PACATA MINUTA

Por Rogelio Gómez Mejía

LA GRAN FARSA AL DESNUDO

“Les salió el tiro por la culata…
Va a resultar muy difícil que la amañada guerra contra el crimen promovida con inusual entusiasmo por el presidente designado Felipe Calderón Hinojosa, logre ganar confianza y credibilidad, después de que le estalló en las manos como gigantesca pompa de jabón el inescrutable engaño del secuestro de tres reporteros televisivos y otro del diario regional Vespertino de Durango, cuyo rescate resultó una vergonzosa farsa armada por el consentido secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, siempre dado a la espectacularidad para engañar al atemorizado pueblo cínicamente, cuando debería renunciar con todo y que el ejecutivo se empeñe en mantenerlo en el cargo.
Fue necesario que el reportero de Televisa Torreón, Alejandro Hernández Pacheco buscara el auxilio del despacho del abogado Carlos Spector Attorney Law de El paso, Texas, para gestionarle asilo político en Estados Unidos ante el temor, tras ser exhibido por la Policía Federal, de sufrir la venganza de los secuestradores reales del narcotráfico o ficticios de mercenarios o paramilitares ante los que quedó expuesto por la comedia que montaron Genaro García Luna y el comisionado Facundo Rosas frente a 31 cámaras difusoras del escénico relato que le obligaron a representar ante los medios del país.
Sin poder determinar la identidad de los secuestradores, Hernández Pacheco precisó que después del “levantamiento” del grupo de sujetos armados que lo llevaron violentamente y amenazados con armas de grueso calibre, junto con Jaime Canales Fernández de Multimedios Laguna, Héctor Gordoa Márquez, jefe de información del programa “Punto de Partida” de Televisa México, y Oscar Solis de “El Vespertino” a una casa de seguridad el pasado 26 de julio, para tres días después inadvertidamente dejarlo solo con Jaime Canales, tras liberar a Oscar Solís por imprecisa negociación con su empresa y a Héctor Gordoa, advertido como ellos, de obligarse a trasmitir el video donde un policía denunció la conspiración de funcionarios del Cereso 2 de Durango con reclusos a los que dijo liberaban para asesinar civiles.
Alejandro declaró ante reporteros fronterizos en El Paso, Texas, que ellos salieron solos del lugar donde fueron abandonados por sus secuestradores después de los vuelos cercanos de un helicóptero y en su huida, encontraron a policías federales que los instruyeron para decir que los raptores eran sicarios del “Chapo” Guzmán y como los rescataron, para lo cual serían llevados ante el presidente Calderón, pero al estar frente a la cámaras no tuvo valor para desmentirlos y revelar que fueron utilizados para el brutal engaño.
Mientras tales infamias se difunden en grandes espacios, los crímenes contra la población civil, periodistas y funcionarios menores continúan impunes a falta de eficacia de procuradurías de justicia y policías federales que nada han hecho para aclarar asesinatos masivos y viles, como la salvaje ejecución apenas, del fotógrafo del periódico “El Diario” de la abnegada Ciudad Juárez, Luis Carlos Santiago Orozco de 21 años, atacado con Carlos Sánchez de 18 años, a bordo de un auto de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, y mucho menos han resuelto el asesinato del colaborador de ese medio hace dos años, Armando Rodríguez Carreón; “en un país, escribió en su editorial, en que las autoridades demuestran objetiva incompetencia ¿a quién pedir cuentas?.
Ahí le hablan, señor presidente!.

BALA PERDIDA
En un México plagado de dudas sobre la operatividad de la tal “guerra contra el narcotráfico” que parcialmente corresponde al país y que inexplicablemente asume como total compromiso antes que la educación, el empleo y la regulación de la economía y las contribuciones para llegar a una justa distribución de la riqueza que es lo que merece el pueblo, no es de extrañarse el nuevo conflicto entre los mandos de las fuerzas armadas competidoras con la policía federal que los abate y enfrenta por mostrar una eficacia muy lejana de la verdadera capacidad, por lo que están involucrados en fatales errores que hoy los enfrentan, como a los generales Guillermo Moreno Serrano, Cuauhtémoc Antúnez Pérez y Luciano Carlos Piedra Lezama entre otros, como nuevo lastre para el país…pobre México!

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