo mundo se estaciona donde quiere, los taxis y combieros, tienen invadidas la ciudad, los comerciantes con sus exhibiciones de productos en las banquetas, obligando a los peatones a bajarse a la corriente vial con sus riesgos, los anunciantes con sonidos estridentes, las casas comerciales con sonidos altamente abiertos, los centros de bailes de igual formas, sin que autoridad alguna haga algo a par normar, nada, por lo que luego entonces la propuesta del nuevo y recién llegado edil, tiene sus serias y múltiples complejidades.

De igual forma la modernización de los servicios públicos, los que con toda la voluntad del nuevo gobierno y de inversión, difícilmente se van a lograr por la sencilla razón de la incultura del no pago, que tenemos todos por decirlo así, y de defendernos a ultranza de saber que es una responsabilidad de participación ciudadana lo que inclusive nos atrevemos a demandar ante los tribunales en este caso de lo contencioso debido a que son actos administrativos y estos con una simpleza y ofensiva ligereza aceptan la demanda y en muchos casos ordenan que las cosas se queden como están hasta que el tribunal dictamine sobre el asunto, protegiendo a los no pagos, invasores y violentadores del orden, por meses, mientras tanto el proyecto de modernización ya se lo esta llevando el carajo.

“Es un problema de cultura” dicen los que saben, pero esto alcanza también a los tribunales los que aceptan si previa investigación de la situación demandas que van en contra del interés de las mayorías, amparando aun cuando sea temporalmente estas excentricidades y excesos de algunas personas, que con su única individualidad detienen o complican, encareciéndola, distrayendo la inercia, la armonía, la inquietud y la energía con la que en muchas ocasiones los nuevos gobiernos inician y que se les termina por obstáculos tan extraños, raros e imprudentes que le ponen a su propio desarrollo.

Es incongruente que primero se exijan obras y modernidad y por otro lado u “otros” la contraponen y la dificultan, y la pregunta sería y ¿el interés de las mayorías? Y ¿El principio de equidad y justicia? y la responsabilidad de los tribunales de observar esto? y el pueblo en un completo atraso y mientras nuestros legislados inventando jaladas para contrarrestar nuestro desarrollo..

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