MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo

*** La desfachatez del subsecretario de desarrollo urbano de Chilpancingo. 

Con su nueve punto nueve de promedio en su maestría, Moisés Cortez Avendaño, Subsecretario de Desarrollo Urbano de Chilpancingo, se siente un erudito en la materia y con calidad moral para responsabilizar a sus antecesores de los problemas que han originado el crecimiento anárquico en la capital del estado. Sin embargo, como dice el mensaje bíblico, siempre es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga que se trae en el propio.
Así es. Cuando a Moisés Cortez se le cuestionó sobre la ineficacia que ha mostrado el Colegio de Arquitectos, del que él forma parte, para frenar el crecimiento anárquico en Chilpancingo, de inmediato se defendió lanzando pestes en contra de una administración del pasado reciente. A la que encabezó el Dr. Saúl Alarcón Abarca. Definió a ese periodo, como el peor en materia de Desarrollo Urbano.
En aquella ocasión, recalcaría que ha sido el peor episodio en la materia, y en el que se generaron gran parte de los problemas, al haber colocado en esa posición, a quien solamente llamó por el mote de “la gringa”, tal vez refiriéndose al ingeniero Fernando Álvarez Zuñiga.  
Después de esa respuesta, que obviamente, buscó limpiar la imagen de su colegio, se le cuestionó que en otros periodos también había habido problemas, a lo que habría respondido, haciéndose la víctima, que a él le ha tocado cargar con muchos problemas heredados, así es que volvió a la carga en contra de sus antecesores.
De entrada, arremetió en contra de la ex presidenta del Colegio de Arquitectos Urbanistas, Irene Jiménez Montiel, de quien dijo habría autorizado, según él, la construcción de un edificio en la calle Zapata, en donde ahora se pretenderían abrir una oficinas de migración, a quienes, parándose el cuello, diría que él les habría negado el permiso, toda vez que el inmueble no cuenta con estacionamiento.
Pero también hubo para los de su gremio. Y le tocó su parte al ahora director del programa de regularización de la tenencia de la tierra, Víctor Moctezuma, de quien diría que le heredó el problema del Fraccionamiento Valle Verde, en donde se han denunciado una serie de irregularidades, que según Moisés Cortez, a él se las quieren endosar, cuando son responsabilidad total de su antecesor.
El caso es, que al final de cuentas, el funcionario buscó salir bien librado del cuestionamiento, sin importar echarles tierra a los ex responsables del área. Lo cual habla muy mal de su calidad humana. Como también lo hacen sus hechos como funcionario. Y una muestra más de ello, se puede ver en el Fraccionamiento la Nuez, ubicado al sur de la capital del estado.
En dicho asentamiento, según lo que tenemos entendido, trabaja una empresa inmobiliaria denominada “BODE”, la que, según Moisés Cortez, se habría amparado contra las acciones del Ayuntamiento en materia de reglamentación de desarrollo urbano. Hasta ahí supongamos que está bien el asunto. No obstante, él mismo confiesa que le autorizó una extensión de nueve mil metros cuadrados al fraccionamiento, en donde acepta que falta cumplir con un espacio de donación, el cual, dice el funcionario, se habrá de tomar del otro espacio que está amparado.
¿Entendí bien? ¿El funcionario le da concesiones a una empresa que se amparo en contra de los actos del Ayuntamiento, y que por ende, tiene la idea de pasarse por el arco del triunfo las disposiciones en materia de desarrollo urbano? Válgame Dios. Eso, amigos lectores, integrantes del cabildo y señor presidente municipal Héctor Astudillo Flores, es el colmo del cinismo. Sigo sin entender, que hace ese tipo aún al frente del desarrollo urbano de la capital del estado. No cabe duda, es más fácil ver la paja en el ojo ajeno. Que desfachatez. Seguiremos comentando. Esa es la cuestión.
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