PECATA MINUTA

AMAGA GOLPISMO ELECCIONES DEL 2012

Rogelio Gómez Mejía

“A Dios rogando, y con el palo dando”.
Dicho popular.

Habrá que tomar muy en serio las nada disimuladas intenciones del presidente designado Felipe Calderón Hinojosa al advertir “en serio” la intromisión del crimen organizado en los decepcionantes comicios de Michoacán, en la que le toco perder a la pretensión nepota de su hermana Luisa María “cocoa” la gubernatura, por la violenta acción de un comando de sicarios que asesinó de un escopetazo al alcalde de La Piedad, Ricardo Guzmán Romero y amigo reconocido del primer ejecutivo, once días antes del proceso electoral., referente a la amenaza del narcotráfico a las elecciones con la cercanía de las del 2012 que marcan el final de su mandato.

La interpretación generalizada de los círculos políticos, partidos y sectores sociales de lo aseverado por el ejecutivo, es de que ese nada disfrazado propósito es para abonar el terreno, suspender de plano o evitar esta competencia electoral y así se ha manifestado en todos los tonos, más puntualmente por el inequívoco candidato del PRI al presidencia, Enrique Peña Nieto, quien rechazó la alarmante insinuación del presidente Calderón de que “las grabaciones y desplegados detectados en esas circunstancias son pruebas evidentes de la infiltración del narco crimen en las actividades políticas” para criticarlo y precisar que lo que trata, es denostar las elecciones que se avecinan, desvirtuarlas y descalificar el proceso futuro en clara intervención partidista que, en todo caso pone en claro la incompetencia de las autoridades para combatir el crimen.
Máxime que en medio del debate surgió el mentís macabro del secuestro y asesinato del activista y dirigente de Xayakalan, Trinidad de la Cruz Crisóforo de 73 años, secuestrado por un comando de fascinerosos inidentificable que coparon al grupo de 18 personas que encabezaba para dirigirse a una movilización social a Ostula, los despojaron de sus celulares y plagiaron a don Trinidad, quien había acompañado al poeta Javier Sicilia con el Movimiento por la Paz con Dignidad y Justicia (MPDJ) ante el presidente Calderón, para demandar garantías de seguridad al vivir amenazados por la impune ejecución de 27 campesinos y 4 más “desaparecidos” anteriormente, para que finalmente estos fueran abandonados por la policía federal que los escoltaba antes del asalto, y después encontrar al dirigente con cuatro balazos en el rostro y señales de tortura por la barranca de Reyes del municipio de Aquila en Michoacán, mientras simultáneamente en Guerrero los activistas Eva Alarcón y Marcial Bautista de la Organización Campesina Ecologista de la Sierra de Petatlán fueron secuestrados por sujetos armados y uniformados del autobús en que viajaban al Distrito Federal para acompañar al MPDJ a la manifestación convocada por el 5º. Aniversario de la iniciación de la “guerra” al crimen que declaró Felipe Calderón y ha sido causa de más de 50 mil muertes.
Es obvio entonces que finalmente a nuestra clase política le importa muy poco la seguridad de la población, la impunidad del crimen organizado, de escuadrones de la muerte y fuerzas paramilitares masacrantes por consigna de la indefensa ciudadanía, para mantener aterrada a la sociedad y privarla de los derechos de todo país democrático y civilizado al que pretenden dominar con el auspicio de los poderes facticos e imperialistas, pues finalmente lo único que les interesa es mantenerse dictatorialmente en los gobiernos y seguir enriqueciéndose por generaciones como lo han hecho desde hace más de ochenta años.
BALA PERDIDA.
La tabla se agrava más que como hace cien años en la estadística de la desigualdad en el país, pues según la OCDE del mexicano (?) José Ángel Gurria un 1.7 por ciento de la población se suma a los ricos del país con ingresos de 230 mil pesos anuales y muchos más hasta centuplicar esta cantidad, en tanto un 10 por ciento de los habitantes se sumo a los pobres con ingresos anuales de miserables 8 mil 700 pesos al año que languidecen con el miserable incremento de DOS PESOS 63 CENTAVOS al salario mínimo de 56 pesos que permitirá comprar 4 kilos de tortillas, cuando en 1982 podían adquirirse hasta 50 kilos de éstas con el insuficiente sueldo mínimo que siempre ha sido de miedo…El colmo!

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