LA RUEDA DE LA FORTUNA

Por Alfredo Sarabia
Apatía y desinterés gubernamental en Iguala

En Iguala, los cobardes homicidios de los tres líderes de la Unidad Popular (UP), Arturo Hernández Cardona,  Félix Rafael Bandera Román y Ángel Román, mantienen a ese lugar distante a una situación normal de convivencia familiar y comercial. Se percibe un ambiente enrarecido por estos brutales crimenes y no es para  menos. El palacio municipal, ubicado en la zona central de una de las cinco ciudades mas grandes del estado de Guerrero, se encuentra “tomado “  por los simpatizantes de la UP, desde el pasado lunes 3, luego de que se conociera de los asesinatos de los lideres mencionados.
Han sido muchas las condenas de estos alevosos  hechos criminales, reprobaciones provenientes  de organizaciones sociales, de algunos partidos de Izquierda y de varios personajes considerados como luchadores sociales. Todas las voces condenatorias coinciden en que se debe hacer una investigación seria de los casos lamentables.
Pero en toda esta andanada de hechos, aparece la figura del presidente municipal de la ciudad tamarindera, José Luis Abarca Velázquez, de quién se exige su renuncia al cargo, como demanda de los plantonistas.
Por cierto, el funcionario municipal referido, es  militante de una de las tribus del PRD, Nueva Izquierda, como el principal sospechoso de esta cobardía nefasta, y vaya que si hay razón para “encajonar” al edil de marras, en este espinoso y delicado asunto. Así mismo, podría estar inmiscuido en esta cochinada criminal, Alberto Castillo, voz de mando de los policías federales que vigilaron estrechamente a la UP al momento de que estos acotaban el paso vehicular en la caseta de cobro de la autopista del sol, ubicada en esa ciudad, el jueves 30 de mayo, en demandas de corte local, como entrega de fertilizantes, realización de obras y concertación de una entrevista con el gobernador.
Fueron 7 de la UP, los levantados ese mismo jueves por la tarde, y desfortuna y lamentablemente, tres de ellos, tuvieron un desenlace fatal criminal, entre ellos, Arturo Hernández Cardona, líder ampliamente conocido en Iguala por su crongruencia política, y por muchos en el PRD, partido del que había sido fundador. Por cierto, su coherencia ideológica y política, lo llevó a la renuncia al cargo público que desempeñaba en la Subdirección de Desarrollo Rural, cuando sucedieron los asesinatos de los normalistas de Ayotzinapa el 12 de diciembre de 2010.
En este acontecer, cuatro de las personas levantadas, suouestamente escaparon de sus captores y por supuesto se encuentran a salvo y obviamente, con vida, pero a varios días de esa situación, ningún familiar de ellos, dan razón alguna de los sobrevivientes que escaparon. En cuanto a esto, hay dudas sobre la certeza del suceso, pues en realidad, hay un hermetismo sobre el asunto, que “agranda” más la opacidad de los  casos criminales  y cobardes, situación que viene a enturbiar más el ambiente que de por sí, se vive en Iguala.
Familiares muy cercanos a las víctimas, se han reunido dos veces con las autoridades estatales, incluyendo la mas reciente, con el propio gobernador Ángel Aguirre Rivero, en busca de justicia para los líderes caídos, pero han “salido” de esas reuniones, insatifechas y prácticamente en las mismas condiciones iniciales.
Por tanto, podemos decir, que se percibe un soslayo y una apatía gubernamental por mejorar  la situación enrarecida que campea en Iguala, y que en un momento dado,  podría salirse de control con un eventual desalojo  de l@s que mantienen cerrado el inmueble municipal.
En este contexto, hoy, estos crimenes eminentemente políticos, guste o no, “amenazan” con engrosar la lista de los asesinatos políticos acontecidos en el estado de Guerrero que están IMPUNES, ejemplos saltan a la vista:   Raúl Lucas Lucía,   Manuel Ponce Rosas, Armando Chavarría Barrera,  los ecologistas  Eva Alarcón y Miguel Marcial Bautista, Andrés Rosales, Agustín Sotelo Aguilar, etc….HASTA LA PRÓXIMA.

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