Continúan discriminando a infectados de SIDA

Atoyac de Álvarez, Gro.- No se llama José, pero así quiso ser nombrado públicamente, pues al igual que cientos de guerrerenses, él sigue enfrentando miradas culposas y caras de repulsión cuando la gente se entera de que tiene sida.
Aunque lo supone, no sabe en qué momento exacto se contagió, pues después de años y años de tener actividad sexual desenfrenada, la vida le cobró la factura, pero en su caso, lo peor es que su familia resultó afectada también.
José dice que no fue infiel, a los pocos años de casado empezó con ciertos síntomas que le resultaron desconocidos: sudor frío por las noches, cansancio extremo, resfriados constantes y una tos seca que con nada se le quitaba.
No los tomó en cuenta, pues nunca imaginó que fuera sida, pero en una prueba de rutina al aplicar para un trabajo lo descubrió, y fue ahí cuando se enfrentó a la discriminación al ser rechazado para un puesto de operador, por ser portador del VIH.
“Es que no lo aceptas, es difícil, le das vuelta a tu vida en cinco minutos, no quieres creer que te vas a morir”, comentó José con voz quebrada.
En los últimos años ya no son las personas drogadictas ni los homosexuales los únicos portadores del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida), ahora esta pandemia se ha hecho extensiva afectando también a amas de casa, niños, jóvenes y estudiantes; a falta de una cultura de prevención y a la promoción del sexo seguro.
Actualmente, en Guerrero son Acapulco y Zihuatanejo los municipios que lideran las estadísticas en cuanto a enfermedades de transmisión sexual, incluido el sida, siendo los hombres quienes presentan más contagios, pero las mujeres convirtiéndose en las más vulnerables de ser contagiadas.
Años atrás, cuando la enfermedad alcanzó el nivel de pandemia, la atención y los tratamientos médicos fueron dirigidos solamente a mujeres embarazadas y sus hijos, pues las políticas de salud así lo exigían, pero ahora, con más recursos, la atención se fija en todos los sectores vulnerables, o “vulnerabilizados”.
Llevar una vida sexual libertina ya no es sinónimo del contagio del VIH, pues no existen parámetros para medir ni determinar la promiscuidad, ahora son las relaciones sexuales sin protección el elemento detonante de esta enfermedad.

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