OPINIÓN

Por Manuel Tello Zapata

HOY, OPINIÓN Y DIÁLOGO
Como todos los martes, invitamos a nuestros lectores y amigos para que a partir de las cinco de la tarde sintonicen sus televisores en el canal 25 (SIGA TV), de Chilpancingo, donde se transmite el programa OPINIÓN Y DIÁLOGO, que conduce el autor de esta columna. Sintonícenos, se va a poner bueno.
UNA AGENDA QUE SE CUMPLE
De manera paulatina pero al ritmo programado, se van cumpliendo todas las etapas del proceso electoral y los guerrerenses ya tenemos Gobernador electo en la persona del gran triunfador de esta elección: “El Jefazo”, Ángel Aguirre Rivero.
La constancia de mayoría le fue entregada por el Presidente del Instituto Estatal Electoral, César Gustavo Ramos, quien recibió a su vez una sonora felicitación de Aguirre Rivero, extendida para todos los Consejeros y miembros de ese Instituto, distribuidos en los 28 distritos, por la eficiencia con la que se llevó a cabo el proceso.
“Vengo con profunda humildad a recibir la Constancia de Mayoría que me acredita como Gobernador Constitucional Electo de todos los guerrerenses. Esta Constancia es la síntesis de un gran esfuerzo colectivo y la conjunción de anhelos por el progreso de Guerrero”, expresó el Gobernador electo durante un sentido discurso, pronunciado luego de recibir la constancia de mayoría.
Seguramente en el Tribunal Estatal Electoral, y si insisten en su impugnación, en el Tribunal Federal Electoral, desestimarán por improcedente la queja que anunció el candidato perdedor Manuel Añorve Baños. Como decían los romanos: Habemus Gobernador y eso es irreversible. Los guerrerenses confiaron en Ángel Aguirre Rivero, como lo demostró la copiosa votación alcanzada por el ex priísta y es de esperarse que no defraude las expectativas.
Superior en trayectoria política. Superior en experiencia de gobierno. Superior en propuesta y arraigo ciudadano, Aguirre Rivero estaba destinado al triunfo electoral desde que salió adelante en las primeras encuestas levantadas hace más de dos años. La dirigencia estatal y nacional del PRI anunciaron, cuando sus bonos estaban en las alturas luego de haber arrasado en las últimas elecciones federales, que escogerían al mejor de los aspirantes para que los representara en la búsqueda de volver a Casa Guerrero.
Sin embargo, no cumplieron su palabra y con la imposición cupular del Doctor Manuel Añorve Baños, echaron por tierra los procesos democratizadores que al interior del partido se venían cumpliendo. Por primera ocasión fue designado un dirigente estatal en elección interna y este fue tirado del caballo por un empujón cupular. Ahí comenzó a gestarse el divisionismo al interior del PRI, que vino a erupcionar el 30 de enero, cuando más de 300 mil priístas votaron por quien era su candidato desde mucho antes: Ángel Aguirre Rivero.
Las verdades suelen doler pero no se pueden ni se deben ocultar. Si la elección del candidato en él PRI se había puesto al rojo vivo, lo más recomendable era irse a la elección interna; pero nó: el candidato tenía que ser decisión de la “jefaza”, Beatriz Paredes Rangel y no de las mayorías, como debe hacerse en un partido auténticamente democrático.
Hoy el PRI quedó fuera de Casa Guerrero por lo menos durante cuatro años y medio más; sufre un total resquebrajamiento interno; una crisis de credibilidad de sus dirigentes ante las bases; la mitad de los priístas están con medio cuerpo afuera y desean regresar, pero ya no con los actuales jerarcas; solamente la salida en marzo de Beatriz Paredes Rangel, y la llegada del nuevo dirigente nacional, podrá marcar el principio de una reestructuración a fondo, que le devuelva al PRI la cohesión perdida por el presente proceso electoral.
manueltello2002@yahoo.com

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