MEMORÁNDUM

Por Gerardo Ruano Cástulo
*** El liderazgo que ha construido Jorge Salgado Parra.

En el séptimo distrito electoral federal se está viviendo un movimiento muy especial, en donde por primera vez, en la historia de esa demarcación, la ciudadanía ha salido de sus domicilios, para recibir de manera cálida al candidato de los partidos de la izquierda. No se vislumbra una derrota priísta fundada en el voto de castigo, ni muchos menos por influencia del candidato a la presidencia de la república. Lo que realmente pesa, es el liderazgo que ha construido Jorge Salgado Parra.
Así es. El séptimo distrito ya sabe lo que es la alternancia en el poder. En 1997 y 2006 el PRD se alzó con el triunfo electoral. Sin embargo, en ninguna de esas ocasiones, sus candidatos lograron despertar grandes expectativas en el electorado. El saldo de las urnas se debió a circunstancias ajenas al liderazgo de los candidatos.
En el primero de los casos, Pioquinto Damián Huato ganó a Jorge León Robledo, quien poseía un enorme índice de rechazo en la capital del estado, luego de haber hecho un pésimo papel como presidente municipal. Los mismos priístas decidieron dar voto de castigo. Y tres años después, se confirmó que no había pesado el liderazgo del candidato del PRD, cuando fue vapuleado en su intento por ser candidato a la alcaldía capitalina.
En el segundo caso, Carlos Sánchez Barrios nunca ha tenido el arraigo suficiente en la capital del estado. Prueba de esto, es que perdió contundentemente cuando buscó ser también presidente municipal, a manos de Héctor Astudillo Flores. Su triunfo por la diputación federal se le adjudica al efecto López Obrador.
Hoy por primera vez, un candidato de los partidos de la izquierda no le ha apostado a las circunstancias, ni depende de un efecto del exterior. La fortaleza de su proyecto político radica en el liderazgo que ha construido. Lo cual se ha visto reflejado en los cinco municipios que conforman el distrito: Chilpancingo, Coyuca de Benítez, Tixtla, Mochitlán y Quechultenango, en donde mucha gente se ha manifestado abiertamente a favor de Jorge Salgado Parra, sin importar la filiación partidista.
En la capital del estado, en concreto, donde el joven político ha dejado sentir más su presencia, luego de haber sido diputado local por el distrito XV, ahora segundo, sus eventos de campaña han sido realmente impactantes. Tanto así, que me han hecho recordar los “buenos” tiempos del PRI, cuando en las giras de sus candidatos se veían los ríos de gente, en razón de que le apostaban al bueno.
El liderazgo de Jorge Salgado proyecta la viabilidad de un triunfo en las urnas, así como la garantía de que la ciudadanía contará con un aliado desde el Congreso de la Unión. Existe la percepción clara, de que una vez ganando las elecciones e instalado en la curul habrá de regresar a los cinco municipios para sumarse, como lo ha hecho en Chilpancingo, al desarrollo de los diferentes asentamientos y comunidades.
La certeza y la confianza son dos pilares, que en mi apreciación, han logrado levantar un movimiento muy especial en el distrito. Nunca antes visto en la capital del estado, viniendo para apoyar a un candidato postulado por los partidos de la izquierda.
El ambiente de fiesta y de mucho calor humano se ve claramente en la campaña de Jorge Salgado Parra. La gente sabe o se entera que va a llegar el candidato a su colonia y de inmediato se registra una movilización natural. Lo que solamente se explica, mediante la construcción de un liderazgo fincado en el servicio y el compromiso social. Y es ahí, precisamente ahí, en donde radica una de las mejores explicaciones, para entender el movimiento que se está viendo y viviendo en el séptimo distrito. Esa es la cuestión. Mensajes y comentarios: geruanoc@hotmail.com

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