APUNTES DE UN VIEJO LÉPERO

Jeremías Marquines

Pantomima añorvista

El alcalde de Acapulco José Luis Ávila está a punto de convertir su sueño de gobernar este puerto en su propia pesadilla. Ante el vacío de autoridad electoral, este funcionario público se ha subido al tren de los delitos electorales y desde su posición de gobierno hace proselitismo todos los días a favor de su candidato el priísta Manuel Añorve.

El señor Ávila está tan obsesionado de que gane su candidato que no ve su propia realidad. Todos los días usa su endeble posición en el gobierno para sumarle lo que pueda al señor Baños, su jefe. Está seguro que su acción no tendrá ninguna repercusión jurídica. Desde su posición; es decir, usando personal y relaciones de gobierno, gestionaron que las salas de cine de Cinepolis accedieran a colocar en sus asientos la aberrante propaganda electoral del candidato del PRI, sin respetar a los usuarios que pagan a esa empresa por ir a ver una película, no por comerciales políticos. Cinepolis engaña a sus clientes y pretende manipularlos groseramente a favor de un candidato.
Seguro de que la autoridad electoral no lo detendrá, el alcalde de Acapulco coordina la campaña de Añorve en Acapulco. Tiene haciendo proselitismo a todo el personal de confianza del ayuntamiento. Apenas el día 20 de noviembre en la inauguración del puente bicentenario, ese personal repartió artículos de la campaña política a los priístas que fueron invitados a la apertura de esa obra pública. Para quedar bien con su jefe, el alcalde intentó fallidamente transferir el logro de esa obra al candidato del PRI, sabiendo que hacerlo es un delito.
Los priistas nunca cambiaron, nunca aprendieron la lección que la gente les dio hace algunos años al expulsarlos del gobierno por mentirosos, gandallas y usar el patrimonio público para uso electoral. Las acciones del alcalde José Luis Ávila siguen esa línea. Es la línea del viejo PRI que dejó en la miseria y que arrasó con Acapulco, hasta antes de la llegada de los gobierno del PRD.
Para que no haya duda del proselitismo, Ávila al igual que Añorve repite la montaña de mentiras e infundios contra los gobierno del PRD. Ante la incapacidad que han mostrado para gobernador este puerto, Baños y Ávila se la pasan culpando a los gobiernos anteriores de su propia incapacidad. Piensan que la gente ya se olvidó que fueron ellos quienes se robaron no sólo los carros, sino hasta los clips del ayuntamiento.
Añorve y Ávila dicen, escupiendo saliva, que modernizaron a Acapulco, pero lo cierto es que en los gobiernos del PRI, los trabajadores ni siquiera sabían usar una computadora porque nunca compraron una y porque jamás los capacitaron. Fue con Zeferino Torreblanca como alcalde que el ayuntamiento de Acapulco se modernizó y se creó la Secretaría de Desarrollo Social que los gobiernos priístas jamás pensaron en hacer, entre otras estructuras administrativas. Con el edil perredista López Rosas se crearon los programas sociales de atención al adulto mayor y las becas para niñas y niños de escuelas primarias. El PRI no creo nada de la modernidad de Acapulco, por lo contrario, en menos de dos años de gobierno, el ayuntamiento retrocedió administrativamente a los tiempos en que Añorve fue alcalde interino: es decir, volvió la corrupción, el desorden y el endeudamiento.
En los próximos días Ávila tendrá que demostrar que el PRI sí sabe gobernar cuando tenga que solicitar un nuevo préstamo para poder pagar el aguinaldo a los trabajadores del gobierno municipal, algo que no había ocurrido en los gobierno del PRD; vaya, ni siquiera en el gobierno de Félix Salgado.
Lo que ocurre es que por la falta de controles administrativos y la brutal corrupción, los ingresos propios bajaron abismalmente. El dinero no entra a las cajas y se queda en las manos de muchos vivales. Pero además, el que entra va para el pago de la lista de raya donde están los trabajadores de la campaña añorvista y de donde le pagan a los reporteros que cubren con mucha pasión su campaña y también para el pago de los funcionarios, directores y secretarios que están en la campaña priísta y cobran su quincena con prestanombres. En los próximos días vamos a desglosar esa información para ubicar a cada quien en su lugar.
Pese a todo, paradójicamente el activismo de José Luis Ávila es bueno. Demuestra lo bajo que ha caído la campaña del señor Baños; manifiesta la caída brutal que tiene en las preferencias electorales y la desesperación de su equipo de campaña. Impotencia y desmoralización son los ingredientes que hay en la campaña priísta, por eso han recurrido a las prácticas más aberrantes como el de inventarse accidentes o atentar contra su propia seguridad y la de sus familias.
Esto ya lo había escrito hace algunos días. Es clásico de los equipos perdedores que ante la derrota recurran a acciones desesperadas para intentar evitar una mayor caída. Lo que no pueden ganar convenciendo con propuesta, tratan de lograrlo poniendo en peligro la vida de sus familias y seguidores. En esa lógica siniestra está la intentona de Añorve de querer pasar por víctima de ataques extraños. Es de risa y de pena ajena que un porro como Álvaro Leyva Reyes se quiera victimizar. Andan muy mal los números de Añorve como para recurrir a esta pantomima que nadie le cree. Lo que pasa es que se convirtió en el niño que siempre engañaba a su pueblo con el cuento del lobo y terminaron por no creerle nada.
La campaña del señor Baños se ha convertido en una serie de hechos predecibles. La verdad no tiene mucho para dónde hacerse y sólo tiene para moverse tres vías: una, que es la que tiene actualmente en marcha, se trata de provocar y confundir por medio de las mentiras. Ahí va a seguir insistiendo porque tiene la idea de que si repite mucho va a ganar por cansancio; bueno esa es su idea. La otra vía es la de autovictimarse. Ya sea que provoquen un accidente controlado para él o para alguno de sus colaboradores destacados o familiares, o que, en el nivel más drástico, atenten contra alguien socialmente impactante. Esta estrategia ya la puso en marcha y están realizado algunos ensayos; están midiendo para ver cuál opción les puede dar mayor resultado. Lo que buscan al final es generar miedo en el electorado, crear confusión, desorientación, crispación social. Todas estas son acciones detestables que por el sólo hecho de que Añorve las use, la sociedad deberá rechazarlo por poner en peligro la seguridad de la gente y del estado. Este hombrecito es un peligro para Guerrero.
La última opción que tiene es la guerra sucia, relacionada a la de autovíctimización. Manda a robar su propaganda, a hacerse daño, y a generar autoatentados. Luego sale a dar conferencias y pone demandas para culpar de estos hechos a la coalición aguirrista. Esta acción es un clásico priísta, se trata de echar estiércol al otro equipo para que la gente dude y anule su apoyo pero aquí tampoco funciona. El muñeco no tiene credibilidad.
La acción anterior va sumada a la campaña de desprestigio de líderes sociales del PRD. En este sentido va su campañita de cooptación de supuestos liderazgos como René Lobato, un integrante del Polo Guerrerense que desde antes de comenzar la campaña ya estaba con él pero que ingenuamente trata de vender como una gran pérdida para el PRD. Lo mismo hace con Ruth Zavaleta, una dama que no es perredista pero que los reporteros que trabajan para el señor Baños, como los de televisa, insisten en presentarla como si fuera. Es el mismo cuento, un candidato que inventa rumores, lanza provocaciones, amenaza, chantajea, etc., sólo busca su propia ambición sin importarle poner en peligro a la gente y al estado. Un verdadero peligro para Guerrero.
Por esta vía, Añorve comenzó una campaña para desprestigiar al senador David Jiménez porque rechazó seguirle el juego como lo han hecho otros, entre ellos, los zeferinistas y los riospiteristas. El candidato priísta pensó erróneamente que un liderazgo de la importancia de Jiménez Rumbo se iría con él, y al no lograrlo, desató una guerra de desprestigio. Como parte de estas maniobras ordenó al alcalde José Luis Ávila que cancelara toda la propaganda que tenía el senador en la costera de Acapulco.
Como respuesta, Rumbo ha triplicado el apoyo del Polo Guerrerense a la campaña de Ángel Aguirre en la zona centro donde ha logrado importantes desprendimientos priístas y mantiene una actividad intensiva a favor de la Coalición Guerrero nos Une.
Por el lado de Ángel Aguirre hay que destacar que sigue sumando adeptos de todas partes. Se ha notado un cambio considerable en su forma de comunicarse con la gente y los eventos son más alegres y dinámicos. El equipo de prensa sigue en las mismas sin tener creatividad para comunicar de otra manera las actividades del candidato. No salen del mismo esquema de poner un montón de texto y pocas fotos, no se atreven a cambiar el formato. A esto hay que sumar lo mentiroso y zalameros que son los que se ostentan como el más cercano quipo de prensa del candidato. Así no ayudan en nada a don Aguirre
Como siempre, vuelvo a insistir en el perfeccionamiento del discurso del candidato porque, si bien es cierto que se deben repetir algunas propuestas, eso no debe ser motivo para estancarse y aburrir a la concurrencia. Siguen sin aparecer nuevas propuestas de impacto, y sigue el desorden en las giras. Veo con preocupación que hay poca voluntad de cambio y si eso ocurre en una campaña, lo demás ustedes lo saben. Esperemos que entiendan y atiendan que las campañas no deben ser monolíticas, sino versátiles y cambiar de acuerdo a las circunstancias del terreno. En fin, creo que no entienden de sutilezas.