APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Jeremías Marquines

Bye Zeferino, bye, bye


El Partido de la Revolución Democrática (PRD) no tiene más opción que deslindarse o expulsar de sus filas al ingrato gobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo. No hacerlo, sería mandar un mensaje humillante a la militancia y a la sociedad misma, además, el PRD gana más respeto expulsándolo que aguantando sus insultos y expresiones de desprecio.
Para los que no son entendidos y se ofenden con facilidad, resumiré brevemente por qué este hombrecillo es un ingrato. Primero los liderazgos del PRD son todos los perredistas con capacidad de conducción política y base social. Entre estos están los dirigentes de corrientes, los llamados líderes históricos, presidentes y ex presidentes del partido, a todos ellos el gobernador los acaba de llamar “bandoleros”, “mercenarios”, “cínicos” y “etílicos”, en venganza porque no apoyaron su propuesta de entregar el gobierno al rancio PRI de su jefe Rubén Figueroa.

Como todo ingrato y cínico, el gobernador de Guerrero olvida que, esos “bandoleros”, “mercenarios”, “cínicos” y “etílicos”, lo hicieron dos veces diputado federal, alcalde de Acapulco y luego gobernador. A todos ellos, cuando así le convino, los llamó respetosamente dirigentes morales, líderes de izquierda y otras zalamerías más, pero en todos los casos, este tendero los traicionó. Como diputado federal se deslindó del PRD y se convirtió en diputado independiente la primera vez, la segunda vez, ni siquiera quiso involucrarse. Como alcalde de Acapulco gobernó con sus cuates y sus ex empleados, a los perredistas, prácticamente no los incluyó en el gobierno, esta misma dosis de desprecio les recetó cuando lo hicieron gobernador y los perredistas aguantaron.
Durante seis años, este despojo de la factoría humana se despachó con la cuchara grande. Hizo cientos de negocios al amparo del poder público y dejó que sus cuates y ex empleados se recuperaran de las quiebras en las que estaban varios de ellos como el tal José Donoso y el tal Bárcenas, están inflados de lana. Durante seis años, este ingrato insultó, despreció y abuso del poder. A los perredistas siempre los llamó enanos mentales y muertos de hambre que se venden al mejor postor, con un absoluto desprecio de clase y los perredistas, pendejos o prudentes, le aguantaron todo.
Para gente como Zeferino (con respeto a quienes luego me escriben largas cartas reclamándome el uso de lo que ellos llaman malas palabras pero que también usan en sus conversaciones de manera frecuente) hay un sólo calificativo que se usa todos los días: hijueputa. Este calificativo se aplica a gente que no tiene ningún código moral o a los traidores e ingratos. Y todo esto es el gobernador de Guerrero.
Cada que abre la boca, este hombrecillo se hunde más. Entre el montón de diarrea verbal que lanzó martes y miércoles donde acusó a los perredistas de asnos, de brutos y que por eso no los incluyó en su gobierno. Afirma que nombró secretario de Turismo al priista Escalona porque se trataba de dar resultados. Lo cierto es que este loquito se enreda solo. Por ninguna parte se ven los resultados de la gestión turística. Como siempre, los únicos negocios a los que le va bien son a los negocios de la familia Escalona. El turismo en el estado se encuentra en las mismas circunstancias que hace seis años, es decir, en el culo del desarrollo. Ahí están los cientos de negocios que han cerrado y la pauperización de la infraestructura hotelera. ¿Donde están los resultados, dónde está el crecimiento del empleo en este sector y en los demás?
Zeferino es un mal mentiroso y un perfecto descarado. Ninguno de los empleados que nombró en cargos importantes del gobierno fue eficiente ni dio resultados. En este rubro me referiré a un caso que conozco bien y es el Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC). Allí nombró a dos señoras ex empleadas suyas. Ninguna con experiencia en el sector ni conocimiento de la materia, el resultado es el mayor atraso cultural que haya tenido esta entidad. Con respecto a los demás estados vecinos, Guerrero se sumió en la prehistoria cultural con Zeferino. Entonces, ¿de qué lado están los asnos?
Desde hace años he escrito criticando su gestión, criticando sus desequilibrios mentales, alertando sobre su mediocre desempeño. Durante mucho tiempo esta columna recibió insultos y otras cosas por ejercer la crítica contra este infame sujeto, pero como todas las cosas, el tiempo pone a todos en su lugar. Zeferino se quitó el ropaje con el que engañó a la sociedad y se muestra como el vulgar que siempre ha sido, el tendero mediocre, el defraudador elemental que es, pero sobre todo, muestra su profundo desequilibrio mental y su bajeza humana. De un tipo así, poco se puede dudar que no tenga nada qué ver con el crimen de Armando Chavarría.
A Zeferino sólo le bastó que los perredistas rechazaran su enfermizo capricho de imponerle candidato al PRD para que se fuera al caño “su política, política” o su “política de alturas” o su “nueva forma de hacer política”. Frases torpes y mediocres como el que las profirió. Frases que sólo hablan de un sujeto enfermo y gandalla. Un sujeto que pensaba pasar “radicalmente” a la historia como un estadista bananero; idea que le alimentaba el también mediocre y alcahuete presidente del Tribunal de Justicia, Edmundo Román Pinzón, quien en plena apoteosis llegó a darle un reconocimiento como “estadista”.
En fin, hay muchas cosas, decenas de cosas más que decir de esta entelequia política pero la verdad como tengo años escribiendo sobre estas cosas, ya me da hueva. Lo cierto es que Zeferino ya no puede ni debe permanecer ni un segundo más en el PRD; el sol azteca debe deslindarse de él porque Zeferino ya lo hizo del PRD. Si en ese partido se impone la idea de quienes han sido voceros y operadores oficiosos del gobernador, que han argumentado que un deslinde afectaría la candidatura de la izquierda, o que se debe llamar a la mesura a Zeferino para que cambie; entonces el PRD habrá perdido los votos y el respeto de la gente. Zeferino no cambia, no cambió nunca, ha sido el mismo déspota y clasista de siempre.
Está claro que el gobernador ya rompió con el PRD; está claro que quiere hacer daño a la candidatura de Ángel Aguirre; está claro que quiere salvar su acuerdo con René Juárez y Figueroa; está claro que desprecia a los perredistas; está claro que ya traicionó a su partido; está claro que no apoyará a la coalición; está claro que no va a corregir su conducta; está clarísimo que ya mandó al diablo a todos y todas los perredistas y que su candidato no está en ese partido. ¿Y si todo esto está claro por qué diablos el PRD no lo manda de regreso a la cloaca de donde lo sacó? La verdad no quiero pensar que los dirigentes perredistas también estén enfermos o de plano sean pendejos. No lo sé, pero la decisión tienen que tomarla o seguirán perdiendo votos y el respeto de la gente. La época de Zeferino llegó a su fin.

1 comentario:

  1. Como que le tienes corajito al gober…
    Pues yo si le doy el mérito de haber sacado al PRI de la gubernatura.
    Que no trabajo bien? A lo mejor tienes razón pero no trabajo peor que el PRI.
    Que les dijo bandoleros, mercenarios, cínicos, etc. Etc. A los dirigentes del PRD? Es cierto. O que no?
    Por otro lado me parece exagerada tu proposición de “expulsar” a Zeferino del partido, como “periodista” me parece que esa no es tu labor.
    Fue mi opinión.

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