Agrego la señora inconforme que el trabajo de los inspectores de reglamentos deja mucho que desear porque aunque se dan cuenta de esta anomalías no le dan importancia de que los curricanes ahuyenten con sus acciones el poco visitante local y turista extranjero que llega al santuario de nuestro Padre Jesús de Petatlan o a comprar joyas artesanales en oro y plata.
Añadió que lo más grave es que los embaucadores, enganchadores o curricanes como usted guste llamarlos causan molestias al ser insistentes y casi pelearse entre ellos con la competencia por los posibles clientes. Otra gravedad del asunto es que los curricanes de Petatlan ofrecen a los turistas desde caldo de iguana y de venado armadillo y jabalí pero al llegar al establecimiento nada de lo que han ofrecido tienen en existencia porque esos ofrecimientos solo los usan para convencerlos a que consumen en sus restaurantes.
Por si fuera poco dijo que además de ofrecer platillos con especies en peligro de extensión y no cumplirles si el cliente no pregunta primero de los precios les cobran muy cara la comida porque la mayoría de los restaurantes y fondas no cuentan con menú donde el cliente pueda primero checar los precios antes de sentarse a consumir sus alimentos y les cobran a su libre albedrío destacó que de ahí la imperante necesidad de un trabajo de fondo que deben hacer las autoridades tanto de la dirección de turismo así como de reglamentos para reglamentar esa situación y que las autoridades deben de tomar en cuenta que Petatlan ya no es un poblado ya es una ciudad y que por ende ya se debe ir teniendo muy en cuenta esta situación para darle una solución en bien de los habitantes de Petatlan y sus visitantes o turistas.
ESPERO PUEDAN HASER ALGO PARA FRENAR ESA COSTUMBRE TAN INCOMODA.ES MUY DESAGRADABLE QUE SE TE PONGAN ENFRENTE Y QUIERAN OBLIGARTE A COMPRAR EN SIERTO LUGAR.Y LA MAYORIA DE LOS RESTAURANTES ESTAN LLENOS DE SARRO Y SUCIEDAD .LOS INSPECTORES NO LOS VISITAN?
ResponderBorraruna observaciôn es padre jesûs de petatlân o papa chuy, para los petatlecos, el de tata chuy no lo acostumbramos en petatlân.
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