Desempleo en Guerrero, INEGI y los aviadores

Por Jorge Luis Falcón Arévalo

Atoyac de Álvarez, Gro.- Guerrero presenta serias dificultades en cuanto a la “armazón de estrategias en la apertura de plazas laborales”. Y ello, de índole político; pero también ante una escasa actitud por lograr objetivos de ese ejercicio. En los tres niveles de gobierno, los puestos jerárquicos, hasta mandos medios son ocupados en su mayoría por familiares de funcionarios. Está debidamente comprobado.
Hacerle al impúdico o sinvergüenza, es una seria actitud de personalidad de cada personaje “jefe” de esa área. Tan solo en la Secretaría de Educación en Guerrero, las nóminas detectan una constante en apellidos y ligas sentimentales, que los códigos de ética palidecerían de rubor y esquizofrenia. Sedesol estatal, hijos de periodista cubren de entre dos o tres puestos. La partida presupuestan no encaja en la obra, pues es desviada para el pago de emolumentos de tanto improductivo e incapaz, que llega a esas áreas de trabajo.
El Inegi, se explaya manifestando dentro de sus estudios, “El desempleo en el país permanece elevado con tasas por arriba de los niveles previos a la crisis de 2008 al 2011, en tanto la subocupación, esto es el número de personas que requieren laborar más horas para compensar caídas en su ingreso, repuntó”.
La ciudadanía necesita fuentes de trabajo, instalación de empresas y maquiladoras, para erradicar la emigración y el desempleo, además de activar el circulante de tal manera que los comerciantes no esperen fechas especiales para poder vender. Muchas personas han preferido dedicarse a vender comida en la calle, otras al comercio informal, como alternativa para no emigrar a Estados Unidos, en donde la mayoría de los ciudadanos ahora tienen parientes y, a decir de los políticos -como excusa fodonguera-, “los paisanos son la primera fuerza en la economía del estado”.
La migración es un hecho, una realidad, una constante. Ese signo nos demuestra que no hay empleo en la entidad. Enfatizar lo contrario es hacer política de trampa, de simulación, de advenedizos.
Los dineros para obra social y arranque de inicio de empleos, se queda en los bolsillos de los funcionarios. Mismo que deberá provocar certificación económica, que a la vez, debe entenderse como un mecanismo de desarrollo. Pues lo contrario es que ese dinero es enviado a cuentas bancarias o invertido en otros estados federativos del país, Lo que provoca inercias en el crecimiento de un pueblo. Vemos el caso de Acapulco. ¿Desde cuándo no se edifica una obra de interés social? ¿Desde cuándo no se logran adecuar las vialidades con estricto sentido urbanístico? ¿Desde cuándo no se logran edificar centros de interés turístico para las familias? El Centro Internacional Acapulco, ha involucionado, se ha convertido en un “elefante blanco”, en un montón de basura visual. ¿El parque papagayo? Una letrina para gatos, que han depredado el sitio, sin que la comuna acapulqueña asuma su papel, espera que su Dios, les haga el trabajo. Esa es otra pereza y latrocinio. Es una forma de desempleo.
Las escasas empresas o maquiladoras que logran instalarse en este girón suriano, son abordadas por los piratas y gambusinos sindicalistas que han ocasionado severos destrozos a Guerrero, que en vez de proyectarlo como el sitio de interés turístico que se legó, lo pillan. Muchas de estas negociaciones y ensambladoras cierran y se largan, lanzando pestes de los guerrerenses que sin deberla, les acusan recibo de los desmanes  de estos parásitos avalados por sindicatos balines y serviles electoreros.
No hay trabajo. Jóvenes profesionistas emigran. Las universidades deben implementar carreras afines a las actividades sociales, económicas y políticas de la entidad, hacer lo contrario, es ineficiencia; es rollo político. Es mentir.

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