“Yo me imaginaba que sería algo grande”, dice la maestra de René Juárez Cisneros

Laura Sánchez Granados

María Espinoza Vargas una maestra de tal vez 90 años, no recuerda su edad, tampoco recuerda hace cuantos años inició en el magisterio, pero si recuerda y muy bien a un niño de tan solo 3 o 4 años, ella lo enseño a leer y a escribir entre ellos surgió un gran cariño, “me sentía orgullosa cuando le enseñe las vocales, las hacia perfectas y aprendía muy rápido, enseñaba su cuaderno a los vecinos asombrada de este niño tan pequeño y tan inteligente”, “yo me imaginaba que él sería algo grande, no solo por su inteligencia también por su buen corazón”.

La comadre, así le dicen en la colonia La Laja, porque fue madrina de la mayoría de los niños ahora adultos, recuerda con una gran sonrisa que ese niño también comenzó a trabajar a esa edad, acarreaba agua para los vecinos atravesándose un palo en la pequeña espalda con dos botes y cobraba diez centavos por viaje.

Ese niño, hoy un hombre nunca la olvidó dice satisfecha, ese niño de sus mejores recuerdos es René Juárez Cisneros, “cuando venía a ver a su mamá también se daba su tiempo para saludarme, cuando doña Carmen murió –recuerda-, de cuando en cuando pasa y platica conmigo”.

René Juárez, ese pequeño inteligente y estudioso ocupo el mayor cargo que un guerrerense desea, ser Gobernador de Guerrero, fue Presidente municipal, Diputado Federal, Presidente del PRI, Secretario de Planeación y Presupuesto en cuatro ocasiones, el único priísta que ganó las elecciones internas para ser alcalde de Acapulco y para gobernador, hoy es candidato a la Senaduría por esta entidad.

El paso de los años hizo que la maestra perdiera parte de su oído, se le tiene que hablar muy fuerte para que escuche un poco, pero en cuanto oyo el nombre de René, los recuerdos se agolparon en su cabeza.

“Fíjese, un día vi una patrulla y unos policías tenían rodeados a unos niños de esta colonia, niños muy pequeños, un vecino se quejo porque al jugar pelota le pegaron a una ventana y se los querían llevar, entre ellos estaba René muy asustado”.

La comadre platica divertida que salió a defenderlos y regaño a los policías por abusivos, “detengan a los mañosos, no a estos niños que solo están jugando”, los policías se retiraron y René fue el único que le dio las gracias, “creo que en ese momento se fortaleció el cariño y la amistad entre nosotros.

Comentó que la familia de ese pequeño niño era muy pobre, su mamá una mujer muy trabajadora, pero el dinero no alcanzaba para todos los niños, así que se hizo responsable de su madre y de sus hermanitos, estudio segundo y tercer año en la escuela Benito Juárez, no curso el primero porque su maestra María lo enseño tan bien que lo subieron directamente al siguiente, del cuarto al sexto año en la Manuel Avila Camacho y en su tiempo libre trabajaba de todo lo que podía, el dinero siempre se lo entrego a su mama o llegaba cargado de comida para su familia.

Cuando tenía que entrar a la secundaria René ya trabajaba formalmente en la playa y en las mañanas era cuando los turistas dejaban más propinas, pero él quería seguir estudiando, la maestra María Elena Jaques, subdirectora del plantel consiguió que lo aceptaran en el turno nocturno de la escuela Federal ubicada en la avenida Ruiz Cortínez, no fue fácil era un turno únicamente para adultos trabajadores y él era un jovencito de solo 12 años, terminó la secundaria con excelentes calificaciones.

La anciana maestra, se quedó ahí en su humilde vivienda, sentada en una desvencijada silla de huevo, recordando a ese pequeño niño al que quiso y aún quiere, “me lo saluda, dígale que le manda un abrazo su maestra”, me dijo antes de retirarme, fue una plática deliciosa y emotiva trasladarme al pasado de un político exitoso que creció en medio de mucha pobreza, mucho trabajo, pero mucho amor.