TUMBANDO CAÑA

Por  Juan Antelmo García Castro
Con el movimiento magisterial grupos políticos buscan llevar agua a su molino.

Ante la advertencia de los maestros cetegistas que en los próximos comicios para elegir representantes populares le cobrarían la factura a los aspirantes perredistas, las tribus amarillas como la denominada Unidad de Izquierda Guerrerense (UIG), por aquello de no te entumas oportunistamente decidieron colgarse del movimiento magisterial disidente manifestándose a favor del mismo y en contra de la reforma educativa…Lo anterior fue informado por el otrora dirigente estudiantil radical de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa y hoy día chantajista legislador perredista Nicanor Adame Serrano, quien es parte integrante de la UIG, corriente perredista que es dirigida por el funcionario del gobierno estatal Víctor Aguirre Alcaide, el cual ha expresado su simpatía por el movimiento cetegista “porque luchan por la gratuidad de la educación”…
La misma acción oportunista adoptaron algunos devaluados políticos-empresarios locales que en la actualidad y desde hace muchos años están en decadencia y por ende fuera del presupuesto, lo que para estos personajes literalmente “es la muerte” y por ello no tuvieron ningún empacho en sumarse junto con sus “miles” de representados a la lucha del magisterio cetegista, aunque en el pasado reciente se hayan caracterizado por ser enemigos acérrimos de los maestros guerrerenses…En fin, lo que importa es aprovechar el río revuelto para llevar agua a su molino.
 ¿Qué grupo o personaje tenebroso está atrás del movimiento?
 Si en algún momento el aguerrido movimiento de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG) tuvo un origen justificado en la búsqueda de mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje y preservar sus derechos laborales, así como sus conquistas sindicales, gradualmente este se fue radicalizando y desnaturalizando a grado tal que el propio dirigente de esa expresión sindical Gonzalo Juárez Ocampo fue rebasado por sus seguidores ultra radicales, mismos que invitaron y permitieron la intromisión de grupos de activistas provenientes de otras entidades, en donde están plenamente identificados por sus acciones belicosas y provocadoras…Lo anterior se puede confirmar en las gráficas oportunas de los comunicadores de medios escritos y en los videos de las televisoras, durante los últimos operativos de los policías federales antimotines, que han intervenido para permitir el libre tránsito de automovilistas por las vías camineras hacia México y Acapulco…No fueron los maestros de Guerrero quienes atacaron con piedras, bombas molotov, tubazos y garrotazos a los guardianes del orden, sino los agitadores profesionales provenientes de Oaxaca, San Salvador Atenco y Michoacán, tal como lo confesó públicamente el vocero de la CETEG Minervino Morán, luego de los destrozos perpetrados a la sede del Congreso local la semana pasada, quien en ese preciso instante hizo uso del micrófono para dejar en claro que los causantes de esos condenables actos vandálicos “eran provocadores infiltrados en el movimiento de la CETEG”, aunque no dijo quiénes eran esos “infiltrados”, pero lo cierto es que son grupos de activistas foráneos quienes, junto con organizaciones sociales radicales, se han dedicado también a la toma violenta de carreteras, edificios públicos, centros comerciales e instituciones bancarias; personas que implican un cuantioso gasto en alimentación y transporte, por lo que surgen dos inevitables preguntas de los 64 millones de pesos: ¿qué grupo o personaje tenebroso está atrás de estos activistas que buscan desestabilizar el gobierno de Ángel Aguirre Rivero?  ¿Están aliados en esa diabólica intentona de golpe de estado los grupos más retrógradas y resentidos del PRD, PRI y PAN?...Usted mi apreciable leyente, tiene la palabra.

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