MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** ASTUDILLO Y EL BICENTENARIO

En medio de una crisis económica deben ser bien vistas las medidas de austeridad que tome la autoridad, sobre todo si éstas van encaminadas a proteger el empleo y las garantías de los trabajadores.
Con motivo de las fiestas patrias, en un año muy especial, como lo es el bicentenario de la Independencia, se intentó cuestionar al presidente municipal de Chilpancingo, Héctor Astudillo Flores, porque las calles y avenidas principales de la capital no lucieron las tradicionales luces en verde, blanco y rojo. Fue palpable la austeridad.
La decisión de no alumbrar las calles va más allá de un supuesto fervor patrio. Y es que antes de quedar bien con la ciudadanía con luces multicolores, el trabajo principal del alcalde es garantizar la estabilidad y tranquilidad del municipio.
En ese sentido, y ante la situación económica que se está viviendo, no se podían dar lujos innecesarios. Antes de esos gastos, el ayuntamiento debe garantizar el pago de los salarios a sus trabajadores e ir planificando como se habrá de cerrar el año. “El horno pues, no está para bollos”. 
Nadie en su sano juicio le puede reclamar al presidente municipal el que haya tomado esa medida. Mucho menos cuando en otros municipios, ante los ajustes presupuestales, algunos alcaldes están a punto de despedir trabajadores y otros están escalonando el trabajo de la gente pagándoles una quincena y mandándolos a descansar la siguiente.
Ahora bien, si se trata de establecer lo digno de los festejos del bicentenario, habría que destacar la forma en que se honró a la patria en el municipio de Chilpancingo.
Héctor Astudillo Flores dio cátedra de cómo, contando con escasos o nulos recursos, se puede manifestar el amor a la patria.
En primer lugar, habría que recordar que el alcalde capitalino, durante su primer año de gobierno, dentro de sus primeras acciones, instruyó que se cambiara el asta bandera de la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, colocando ahora una de tamaño monumental. Digna de un lugar lleno de tradición e historia.
Y en éste año, con motivo de los festejos del bicentenario, fue emotivo ver el izamiento diario de la monumental bandera nacional. Pero más aún, ver diariamente, congregados en la plaza cívica a los diferentes actores políticos y sociales de la capital del estado, para rendir honores a nuestros símbolos patrios.
El ayuntamiento capitalino elaboró un calendario de izamiento a la bandera, para lo cual invitó a los tres poderes del estado, a las organizaciones civiles y sociales, así como a las diferentes secretarías de despacho. La respuesta fue favorable y los festejos del bicentenario todo un éxito.
Lo hecho por el ayuntamiento capitalino, hay que decirlo, tiene un valor muy importante. Ya que a pesar de la escasez del dinero, el resultado fue exitoso.
Estaría bien, para mantener esa cultura a favor de los valores patrios, que en el mes de septiembre de cada año, se hiciera ya una costumbre el izamiento diario, durante los primeros dieciséis días, de nuestra bandera nacional. 
Lo hecho por el ayuntamiento de Chilpancingo, que preside Héctor Astudillo Flores, es digno de ser destacado. Esa es la cuestión.
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