Las Dentelladas | 03.07.09

Usted habrá notado, camarada de la hoz y el martillo, que mucha gente habla y ensalza la imparcialidad como un valor que debe distinguir a todos aquellos que en un momento dado la tienen que hacer de árbitros en alguna parcela del ejido de la vida. La raza pide imparcialidad de los jueces del sistema judicial, del gobierno, de los árbitros de futbol, de los umpires (léase “ampayer”), de los referees de box, de los medios de comunicación, de los periodistas, de los agentes del M.P. y de todos aquellos que suelen cargar la balanza para donde hay más billetes.
En las elecciones internas los suspirantes piden a sus líderes que no sean oje… perdón, que no sean parciales, que dejen que decidan las bases del partido; los partidos políticos piden a los árbitros, el IFE y el TRIFE, que sean imparciales, que no se carguen para el lado del “mero mero” y que decidan las masas irredentas a quien le entregan el pastel. Pareciera que todos queremos que en determinado momento se nos trate con imparcialidad, que quienes nos tienen en sus manos no se carguen para el lado de nuestro contrario. Sólo toleramos la parcialidad cuando nos favorece a nosotros.
De acuerdo con las profundas investigaciones del camarada Palemón Ton de Ideas, doctor honoris causa de la Universidad ¿de Harvard?, no camaradas, doctor por la Universidad de La Correa, la imparcialidad no existe, pero hay algunos zutanos que están obligados a tratar de parecerlo, como sería el caso de los jueces y árbitros de todo tipo.
En el caso de los medios y periodistas sería excelente que pudieran otorgarnos un trato parejo para toda la cristiandad, pero si no pueden hacerlo, lo menos que debemos exigirle es que no nos engañen, que confiesen abiertamente sus negras intenciones.
En esta campaña política que acaba de concluir hubo algunos medios de comunicación que se cargaron y se siguen cargando para uno de los bandos a pesar de que pretenden pasar como muy imparciales y muy fundamentados en la “verdad”. Total, que confiesen que le van a fulanito y ya, pero que no anden buscándole “chichis” a las culebras. Cada quien tiene derecho a simpatizar hasta con el chamuco si así les parece conveniente, pero que no nos vengan con que van a aparecer como muy parejos cuando en realidad van a ayudar a amarrarle las manos a uno de los contrarios para que el otro se lo “madreye”.
Esos medios que digo, aduciendo argumentos verdaderamente tontos, se negaron a publicar cuadros estadísticos que le daban ventaja a uno de los candidatos del distrito 3, que no es el que ellos decidieron apoyar y al que le hicieron creer que tienen tanto poder que pueden sustituir la voluntad popular y hacerlo ganar a periodicazos. Ahora mismo, ayer y anteayer vean ustedes en esas mismas páginas los artículos de “desinteresados” analistas y rollos editoriales pretendidamente muy imparciales que, en realidad, quieren influir de última hora en las preferencias del populus, tratando de hacerle tragar a la gente que la elección está “empatada”, a pesar de que nadie lo ha sostenido con algún estudio estadístico serio.
Lo importante, pues no es que un fulano o varios fulanos se carguen hacia un lado, sino que pretendan hacernos creer que son algo así como Dios repartiendo la justicia divina. Por favor no ma’menacen.

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