EFREN NO ES GARANTIA DE IMPARCIALIDAD, EN EL PRI
La convención de delegados es un método democrático que no debe degenerar en instrumento para la imposición.
Efrén Leyva ya no es (si es que lo fue) garantía de imparcialidad. Las acusaciones que hoy le hacen lo pintan como fraudulento y como político menor para la delicada misión de ser encargado del PRI durante este proceso de selección de candidato.
La lista de acusaciones se alarga: el caso de Carabias, la denuncia del Frente Juvenil, los reclamos de imposición en los comités municipales, dados cargados con gestiones que le atribuyen ante el partido verde, manoseo para integrar la convención electoral, la exigencia de que muestre la lista de los delegados ya seleccionados por los sectores, con el soporte (estatutario) respectivo.
En estos tiempos en que se presume la transparencia, la lista de delegados ni siquiera tuviera que solicitarse, debiera ser un documento público o cuando menos al alcance de las dirigencias de los sectores, de los consejeros estatales y, por supuesto, de los aspirantes a la candidatura para gobernador.
Rudeza y violación a los estatutos nos dan señales de la formación del encargado del partido, no apta para el PRI y el candidato que hoy debe presentarse ante los guerrerenses en la próxima elección de gobernador.
“Piensa mal y acertarás”, dice el dicho popular; o como dijo el diputado Vicario, “De la desconfianza nace la seguridad”. Por eso un nuevo delegado nacional vigilará la legalidad de las tareas y de las decisiones de Efrén. Dicho delegado será una especie de comisario o contralor político.
Se demanda pues “aclaración y serenidad”, como lo dicen Astudillo y Vicario, porque, como van las cosas, vemos que la selección del candidato podría llevar el germen del desencanto, y el desencanto puede fomentar abstencionismo o el voto blanco que es acudir a la urna pero para anular la boleta, o de plano la deserción.
Cualquiera de esas decisiones sería un rechazo al partido creado por no cuidar el proceso de selección.
Esperemos que los delegados a la convención no se turben ni en su mente ni en su corazón y hagan una buena selección.
No olvidemos que de la legitimidad del candidato depende también la respuesta favorable o desfavorable del elector.
Bueno, este es mi punto de vista… ¿Y el de usted?
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