CRONICAS DE TECPAN

Por Regino Ocampo Bello

LOS AÑOS QUE SE FUERON

En el Tecpan de ayer, parecía detenerse el tiempo, los días eran muy cortos, nunca eran suficientes para disfrutar los cocoles, los trompos, las canicas, las rayuelas y tantos y tantos juegos infantiles, algunos inventados por la imaginación de los niños pobres, que a falta de un juguete caro, nos veíamos en la necesidad de inventar y hacer nuestros propios juguetes.
Compañeros del curso de Bell-boy del hotel Escuela “Las Brisas” en el año de 1966.

Las familias que en una u otra forma protegieron e hicieron más llevadera mi infancia, aún viven en mis recuerdos, en los bellos recuerdos que me acompañaran en mi viaje sin retorno, como poder olvidar la niñez?, esa niñez inocente pero bonita formada fraternalmente como en una sola familia venciendo en esos juegos nocturnos, a esas noches obscuras  alumbradas apenas con la tenue luz de las estrellas, que apenas  nos permitía vivir la rutina, sin los servicios de primera necesidad que en la actualidad existen.
A los diez años de edad, en el año de 1953, llegó  el momento de la primera comunión, doña Gabrielita y “La Maye” serían las que nos prepararían para el gran acontecimiento ya que seríamos varios niños de la misma edad que llegaríamos con el bonachón párroco Alberto Vivanco, quien nos sacudiría los diablos de encima con agua bendita y sus frases acostumbradas para estas ceremonias, después de esto, nos seguiríamos preparando en los salones de la inolvidable escuela Hermenegildo Galeana, aquella que se llevó “El Tara” y que dejó en nuestras mentes infantiles, un bello recuerdo, hasta el 4º. Grado con el maestro Saturnino, después sería el 5º.y el 6º. Grado así como el 1º. De secundaria en el Centro Escolar “Juan Caballero Adams”, en  la secundaria tendría como primera novia a la hermosa Romelia, quien era La Novia del Estudiante y a quien visité por mucho tiempo en San Luis de La Loma.
Posteriormente llegaría el momento de partir a la aventura en la ciudad de México en busca de un mejor porvenir, primero llegaría a Coyoacán, después Álvaro Obregón, luego a la calle de monterrey en la misma colonia Roma, en este último lugar, me tocaría convivir con mis paisanos: “La Cuacha”,El Grillo, Tite, Boone, Tabo y Paco Luviano así como otros paisanos que de vez en cuando llegaban de visita a ese lugar a jugar 21, tomar la copa o simplemente a platicar sobre el terruño, se cantaba en esas bonitas convivencias una canción a la que le cambiábamos la palabra de tierra por Tecpan, decía más o menos así:”Hacia el paso de los años, todo aquello ya borró, y mi tierra tan querida, que mi amor cobijó, Tecpan querido, yo solamente quiero, un rinconcito, para descansar el él”, yo vivía en la parte de debajo de ese edificio con Toño La Cuacha, pero todos los días, llegando de mi trabajo, subía hasta largas horas de la noches a donde vivían mis paisanos, de vez  en cuando me trasladaba a donde vivían mis paisanos Alfonso y  Beto López Bello, para quedarme con ellos hasta 15 días, en ese lugar, Beto conseguía camarones secos y preparaba unos caldos tan sabrosos que se antojaba chuparse los dedos.
Finalmente, las cosas no salieron como yo las quería, pude seguir estudiando, pero nadie me orientó para hacerlo y me quedé tan solo con lo que aprendí en Tecpan.
Después regresé  a mi terruño, lo encontré muy cambiado, había llegado el ciclón “Tara”, me quedé un tiempo y ya como un jovenzuelo, asistí a bailes a San Luis, Nuxco, y al recordado Centro Social “Cantamar” de Tenexpa, en San Luis San Pedro, tendría una hermosa novia y dos en Tenexpa, pero el gusanito del bienestar de mi familia me llevó al Hotel Escuela de Las Brisas, en donde se me asignó una habitación para recibir entrenamiento sobre varios departamentos del hotel. El entrenamiento fue tan efectivo, que en poco tiempo, ocupaba el puesto de “Administrador “había que administrar 250 cuartos, 70 residencias y 150 jeeps y cuando se trabajaba de noche, se hacía la función de Gerente General, después de 10 años, incursionaría en las agencias de viajes y después probaría en dos administraciones Municipal, con Rogelio de la O y René Juárez como Presidentes Municipales y para finalizar, dedicaría parte del ocaso de mi vida a la investigación sobre la historia de Acapulco y Tecpan además de escribir poesía, canciones, historia y todo lo que se puede.
Pasa el tiempo, envejecemos poco a poco y notamos con tristeza, que los habitantes de Tecpan, se han metalizado un poco, ya no se quieren como antes, la armonía se ausenta y se descuida el medio ambiente y el respeto se pierde poco a poco, principalmente a la mujer, lo más maravilloso que dios nos regaló en la naturaleza.

1 comentario:

  1. Buenas noches, en el libro Tecpan de mis recuerdos, la foto de la portada es de la abuela de mi esposo, ella aparece sentada en la lancha, quisiéramos saber dónde conseguir una copia del libr. Gracias

    ResponderBorrar