PECATA MINUTA

Rogelio Gómez Mejía
 
SALARIOS DE MIEDO PARA INTOCABLES MAGISTRADOS


“Unos corretean la liebre, y otros sin correr la alcanzan…
En una más de las cuestionables e imperdonables resoluciones de nuestros nunca bien ponderados diputados federales, a lo mejor al grito de “viva México”, dieron vista sin reparo alguno a la minuta de reformas constitucionales que les “aventó” el Senado, donde fijaron que los salarios máximos de los funcionarios públicos no deben ser mayores al determinado para el presidente designado, Felipe Calderón Hinojosa de 146 mil 830 pesos netos –se entiende sin bonos ni comisiones- excepción hecha de los groseros emolumentos destinados a los intocables Ministros y miembros del poder judicial a quienes los sumisos legisladores no se atrevieron –todavía- a condicionar, bajo pretexto de interpretaciones normativas abonadas a acuerdos oscuros precedentes de mutua protección.

Júrelo si no, la manifiesta violación a los preceptos constitucionales de igualdad y equidad que éstos incalificables reclutas se comprometieron a respetar y hacer respetar bajo volátil palabra de honor que si hicieron valer en cambio, para determinar en la reforma a 6 artículos de nuestra atropellada Carta Magna –a pretexto de consolidar los salarios máximos de los supuestos funcionarios públicos, para que tanto gobernadores, del poder judicial, legislativo y presidentes municipales de los estados, definan sus tabuladores salariales con tope no mayor, se entiende escalonadamente, la devengado más mediática que efectivamente por el ejecutivo federal, para evitar acuerdos subrepticios de diputados locales y regidores, autorizadores “la vapor” de ofensivos emolumentos, como aquel mal ejemplar alcalde “panista” de Ecatepec –entre otros- descarado cobrón de cerca de medio millón de pesos mensuales.
Algo así o más de lo que se llevan y se seguirán llevando si nadie lo impide, los privilegiados Ministros de la Suprema Corte, a quienes los diputados no se atrevieron a tocar ni con la hoja de las facultades y obligaciones que les consigna nuestra máxima ley, a sabiendas de que los imponderables Magistrados reciben un salario neto de 347 mil 647 pesos, más compensaciones por inflación, prima quincenal, vacacional, 40 días de aguinaldo, ayuda para anteojos, pago por defunciones, primas por decanato, por presidencia, seguros de separación del cargo, dos vehículos, celular, internet, gastos de alimentación y otras muchas chuladas que en un acto de estricta justicia ya quisieran nuestros incomprendidos trabajadores que discutieran su constitucionalidad para agregarse a las prestaciones del artículo 123 a ver que se siente ser mexicano de primera clase, como la también dorada especie de los diputados.
Porque todavía así se atreve la diputada panista, Josefina Vázquez Mota, de oscura memoria en la Secretaría de Educación, a oponerse a la reducción del 1 por ciento del impuesto al IVA, incrementado por el ejecutivo y su partido al 16 por ciento –cuando estuvo de luna de miel con el PRI-, porque argumentó que hacerlo representaría no contar con 30 mil millones de pesos en el presupuesto próximo, sabedora de que lo devorara esa clase polítiquera en inmerecidos salarios y prebendas “especiales”, en contra de millones de trabajadores de miserables sueldos de 55 pesos que apenas alcanzan para un kilo de chile y tortillas, esperanzados a un majadero aumento del 4 ó 5 por ciento.
Es cierto que en el fragor de las simulaciones en la Cámara, se perdieron voces de inconformidad y llamados de cordura a sus extraviados cómplices, perdón confabuladores, para fijar salarios máximos aceptables con la realidad del país para ya, como la de la petista Mercedes Maciel Ruíz o el priísta Alfredo Ríos Camarena, relativos a que; “esos salarios ignominosos que ofenden a la nación empobrecida al no tocar los sueldos de los Ministros, que los diputados cuando menos deberíamos de reducir” o “lo inconcebible que es en un país de 40 millones de pobres, que el gobierno se gaste en salarios lo que no tenemos”, en tanto la fracción panista intentó rematar el baldado propósito con el electorero argumento de que los salarios del los funcionarios deberían quedar irreductibles (es decir, sin reducirse) hasta un 20 por ciento en tiempos de crisis”. Apenas se puede creer.
Seguramente en la poca conciencia de los 365 diputados que votaron a favor, sin matices, de la fallida intentona sin contar con el solitario voto en contra del legislador Ramón Almonte Borja del PRD, deben quedar quemándolos la vergüenza si algo queda, las patronímicas palabras de don Benito Juárez García que legó para políticos con conciencia y no para arribistas al salario camaral, aquello de que; “los funcionarios públicos deben consagrarse al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona (debe) la retribución que la ley señala –y con mayúsculas- ni hacer una ley que determine lo contrario”. Estamos!!.
BALA PERDIDA.
Francamente parece de muy mal gusto la superficialidad con que se conmemora nuestro Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, convertidos en una aparatosa feria espectacular a la moda teatretera, ramplona y cursi con su cauda de artistas “made in” Televisa con Manzanero, Alex Sintex y etc., etc., con parodias rediculizadoras de los héroes, como los diálogos en “twiter” presentados por Trino, que parecen invalidar la forma de honrarlos a tono con festejos de realizaciones por sus luchas; conquistas de derechos, programas sobre la libertad ganada como el respeto que deben los militares a los civiles, y los jueces y los funcionarios del trabajo a los jornaleros, en fin algo de lo logrado o por lograr, que de la “pachanga” cada quien sabemos cómo, no?

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