MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** Llega Aguirre fortalecido al debate.

Cuando Ángel Aguirre Rivero decidió dejar al PRI, para buscar la candidatura a gobernador de Guerrero por la coalición de los partidos de la izquierda, la duda que se tenía, radicaba en saber si el enorme rechazo que pesaba sobre el PRD, no le habría de afectar en caso de ser ungido como candidato.
En Guerrero, el PRI logró recuperarse después de la debacle que sufrió en los años 2005 y 2006. Primero perdiendo la gubernatura (2005), y posteriormente, siendo arrollados por el efecto López Obrador que le dio el carro completo al PRD en 2006.
En el año 2005, lo único importante y destacable que pudo rescatar el PRI, fue la presidencia municipal de Chilpancingo, pero en virtud del enorme posicionamiento que ha tenido el hoy diputado federal, Mario Moreno Arcos, quien llegó a la alcaldía capitalina, con un número impresionante de votos, a pesar de tener todo el escenario en contra.
En esa etapa complicada que vivió el PRI, Mario Moreno fue el principal actor político de ese partido. El que exhibió al gobernador Zeferino Torreblanca Galindo. Y el que sirvió de ejemplo, para que los priístas pudieran arengar que el PRI si sabe gobernar. Hoy a algunos se les olvidan éstos datos. Porque evidentemente, así conviene a sus intereses. Pero la historia ahí está. Así fue.
Mientras en la capital del estado se gobernaba cerca de la gente, el gobernador emanado del PRD se distanciaba más. Zeferino Torreblanca lucía como un gobernante insensible y despótico, lo que sin duda le abrió la puerta al PRI para que recuperara muchos espacios en el 2008 y se pusiera en la pelea por la gubernatura en 2011, y con posibilidades amplias de ganarla.
La gente demostró su hartazgo al gobernador y al PRD, haciendo que el PRI regresara al poder en la gran mayoría de los municipios del estado, principalmente en los cinco más grandes e importantes, siendo Acapulco el triunfo dorado para el tricolor. Éste último, fue el tanque de oxígeno para el ex gobernador Rubén Figueroa, quien habría encontrado en Manuel Añorve Baños, al político ideal para evitar a toda costa que Ángel Aguirre Rivero fuese candidato del PRI a la gubernatura.
El PRI arañaba los 40 puntos de aceptación, mientras que el PRD había caído por debajo de los 20. Y en medio de esa situación, Ángel Aguirre Rivero decidió aceptar y entrarle al reto. Sabía de antemano, que mucha gente habría hecho la promesa de nunca más volver a votar por el PRD. Por eso, existía la duda, sobre si ese rechazo le habría de pegar a su candidatura.
Y lo que se ha visto, es que la mala imagen que tenía el PRD, no ha mermado la candidatura de Ángel Aguirre Rivero. Por el contrario, luce totalmente fortalecida, porque en las mismas encuestas se refleja el sentir de una población, que más allá de los partidos, su voto es a favor de la persona.      
La candidatura de Ángel Aguirre ha logrado sumar a militantes de todos los partidos políticos. Entre ellos a miles de priístas. Pero también, de forma importante a gente de la sociedad civil. Tal y como se ha visto en sus diferentes eventos de campaña.
Por eso hoy llega fortalecido al debate. Ya que cuenta con un impresionante respaldo ciudadano. Lo que se traduce, en que la ciudadanía lo califica como el político que tiene la experiencia para gobernar. El que posee las mejores propuestas. El que no necesita bules para nadar, puesto que no requiere de artistas y gobernadores que lo anden recomendando, porque a él lo respaldan los resultados.
El candidato de la coalición Guerrero nos une, integrada por el PRD, PT y Convergencia, llega fortalecido al debate porque encabeza las preferencias en las encuestas. Hoy miles de guerrerenses, que habían prometido no volver a votar por el PRD, están dispuestos a hacer la excepción el 30 de enero. Irán por el candidato, Ángel Aguirre Rivero. No por el partido. Eso está claro. Esa es la cuestión.
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